🍎Capitulo 10🍎

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Había sido un día muy largo, al fin de cuentas el viejo maestro había ganado con una técnica menos esperada por todos, terminando con cada uno de sus hijos quienes quedaron inconscientes, otros por el cansancio y otros por usar tanto el cosmos. Shion y Dohko veían a sus hijos dormir en el suelo, ya que solo pudieron sacarlos de los escombros, eran las cinco de la madrugada. La madrugada era bastante fría, todos dormían plácidamente sin notar el frío tremendo que hacía, Milo estaba inconsciente así que no sentía nada de nada.

—Entonces Camus...

—Si, se marchó ayer en la noche, la misión será durante quince años —dijo serio.

—Además de irse también se va a... —interrumpido.

—Dohko, no sería bueno hablar de esto enfrente de Milo, aún que este dormido o inconsciente ese no es un tema para hablar aquí.

—Todos lo saben menos él.

–Kanon y Aioria han hecho un buen trabajo en no decirle nada, además de ser buenos actores que no se les nota los nervios cuando hablan con él.

—Lo que me preocupa es que dos de mis hijos saldrán lastimados Shion, y créeme que no quiero eso, los vimos crecer y no quisiera que todo se vaya a perder.

—Solo es cuestión de tiempo que todo esto se solucione.

Después de unas horas el sol había salido, eran las siete de la mañana todos estaban despertándose a doloridos y algunos con sueño.

—Al fin de cuentas el viejo maestro nos ganó a todos —quejo el gemelo menor.

—Y nos dejó molidos —dijo Aioria.

—Aioria esa no es la actitud de un caballero, vamos levántese todos no habrá descanso hasta no terminar con el entrenamiento matutino —dijo Aioros.

Todos se quejaron, no les quedó de otra más que levantarse.

— ¡Exijo el desayuno! —quejo Kanon.

—Después habrá tiempo para eso Kanon —dijo Saga.

—A este paso me voy a desmayar por falta de comida —quejo DeathMask.

—Está bien, en la casa de Mu podemos tomar el desayuno, más no quiero demoras, ni un minuto más, ni un minuto menos así que todos a la casa de Aries –dijo nuevamente el arquero.

Todos tranquilamente se fueron a la casa de Aries a comer un merecido desayuno, Milo por un lado estaba más serio de lo normal y eso Kanon lo había notado.

—Estas muy serio de lo normal, ¿sucede algo? —pregunto curioso.

—No para nada —respondió serio.

—Vamos Milo no puedes mentirme, te conozco como a mí hermano, anda dime ¿qué sucede? —insistió.

El heleno suspiro fuertemente para hablar.

—Es sobre Camus.

—Ya suponía, ¿qué pasa con Camus aparte de que ya no está?

—Pasa es que no sé si de verdad la manzana me la allá dejado el, y solo quisiera saber qué tal vez, solo tal vez aún le importe, por nada de pronto la manzana apareció en mis manos cubierta de hielo —dijo un poco intranquilo.

—Ya veo, tienes que olvidarte de el Milo, para serte sincero él nunca se interesó en saber de tus sentimientos y ahora que volvimos a la vida dudo mucho que quiera saber de eso —dijo tranquilo el gemelo menor.

Milo paro su andar mientras los otros seguían, nuevamente una lluvia de pensamientos lo atormentaba, Kanon noto eso y miro hacia atrás para encontrarlo pensativo.

—Oye, ¿pasa algo? —pregunto preocupando.

—Tengo que hacer algo —grito.

Milo dio media vuelta y se echó a correr como pudo, Kanon lo miro confuso, no quiso detenerlo, pero sabía que debía darle su espacio.

— ¿A dónde va Milo? —pregunto Saga.

—No lo sé —respondió dándole menos interés al asunto.  

Manzanas De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora