🍎Capítulo 35🍎

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Kanon y Aioria terminaron llegando al lugar donde el cosmos de Milo aún se percibía, el castaño rezaba porque su amigo se encontrará bien, el peli azul analizaba el lugar con cuidado para empezar su búsqueda. Estaba bastante congelado todo y aún si ellos solo portaban sus armaduras intentaban mantener su calor corporal estable, aún que Kanon estaba un poco acostumbrado al frío, no a la nieve precisamente pero al estar tantos años encerrado en Cabos Junior bajo el mar quién no se decidía si estar frío o caliente en cualquier hora del día, se acostumbró a la temperatura de los frustrantes cambios de clima que lo fatigaba y lo hacían vomitar a veces por consumir grandes cantidades de agua salada cuando esté se volvía agresivo al estar en una cárcel casi bajo el mar. Odiaba a Saga en ese momento, le recorrió escalofríos al recordar aquella experiencia, quería a su hermano, pero estaba traumado por cómo vivió los últimos años.

—Por ahí —señaló Aioria al ver un humo proveniente de una montaña no muy lejos de ellos.

Sin pensarlo fueron rápidamente hasta quedar al borde de una orilla, había mucho humo, no lograban distinguir nada, se sentían confundidos, pensando qué un incendio en medio de una nevada sería algo imposible que se concretará, entonces que sería.

—Kanon estoy muy confundido.

—No eres el único, aún que aquí se concentra el cosmos de Milo, es raro, porque lo siento débil —lo último le disgustó e hizo una mueca.

Aioria lo observó inquietó y empezó a bajar por el risco en donde se encontraban para terminar a unos pocos menos del pequeño abismo donde salía humo extrañamente.

—Qué te parece si haces que esto se disuelva —comento el castaño.

—Oye, aunque mi elemento sea de viento eso no significa que pueda usarlo para desviar el humo porque solo es elemental no físico como me gustaría, lo único que puedo hacer es lanzar planetas a lo estúpido. Y tú tampoco es que sirvas de mucho tirando rayitos.

Aioria se ofendió a lo último para echarse a reír después por lo dramático qué sonó Kanon, esté le lanzó una mirada fusilante.

—Está bien, está bien —dijo calmando su escandalosa risa—. Mmm, pensemos que hacer para dispersar esta escandalosa neblina.

Kanon observó una silueta entre la bruma, mirándola fijamente, Aioria notaba los pequeños copos de nieve caer nuevamente. Poco a poco se fue esparciendo sola sin necesidad de que ambos intervinieran y notaron una larga cabellera morada y la armadura dorada sin mover ningún solo músculo.

— ¡Milo! —grito Aioria.

—Shhhh, no ves que estamos al frente de una enorme nevada que puede enterrarnos por tus gritos —sentenció Kanon.

—Discúlpame Kanon, la inquietud que tengo en estos momentos por estar con Milo no me hace pensar en otra cosa.

—Algo malo está sucediendo aquí.

Ambos jóvenes miraron aquel lugar donde se encontraba su amigo, notaron que su cuerpo parecía agitado, ¿Acaso estaba peleando?, no pudieron evitar observar que delante de él había una presencia que pasaron por alto. Cómo es que ni sintieron ese cosmos tan maligno cerca suyo.

—¡Milo!

—Por Athena, ni aun diciéndote paras —se cruzó de brazos molesto el más alto.

Sangre, sudor y lágrimas era el aspecto que en estos momentos daba el caballero de Escorpio. Milo estaba muy agitado y asustado, algo raro en él siendo uno de los caballeros más orgullosos y con un alto ego. Después de Afrodita por supuesto que ese sobrepasaba a todos en belleza y vanidad. 

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