xxx. Astucia&Determinación

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NARRADOR OMNISCIENTE


—Mañana nos vamos, ¿no te emociona?— le preguntó Tom a Pryxtine mientras entraban a la sala de los menesteres.

—Claro que sí, ¿por qué no lo estaría?— dijo Pryxtine fingiendo emoción.

Ella solo quería unos minutos cerca del antiguo Tom, odiaba pasar tiempo con él y aguantar terribles situaciones donde gastaba la poca energía que le quedaba.

—¿Por qué estás así entonces?— tenía demasiada culpa encima que sabía perfectamente que no estaba feliz por pasar las vacaciones juntos, ella lo volteo a ver.

—No te entiendo— fingió.

Tom dejó de preguntar, se dio cuenta de que ella nunca admitiría que ya no es feliz a voz y que estaba terriblemente desesperada por salir de ahí para estar sola de una vez.

Justamente este día ambos habían decido mantener la calma y disfrutar de la tranquilidad y serenidad que los libros les daban, claro que se evitaban de una manera indirecta tratando de evitar las incómodas conversaciones para arreglar algo, Tom pensaba demasiado el cómo disculparse por la actitud que había tomado por culpa de aquel maldito guardapelo, estaba avergonzado y sentía demasiada culpa que claramente tampoco admitiría, su orgullo y soberbia lo detenían para no disculparse con nadie porque en teoría no fue del todo su culpa. 

En cuanto los años pasaban, las tareas del colegio aumentaban y Pryxtine se mantenía demasiado ocupada haciendo los deberes, le era una misión difícil hacer las tareas por las tardes mientras satisfacía a Tom, claro que Tom tenía a los maestros ganados, no había un gran problema para él. Pryxtine se esforzaba el doble por gusto, claro que por ser de una de las 27 familias más prestigiadas del mundo mágico tenía su ventaja, el carisma que poseía era un plus; el gusto de los deberes dobles era la necesidad de desconectar su mente de lo que vivía con Tom, no encontró otra forma de escape más que las tareas extensas que dejaban.

Deseaba con tantas ansias abrazar a su madre y que la recibiera con un postre navideño que solía hacer cuando era pequeña. Deseaba tanto que su padre estuviera ahí sin esas idas al ministerio de emergencia, como él solía excusarse para salir con su aventura con la señora Malfoy.

Pryxtine confiaba plenamente en que su padre había abandonado su aventura por amor a la familia, eso se lo agradecía un poco a Tom.

Cuando llegaron a la estación, Orión, se encargó de ayudar a Pryxtine a bajar del tren como todo un caballero, mientras tanto Tom había ido por las maletas.

—¡Mis niños!—gritó Melania Black en cuanto vio a sus hijos ir hacia ella, los inspeccionó más de cerca y se percató de inmediato que Pryxtine no estaba bien.

Ese brillo que tanto la caracterizaba ya no estaba, tenía unas ojeras notables al igual que Tom que lucía más irritado de lo normal, estaban demasiado cambiados a la vista de la señora Black que los esperaba con la misma imagen en mente de cuando se despidió la última vez. 

Se fundieron en un cálido abrazo los tres mientras que Tom observaba la escena, por dentro él deseaba tanto que su madre lo hubiera recibido así un día, tal que nunca llegaría.

—Vayan afuera, el carro está en la entrada— dijo la señora Black lanzándole las llaves a Orión que este feliz las recibió.

La señora Black fue hacia Tom.

ℭ𝔥𝔞𝔫𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔱𝔥𝔢 𝔖𝔫𝔞𝔨𝔢;𝐓𝐨𝐦 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora