🍎Capitulo 12🍎

452 54 11
                                    

—Maestro, el señor Milo lo ha amado por encima de todo, y dudo mucho que ese amor se allá extinto —dijo firme—. Puede que hace mucho tiempo usted descubrió de los sentimientos del señor Milo, y que usted a pesar de todo nunca le comento nada sobre eso, pero... —interrumpido.

—Hyoga no insistas, lo hecho, hecho está, solo no te involucres —dijo molesto.

Hyoga solo suspiro, sabía que su maestro era demasiado mayor como para estarle reclamando y replicando cosas con las cuales hiciera con su vida, pero le parecía injusto saber que el señor Milo estaría sufriendo por el sabiendo de sus sentimientos.

—Maestro, usted dejo todo esto por el señor Milo ¿Verdad? —pregunto.

—Quien sabe... —susurro.

Hyoga ya no podía seguir insistiendo más, solo suspiro y se marchó. Camus estaba empezando a congelar todo, solo siguió bebiendo, no quería saber nada de nada, y mucho menos saber sobre Milo. Milo quedaría enterrado en lo más profundo de su frío corazón para nunca salir de ahí.


[°~❄️~°]

Surt caminaba a paso rápido por esos fríos pasillos, no podía aceptar tan rápido la propuesta de Camus, no podía, tenía que pensarlo mucho mejor, de verdad no tenía ni la menor idea de cómo había llegado a ese punto. Se encontró con el alumno del galo quien parecía demasiado serio y algo triste.

— ¿Sucede algo caballero de cisne? —pregunto serio.

—En serio detesto tener que saber que usted esté involucrado en todo esto.

—Yo no me involucre en esto, tú maestro me involucró por su cuenta.

—No debería aceptar su propuesta, no es buena idea, además, ¿Usted estaría consiente que al aceptarla estaría lastimando a una persona?

—Lo estoy, aún la estoy pensando, no sé qué carajos quiere tu maestro al llegar a este punto, pero si no me deja escapatorias me tocara que aceptar.

—Entiendo, pero se dará cuenta tarde o temprano, y créame señor Surt, esto no saldrá nada bueno —advirtió.

—Lo sé, solo hay que esperar y tener paciencia.

El ruso se había marchado dejando al pelinaranja muy pensativo, ¿En serio lo haría?, Suspiro bastante fuerte, porque tenían que meterlo en esos asuntos. El de verdad quería ayudarlo, pero no de esa forma, se estaba volviendo loco esa propuesta no lo dejaría descansar.

No le quedaría de otra, dio otro fuerte suspiro y se dirigió a aquella puerta de roble, solo esperaba no arrepentirse ante eso. Abrió la puerta con brusquedad asustando, al contrario.

— ¿Tengo opción? —hablo firme el asgardeano.

—No, para nada —dijo serio.

El pelinaranja lo miro fijamente y sacudió la cabeza en negación.

—Acepto —dijo sin rodeos.

—Sabía que aceptarías, después de todo no tenías opción —sonrió.

—Solo espero y esto sea rápido.

—Bien, ve y dile a la señorita Hilda que haga los preparativos, dentro de tres días estaremos juntos y no habrá vuelta atrás para eso.

—Como quieras, solo prométeme que Milo no aparezca haciendo escándalos.

—No puedo prometerte algo como eso, más te aseguro que no aparecerá.

El asgardeano le dio la espalda al galo que lo miraba fijamente.

—Bien, ahora en adelante estaremos juntos, más espero que no te arrepientas de nada.

—No lo haré —dijo.

El contrario se marchó dejándolo nuevamente solo.

—Solo por el momento... —susurro. 

Manzanas De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora