xi. ¿Celos?

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NARRADOR OMNISCIENTE

Tom estaba totalmente enojado, explotaría de la cólera en cualquier momento, incluso sentía que su riñón estaba apunto de estallar por el coraje. Todo porque Abraxas se había metido con lo que era suyo dejando en el olvido aquel trato que tuvieron.

Cuando Abraxas y Pryxtine entraron al comedor, Tom salió en cuanto se sentaron casi a un lado de él. No quería verlos o comenzaría una masacre en el colegio delante de todos, jamás se había sentido tan molesto de algo.

El sudor frío recorría su frente, una vena saltaba de su cuello, las manos le sudaban y su corazón latía rápidamente, pero no se sentía igual que aquella sensación de cuando visitó la enfermería porque no podía evitar aquel dolor en su pecho que provocó que cayera de rodillas el suelo en el pasillo vacío, podía escuchar su corazón latir, sus ojos amenazaban con empezar a derramar aquel líquido salado.

Con fuerza, se levantó del suelo caminando a la enfermería.

—Algo me pasa— llamó la atención de la enfermera.

—¿Qué ocurre?— ella lo vio y enseguida lo ayudó a sentarse en una de las camas.

—Mi pecho no deja de doler, mis manos sudan y mi corazón— hizo pausa recordando las palabras que una vez ella le dijo— pero no me siento enamorado, mis ojos se humedecen y siento un dolor agudo en la garganta— explicaba con preocupación y dolor por todo lo que sentía.

Madame Pomfrey lo miró con lástima, estaba viendo los síntomas de un corazón roto.

—Tom, ¿recuerdas la última vez que me visitaste?— este asintió— esto que sientes son síntomas enlazados con el enamoramiento.

—No estoy entendiendo— estaba desesperado de no poder pensar bien y analizar todo lo que sentía y la enfermera le decía.

—Te han roto el corazón, así se siente un corazón roto después de ver algo que no esperabas.

Tom se quedó en silencio ante las palabras de la enfermera. No podía imaginarse que algo así pasara, tardó demasiado tiempo en admitir que estaba enamorado de Pryxtine, cuánto tardaría en admitir que la misma chica le había roto el corazón andando de la mano con otro chico cuando esperaba una escena diferente.

Agradeció a la enfermera y salió de ahí perdido en sus pensamientos.

Pomfrey se quedó pensando en lo extraño que era que un chico de su edad no supiera lo que es el amor y las variantes, no podía saber las razones ni la vida del chico pero estaba complacida de ayudarlo cada que sentía algo similar.

Tom pensaba las mil y una formas de torturar a Abraxas, pensó que le había dejado en claro que Pryxtine era intocable. Tom se fue directo a la biblioteca, ese era el único lugar que lo hacía calmarse un poco, tomó un libro de pociones avanzadas y se sentó a leerlo tratando de ocupar su mente en otra cosa que no fuera 'la feliz pareja'. No se podía concentrar, la imagen de la mano de Pryxtine con la de Abraxas aparecía en su mente la cara de felicidad de ellos y los cuchicheos de todos cada vez que parpadeaba.

¿Enserio sientes celos por Abraxas con Pryxtine?

Se preguntaba el mismo, por mucho tiempo se negó a aceptar que estaba perdidamente enamorado de Pryxtine, todos estos años la estudió cada vez que podía, sabía casi todo de ella, él pensaba que solo era un obsesión por un a niña que con el tiempo se iba a ir pero cuando lo asimiló mejor, sintió una esperanza de desahogar todo eso que sentía, pero ahora las esperanzas se habían esfumado con aquella escena.

Comenzó a analizar cómo fue que pasó todo eso tan rápidamente, había recordado el fastidio notorio de ella cada vez que Abraxas se acercaba, la repulsión al rechazarlo y como se comportaba este con las chicas y que su único capricho era tener una cita con la única chica en todo Hogwarts que lo había rechazado por mucho tiempo. También recordó el repentino cambio de humor de Orión, las palabras de Pryxtine en la cabaña y muchas otras cosas más. Algo no le cuadraba en su gran mente y no encontraba la solución de sus incógnitas.

Cerró el libro bruscamente y lo dejó en su lugar, quería que Pryxtine le confirmara si en realidad estaba con Abraxas o solo era el capricho para que la dejara de molestar, no había más, Tom seguía pensando que Pryxtine no tenía ni la menor idea del interés que le tenía.

Fue directo al comedor viendo cómo los alumnos comenzaban a salir y esperó a que Pryxtine pasara, la tomó del brazo jalandola hacia un pasillo vacío en dirección contraria a donde los demás iban.

— ¿Qué diablos te pasa, Riddle? — reaccionó Pryxtine soltándose de Tom.

— ¿Enserio estás saliendo con Malfoy? — fue directo con ella, quería saber de una buena vez qué era lo que estaba pasando realmente.

Ella sabía que Tom se había puesto celoso, sonrió de lado malévolamente, su plan estaba dando frutos.

— Si, me lo pidió esta tarde en nuestra cita — se cruzó de brazos diciéndolo sin importancia.

— Pe-pero tu, se veía que tú no querías salir con... cada vez que lo miras es-es ¡con asco! Se supone que ¡tú! ¡No lo soportas! — Tom estaba muy exaltado haciendo ademanes, no entendía qué había cambiado en el parecer de Pryxtine hacia Abraxas.

— Cualquiera merece una oportunidad, Riddle— dijo Pryxtine poniendo sus manos en puño en su cadera.

— ¡Pero el no te merece! — Gritó Tom.

— ¿Así? Entonces ¿quién me merece? ¿Tú?— estaba imitando el tono de molestia que alguna vez él usó con ella. Vio como Tom bajó la mirada al suelo, queriendole decir que sí, que él merecía más estar con ella que Malfoy.

A Pryxtine le rompió el corazón ver eso, pensaba que Tom reaccionaría violentamente y que no le dirigiría la palabra o mejor aún, admitiría sus sentimientos, pero al parecer los sentimientos reales de Tom estaban saliendo a flote.

— Nunca me has dado alguna razón para ver que tú me mereces, lo cual desearía más que nada.

Pryxtine dio media vuelta y se fue hacia su habitación. No quería ver a nadie más, ni a su hermano, quería estar sola para procesar lo que le acababa de decir a Tom: le confesó sus sentimientos de igual forma.

¿Cómo lo podré ver de nuevo a los ojos después de esto?

Se preguntó Pryxtine.

Tom se había quedado unos minutos pensando en la confesión de Pryxtine, no sabía si sentirse feliz o enfurecido consigo mismo, por ser tan tonto y no hacer algo para conquistarla, él pensó en todas las veces que la hizo sentir mal al grado de hacerla llorar. Se sintió tan mal al recordar eso que tuvo una gran idea para hacer que ella le preste atención. Su plan se había reestructurado y estaba a punto de volver a empezar.

ℭ𝔥𝔞𝔫𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔱𝔥𝔢 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢;𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora