🍎Capítulo 30🍎

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— ¿Señorita Hilda está usted lista para esta boda?

La nombrada fijo su mirada en la persona que yacía enfrente.

—Claro que si, por nada me pidieron que fuera la organizadora de este gran festejo.

—Siendo sincera le quedo muy bien la decoración.

—Le agradezco su alago señorita Athena, tiene como tema tu santuario y el nuestro, aunque para serle sincera no soy buena haciendo estas cosas.

—Créame le quedo excelente todo esto.

—Cambiando de tema, necesito hablar con usted sobre la presencia maligna por la que usted aparte de eso también vino.

—Claro soy todo oídos.

—Según los informes de mis soldados la energía se encuentra más concentrada cerca del bosque del pueblo, al parecer siguen pasando cosas extrañas y lo que me preocupa es que sea demasiado tarde para tratarlo.

—No se preocupe señorita Hilda, para eso estamos mis caballeros dorados y yo para ayudarla, haremos que esa oscuridad que se encuentra dentro del bosque desaparezca rápidamente.

—Lo que más me preocupa del asunto es que tú mismo caballero de acuario repentinamente haya querido casarse con Surt. ¿Sabrás del por de sus razones tan imprevistas?

La joven diosa solo guardo silencio, bajo su mirada, parecía pensativa, la sacerdotisa enfrente suyo comprendió inmediatamente que no era asunto suyo, y mejor se guardó sus dudas para después.


[°~❄️~°]

—Quedan pocos minutos y no sé dónde está DeathMask con el ramo —el sueco estaba estérico, estaba seguro que mataría a su compañero, a pocos minutos de la gran boda y aun no sabían dónde estaba el ramo.

— ¿Cuál es el drama?, ya llegué con el ramo —entro sin prisa el caballero de cáncer con dicho objeto.

—Excelente, muy bien Camus, recuerda, hoy es tu día, no dejes que nada ni nadie lo arruine. Espero que no te arrepientas de esto, ¿Me oíste? —susurro lo último.

El nombrado solo estaba en silencio, con su mirada perdida en la puerta, inexpresiva como siempre, nada sorpréndete ante sus compañeros. Ya todo estaba listo, solo cinco minutos faltaban, el novio ya estaba en el altar, junto a el se encontraba el patriarca, la diosa Athenea y la señorita Hilda, el padre se notaba emocionado para recibir a la nueva pareja que se casaría. Todos estaban en sus puestos, unos impacientes y otros atentos a cualquier cosa que pasara.

Camus se encontraba detrás de esa gran puerta, con un bello ramo de peonias blancas que las había elegido Afrodita especialmente, ya que decía que eran bastante hermosas y tenían un olor especial. El sueco se encontraba a su lado observándolo por el rabillo del ojo, haciéndose la misma pregunta del por qué el francés había optado la idea de casarse, tal vez ni el mismo estaba preparado para ese tema tan serio que era casarse, pero su amigo había decidido hacerlo, y no sabia si sentirse feliz o mal por él. Lo que tenia muy presente en esos momentos era el dolor que debe de estar sintiendo esa persona que sabían perfectamente que lo amaba, pero las cosas simplemente pasaban por algo, o si no, ¿Por qué pasarían? 

Manzanas De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora