La mañana había llegado siendo las seis a.m. como Athena les había pedido a todos sus caballeros dorados estas justamente a esa hora presentes en el primer templo. Todos con sus valijas y armaduras irían en marcha a la gran misión que se daría inicio a penas al dar sus primeros pasos por fuera del santuario. Milo observaba a todos con una sonrisa solo les deseaba buena suerte y que la misión fuera un éxito, estar bien presentes en ese banquete y no hacer caer mal a Athena y el patriarca era lo mas primordial y mas si eran frente a los mismos dioses del olimpo.
Entre todos con sus miradas serias y disgustados observaban un poco a Milo llenos de arrepentimiento por lo que podría pasar en el viaje, Milo notaba todas las expresiones de sus compañeros y mas de Aioria y Kanon que se les veía muy tensos, Shura como siempre se mantenía sereno mas su mirada estaba un poco recaída en si no cabía duda de que el mismísimo capricornio estaba muy molesto internamente y que al regresar de la misión tendría un mal sabor de boca y más en la presencia del caballero dorado de escorpio en no poder ocultar su molestia por ciertas cosas.
—Oh vamos no se pongan tristes se que se sienten mal porque seré el único que no iré al banquete, pero no se preocupen por ello la verdad no me interesa en ir en lo absoluto —comento el heleno con una sonrisa brillante para animar a sus compañeros.
Mas en hacerlos tranquilizar se les mostro lo incomodos que se sentían algunos hasta otros no le dirigían la mirada a Milo y eso lo tenía bastante confuso. No sabía el por qué, pero sin duda alguna les daría muchos ánimos para que ellos fueran con o sin él.
—Vamos chicos, noto sus miradas depresivas se que me van a extrañar, pero tampoco exageren —burlo un poco para cambiar el ambiente, pero sin duda alguno nada estaba funcionando. Su sonrisa simplemente desapareció y su mirada cambio a una seria —. Creo que no debería quitarles mas tiempo.
—Milo, no te preocupes por ellos se sienten algo molestos muy en el fondo por que los obligare a usar trajes bastante elegantes para estar presentes en el banquete—hablo serio la diosa.
—Me imagino que así seria —poso su mano en su nuca y le echo una pequeña miradita a sus compañeros —. Solo no se les olvide traerme algo de comida, ustedes comerán en bandeja de oro mientras yo no, así que animo comerán los manjares de los dioses que son bastante exquisitos y de seguro quedaran con sus estómagos a punto de reventarse —nuevamente sonrió para ellos.
Todos lo miraron por un momento, otros sorprendidos y algunos con calma.
—Jum, a pesar de todo aun sigues diciendo bobadas, te traeremos toda la comida del gran banquete y de seguro no podrás comértela toda tu solo —hablo Aiora quien sonrió para su amigo.
—Así será —respondió. Dio un suspiro —. Es mejor que los deje ir, así que... hasta la próxima y espero que les vaya bien enfrente de los dioses del inmenso olimpo.
Todos cambiaron su mirada y sonrieron, uno a uno se fue despidiendo a Milo con abrazos y carcajadas, sí que lo extrañarían esos tres días. Mas la culpa no los dejaría dormir en esas tres noches en soledad que pasaría cada uno pensando si lo que hacían era lo correcto.
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Manzanas De Hielo
أدب الهواةVolvimos a la vida nuevamente para algo, pero tu decidiste tomar otro camino que estar a mi lado. Tu tomaste un camino diferente, mientras yo te seguía esperando en el mismo lugar con ese pequeño objeto que me dejaste. Sigo aquí, viendo cómo me deja...