xxxvi. Explícalo.

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NARRADOR OMNISCIENTE


Albus Dumbledore se había encargado de solucionar la comunicación de Orión y Pryxtine Black con su madre mientras el ciclo escolar avanzaba.

Cada tarde después de las clases, Orion y Pryxtine la visitaban en casa, aunque los elfos estuvieran al pendiente de ella, a Pryxtine no le bastaba.

Lucretia y su novio se habían ido de la casa junto con el señor Black, nadie sabía en donde se encontraba su paradero.

Tom en cambio a la tranquilidad de Pryxtine, se encontraba preocupado y confundido. Esa tonta idea de utilizar la magia de Pryxtine rondaba por su cabeza día y noche.

Había pasado una semana de lo sucedido y Pryxtine aún no le explicaba a su novio lo que pasaba con ella y de donde había surgido esa magia, trataba de evadir el tema siempre zafándose con excusas tontas, pero le funcionaba. No la había besado ni abrazado, ella no quería. Le dolía su indiferencia sin razón.

— ¿Ya me lo dirás?— preguntó de repente Tom a Pryxtine en la sala común. Ella solo ignoró sus palabras. —Deja de evadirme, Pryxtine Black. Explícalo.

A aquella chica nunca le había gustado que Tom dijera su nombre completo, el siempre usaba cumplidos y apodos que a ella le derretían el corazón.

— Bien...— dejó de leer su libro y se sentó de piernas cruzadas frente a el en el sofá — No sé de dónde caracoles salió esa magia, ¿contento?— lo miró a los ojos con total sinceridad y Tom estaba aún más confundido.

— ¿Cuándo fue la primera vez que te diste cuenta?— dijo mirándole a los ojos. Ella dudó si era conveniente responderle todas sus preguntas, pero era su novio, no podía ignorarlo como si nada.

— Cuando discutimos en casa de mis padres aquellas vacaciones — Tom le dio una seña para que continuara explicando mejor — tranqué la puerta con la mente, no sé cómo lo hice — comenzó a explicar exasperantemente— me habías puesto furiosa y solo sucedió — lo señaló— después empecé a descontrolarme cada vez que peleábamos, yo estuve a punto de hacer daño quizás y recurrí a la ayuda de Dumbledore— terminó, lo miraba a los ojos aun portando valentía.

— ¿Por qué no acudiste a mí?— le preguntó un poco ofendido pero ya se imaginaba la respuesta.

— ¿En serio lo preguntas Riddle?— reclamó cruzando los brazos y viéndolo crédulo, el solo asintió con la cabeza— estabas haciendo tus planes y sabía que si te decía me ibas a utilizar.

Auch.

Pensó Tom. Se percató de que ella también sabía que sus intenciones jamás eran buenas.

— Yo... jamás lo haría— dijo seguro bajando la cabeza pensando en que hasta su novia pensaba mal de él. Ese era el objetivo de todo, pero no que ella lo pensara así.

— Pues cómo querías que supiera — se acercó a Tom poniendo una mano en su espalda.

— ¿No confías en mí? ¿Te doy miedo acaso?— la miró a los ojos con miedo de las respuestas de sus preguntas. Pryxtine lo miraba a los ojos negando con su cabeza y el ceño fruncido. Tom agachó su cabeza al pensar que la única persona que le importaba le tenía miedo, pero sabía que él mismo se lo había buscado.

— ¡No! — dijo ella tomando su rostro con ambas manos — solo no sabía cómo ibas a tomarlo— el se intentó zafar de sus manos pero ella lo sostuvo — tampoco te tengo miedo, Tommy — besó cortamente sus labios, Tom sintió un cosquilleo leve al escuchar ese apodo y los labios de Pryxtine después de esa semana, se le había hecho una eternidad.

— No te vuelvas a alejar así de mi — la tomó de la cintura posicionándola sobre él. Tom la abrazaba sin querer soltarla jamás, Pryxtine lo rodeó por los hombros y besaba su mejilla dulcemente hasta llegar a sus labios.

— No dejes que lo haga — besaba suavemente — nos van a ver — dijo ella mientras Tom recorría su espalda con sus manos.

— No me importa — la besó de nuevo mientras desabrochaba los primeros dos botones de la camisa de Pryxtine.

— Te amo — lo miró a los ojos sintiendo millones de emociones explotar dentro de ella.

— Te amo — le repitió besándola fugazmente mientras la cargaba llevándola a su cuarto. Todos se encontraban en el pueblo.

Tom la dejó reposar en la cama para ir quitando sus prendas besándola fugazmente.

— Te deseo — le susurró mientras besaba su cuello.

Pryxtine se derretía al escucharlo sobre su cuello. Con sus manos temblorosas le quitó el chaleco y la camisa a Tom y el se quitó los pantalones. Ambos ya se encontraban en ropa interior viéndose con deseo y lujuria.

Pryxtine recorría con su mano la longitud de Tom haciendo que escaparan unos gemidos de su boca. Pryxtine había tomado el control de todo eso.

Comenzó a embestirla deseándola cada segundo más. Gemidos salían de la boca de ambos, no dejaba de moverse dentro de ella sintiendo el placer de tenerla.

— Tom — gemía mientras pasaba sus manos por su espalda.

— ¿De quién eres? — le preguntó Tom en su oreja y Pryxtine se erizó en cuanto su aliento chocó con su piel.

— Tuya, Tom — logró decir mientras que enrollaba sus piernas en la cadera de Tom.

El aumentó su velocidad para así llegar juntos.

— Te amo— le susurró él dejando unos besos en su mejilla y uno en sus labios que le sabían a gloria.

Tom se tumbó con Pryxtine en brazos y ella se quedó dormida.

Cómo poder utilizarla, ella es la única parte viva que quedará de mi.

Pensó aquel chico mientras acariciaba la espalda desnuda de Pryxtine. Había decidido no utilizarla y cuidarla. También le enseñaría a controlar su magia y ver que aprendía de ella.

Los meses pasaban y Pryxtine ansiaba por las vacaciones y cuidar mejor a su madre. De vez en cuando preguntaba por el señor Black y eso le dolía a Pryxtine. Orion tenía que conseguir un empleo para ese año, tenía que seguir manteniendo a su madre y hermana. La fortuna ya no era tanta ya que su padre se había largado con la mitad de ella.

Tom al tomar su decisión de no utilizar a Pryxtine para sus planes, si se permitió aprender un poco de lo que ella sabía. Se la pasaba en la biblioteca buscando la razón de porqué la magia era más poderosa en ella. No lograba nada. Su relación iba mejor y normal. No había tiempo para discusiones y problemas.

Tom ya estaba logrando que varias personas siguieran sus órdenes para poder seguir su plan de los horrocruxes.

Albus dudaba de que Tom utilizaría a Pryxtine para algo. No tenía pruebas pero tampoco dudas.

Estaban a unos meses de ir a su último año en Hogwarts y que el plan de Tom fuera creciendo. Cada vez más y más gente se unía a su causa y las matanzas comenzaban en el mundo mágico. La limpieza de sangre sucia comenzaba.











ℭ𝔥𝔞𝔫𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔱𝔥𝔢 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢;𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora