xxvii. Abandono

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TOM RIDDLE'S POINT OF VIEW


—Creo que ya es tiempo, Riddle— habló Abraxas durante la reunión con los demás chicos, estábamos todos planeando todo lo que se haría ya que abrí la cámara secreta. Myrtle Warren sería nuestra siguiente víctima.

—Yo diré cuando es tiempo Abraxas, tenemos que dejar que el animal que tiene Hagrid crezca aún más para hacerlo más creíble—dije mirando a todos intimidándolos.

Nadie se opuso a lo que demandé, habíamos puesto demasiada atención a los demás en el colegio y me di cuenta que a la persona que más molestaban era a Myrtle, su voz chillona y apariencia hacían que fuera un blanco fácil para los bravucones del colegio, todos ellos podrían ser demasiado sospechosos si se tratara de un asesinato sin pistas, aparte de la mascota de Hagrid. Limpiarnos las manos de ese asesinato sería demasiado fácil, solo tenía que llegar el día y la hora perfecta para que sea realizado de la mejor manera. 

Decidí buscar a Pryxtine, ya no tenía otros planes más que pasar una deliciosa tarde con ella.

Al girar en un pasillo con dirección a la sala común me encontré a Pryxtine en los hablando con unas chicas de Gryffindor, algunas serpientes estaban ahí y miraban mal a Pryxtine mientras cuchicheaban algunas cosas malas referentes a ella.

—Nos vemos luego—dijo ella despidiéndose, en cuanto dio la vuelta se percató que la estaba observando,— Hey, Tom— estaba nerviosa. 

No la dejé terminar y la agarré del brazo llevándola en la dirección contraria.

Estábamos a tan solo unos pasillos de la sala de los menesteres. No me importaba ser brusco con ella, tenía mucha rabia. Pryxtine, hija de la familia Black, prestigiados sangre pura hablando con unos malditos sangre sucia. Esto ya no lo podía tolerar, la mayoría de los Slytherin observaban cada vez más los movimientos de ella porque no podían creer que yo aceptara esas acciones de su parte, todos en el colegio eran conscientes de mis ideales y opiniones acerca de la pureza de sangre, todos en Slytherin estaban totalmente deacuerdo conmigo, a excepción de Pryxtine que era caso diferente y especial que no quería tocar. 

Pese a eso, sus interacciones demasiado amistosas en público con chicos de otras casas me hacían quedar como un hipócrita ante mi palabra e ideales de casa, estaba siendo demasiado expuesto en no cumplir mi palabra de deshacernos de los traidores de sangre solo por una chica, pero no era cualquier chica, era la mujer que me robaba el aliento con cada caricia y mirada que me daba con esos ojos verdes brillantes que me podían hipnotizar por horas. 

Cansado de tener que lidiar internamente conmigo, la llevaba lejos de donde nos pudieran ver y oír. 

—Suéltame, me lastimas— gritó ella en cuanto la puerta se cerró detrás nuestro. 

—Solo te pedí una cosa, Pryxtine— me voltee a ver la más molesto que antes por su comportamiento, ella se notaba molesta y confundida— solo quiero que entiendas que eres una Black y que debes mantener tu perfil al margen, una Black no hablaría con cualquier sangre sucia, por qué no puedes entender eso, maldita sea— dije gritando lo ultimo, estaba muy enfadado, cualquier cosa que digan de ella también me afectaba a mi.

Pryxtine seguía sin entender lo egoísta que estaba siendo. 

—Porque no quiero ser igual que ellos, por qué tengo que ser y hacer lo que los demás me digan, es ridículo fingir ser algo que no soy— se iba a dar la vuelta pero la tomé de los hombros y la acorralé contra la pared.

ℭ𝔥𝔞𝔫𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔱𝔥𝔢 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢;𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora