🍎Capítulo 26🍎

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Después de aquella pequeña charla con Ofiuco no estaba seguro de que hacer si sucedía algo malo en el santuario, tenía que protegerlo lo que costara aun si su vida dependiera de ello tenía que hacerlo. Pero como no veía inicios de alguna guerra o peligro alguno se mantenía tranquilo sin obviamente bajar su guardia. Caminaba por los alrededores del santuario mirando cualquier cosa, de niño solía explorar todo el santuario, le era fascinante saber que algo así existiera y se lo recorrió tantas veces aprendiéndose cada cosa de memoria y cada rincón. Aun que lo hacía a veces solo otras veces estaba en compañía con los demás caballeros dorados en ese entonces solo eran aspirantes y ahora eran los mismos caballeros de la orden dorada de Athena.

En su relajante caminata sintió un cosmos llamarle fuertemente cosa que lo hizo detener y empezar a mirar para varios lados en donde se encontraba, buscando alguna pista de donde provenía ese cosmos.

— «Milo...»

Esa voz la conocía, pero no sabía con exactitud de quien pertenecía.

— «¿Quién eres?» —pregunto mediante su cosmos.

— «Soy yo Milo»

— «¿Quién?»

— «Soy Shura...»

— «¿Shura?... pero.... ¿Qué haces hablándome por vía cosmos?»

— «¿Acaso no es obvio?, estoy demasiado lejos como para ir nuevamente al santuario a hablarte. Por eso usaremos vía cosmos. Milo.... Tengo que decirte algo importante, tengo poco tiempo y no me gustaría la idea de que me descubrieran hablando de esto contigo.»

— «¿De qué hablas Shura?... ¿Qué es lo que me tienes que decir?»

«Escúchame bien Milo... se que las cosas empeoraron desde que Camus dio marcha del santuario a una misión... pero...»

— «¡Shura me estas poniendo ansioso!»

— «Perdón por estarlo ocultando todo este tiempo, pero si los demás no piensan decirlo yo lo hare... escúchame bien Milo por que lo que te diré no te gustara para nada.»

Milo empezó a escuchar atentamente las palabras de Shura, casa cosa que decía lo dejaba con el corazón destrozado, estaba cerca de un árbol apoyándose intentando mantenerse firme por todo. No podía creer que todo eso estuviera sucediendo así de la nada, sabia que algo le estaban ocultando y fue tan idiota en no a verse enterado a tiempo.

Al terminar de escuchar lo dicho por Shura no sabía qué hacer.

— «Piensa bien en lo que harás... te veré pronto.»

El cosmos de Shura desapareció y las miles de dudas surgieron a su mente, no tenia tiempo, no tenia nada mas que hacer, tenia que hacer algo ahora mismo, no podía dejar que aquello pasara así de simple, aun no podía creérselo. Se odiaba tanto, debió a ver dado un paso, pero en vez de eso retrocedió.

No perdió mas tiempo en debatir con su mente y sus sentimientos e hizo alguna acción. Correr de regreso al santuario fue lo único en mente y tan rápido como pasaba los templos más frustración y angustia lo atormentaba, llegando a su casa tomo su armadura y no sin antes volver a salir tomo el cofre donde yacía la manzana de hielo que Camus le había dejado como presente, lo llevaría con el mismo a la nueva gran misión que tendría. Y esta vez haría templar a muchos haciendo presencia a lo que se avecinaba, solo le quedaban pocos días para por una vez de su vida, no llegar tarde a algo que alguna vez le perteneció. 

Manzanas De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora