Cien años serán suficientes y a la vez no, eso fue lo que escucho alguna vez de algún anciano que vagaba cual mendigo por el pueblo cerca de los templos de Athena. Normalmente de pequeños no les dejaban salir, pero no faltaba que lo hicieran algunos de los aspirantes a caballeros dorados a escondidas, él en cambio, solo por esa vez estuvo interesado en demostrar aquella rebeldía que algunos de sus compañeros demostraban a veces, ellos realmente eran los mismísimos dolores de cabeza del patriarca Shion sin duda alguno.
Pero sin duda alguna era realmente entretenido ver aquello a veces, creaba un ambiente alegre en el Santuario de Athena, uno de pequeñas risas, inocencia y una felicidad enorme que con el tiempo tomó su madurez. Ahora después de todo se encontraba sentado en aquel frío suelo rodeado de paredes que provocan temperaturas tan bajas dignas de Asgard, aunque era resistente a aquellas temperaturas no todos eran capaces de estar mucho tiempo en aquel entorno, tal vez se podría decir que iba en vez en cuando, tal vez una o dos, quizás tres veces por semana, aun cuando le habían avisado el de no descuidar tantas veces el templo y sus deberes como santo eso no lo impidió, contaba con la ayuda de los hermanos géminis qué le beneficiaba de maravilla para no darse aquellas caminatas desde la patagonia solo para dar su presencia casi diaria, también sin falta que uno que otro compañero de los templos que le seguían abajo del suyo le respaldara por sí las moscas, eso lo calmaba un poco por el posible estrés de que tal vez aquellos mal presentimientos que iban directo a su diosa podían ser casi certeros de la realidad a una posible guerra.
Mas sin embargo eso nunca impidió que siguiera dirigiendo sus pasos dia a dia por los estrechos pasillos helados, llenos de incertidumbre, angustia que le generaba ver aquel panel de hielo, un encierro eterno sin envejecimiento alguno, así era la vida en el hielo.
Suspiro pesadamente, entrecerrando sus ojos observando con detalle aquellos copos impregnados en el hielo curiosamente, la escarcha que se escapaba por los lados, aquel panel tan bien estructurado que parecía como si hubiera pasado por un procedimiento de pulimento para darle la apariencia que lograba mantener con tiempo.
—Últimamente los copos de nieve se han vuelto bastante salvajes —comentó a la nada—. Supongo que es inevitable que las tormentas de nieve sean tan densas recientemente sobre Asgard.
Se movió un poco en su lugar, esforzándose por escuchar algo más que solo su fría respiración o los latidos de su corazón, nada, sólo silencio, aunque a veces escuchaba los gelidos hielos acrecentando más su filo cual diamante, eran un buen sonido para su entorno desolado y ausente de compañía. Movió entre sus manos algo redondo que le ayudaban con la ansiedad que a veces le presentaba ante una inusual vista que aun no podía acostumbrarse aun si pasara mucho tiempo más del necesario en aquel lugar, acostumbrarse a ese panorama se había convertido en el terror constante de afrontar en su subconsciente.
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Manzanas De Hielo
FanfictionVolvimos a la vida nuevamente para algo, pero tu decidiste tomar otro camino que estar a mi lado. Tu tomaste un camino diferente, mientras yo te seguía esperando en el mismo lugar con ese pequeño objeto que me dejaste. Sigo aquí, viendo cómo me deja...