ℭ𝔥𝔞𝔫𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔱𝔥𝔢 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢;𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.

xv. ¿Qué somos?

Advertencia: escenas sexuales.

TOM RIDDLE'S POINT OF VIEW

Las cosas con Pryxtine iba de maravilla, cada tarde vamos a la cámara secreta, hablábamos durante horas sobre nuestras vidas, ella me contaba algunos secretos y yo mis planes.

 Cada día éramos más cercanos, todo el mundo nos miraba anonadados, pensé que Orión me golpearía o llegaría a insultarme de la nada pero fue todo lo contrario, al pasar al lado de él me sonrió, pensé que era solo mi imaginación hasta que ella me dijo que su hermano estaba feliz que yo fuera su novio. 

¿Somos novios? La verdad yo no sabía que éramos, y no sabía si era correcto preguntarle, ¿qué tal si ella piensa que en realidad lo somos? No quiero arruinar esto tan rápido así que esperaré a que ella pregunte. Cuando iba en los pasillos sólo  podía escuchar los murmullos de todos hablando de que si éramos novios, o si yo le había lanzado algún encantamiento. Nadie podía creer que yo estuviera con alguien.

Mi plan de limpiar la sangre pura en el castillo iba lento, pues Pryxtine ocupada todos mis pensamientos, me tenía que dar prisa porque el año tan sólo acabaría en tres meses y el verano lo tendría que pasar en el orfanato. Ella, por otro lado había investigado algo acerca de la mansión Gaunt,así que durante el verano visitaría mi tío, o tal vez lo deje para unos futuros planes.

— Tom — Me preguntó ella con su tono suave de siempre, estábamos sentados en la sala común; no había nadie, ya que en la tarde todos salieron al pueblo o estaba en el campo practicando.

—¿Sí? — Ella me miraba fijamente a los ojos, estábamos en el sillón largo sentados frente al fuego verde, sus pies estaban sobre mis piernas. Yo leía un libro mientras masajeaba sus dedos.

— Quiero mostrarte algo, lo descubrí hace unos meses mientras vagaba por el castillo, quiero que sea nuestro secreto— dijo ella decidida quitando el libro de mis manos y sentándose sobre mis piernas, con sus rodillas a un costado de mi cadera y sus manos reposaban entrelazadas en mi cuello.

Sonreí ante como la tenía sobre mí, se veía emocionada como una niña pequeña. 

Solo asentí con la cabeza y ella sonreía más emocionada. La seguí durante cinco minutos por los pasillos del Castillo hasta que quedamos contra una pared. Ella me miraba emocionada, me gustaba ver la moción en ella sentía y que la comparta conmigo.

Ella sólo se quedó callada mirando la pared, pensaba que estaba volviéndose loca o yo la volvía así, hasta que vi como en la pared comenzaba moverse y aparecía una puerta. 

Sabía de lo que se trataba, era la Sala que viene que va. Entramos y había una pequeña sala adornada cálidamente.

— Quiero que este sea nuestro secreto, este será el único lugar donde podemos estar solos sin ser molestados escuchando los cuchicheos de los demás —me guió hasta el sillón.

Me senté primero mientras no dejaba de hacer contacto visual conmigo, se puso delante de mi y se agachó para besar mis labios, me recosté suavemente en el sillón sosteniendo sus caderas estaba encima de mi acostada sobre mi pecho y yo acariciaba suavemente su cintura como si se fuera a romper con tan sólo un roce, sus manos eran suaves y delicadas, podía sentir la calidez que transmitía cada vez que me tocaba, ese sentimiento único y perfecto que solamente ella tenía y que nadie más daría. Era lago que en toda mi vida nadie más me había dado, amor.