El lugar era grande, espacioso y a simple vista elegante. Habían mesas y sillas alrededor del escenario y otras en la parte alta del lugar. Había una música tenue y las luces hacían que el ambiente fuese idílico para romancear. Habían mujeres con vestidos muy pequeños o bueno en ropa interior, las que tenian ropa. Servían tragos y atendían a todos como reyes.
-Blas ven por aquí.
La voz del señor Montoya sonó por encima de la musica y él lo siguio. Estaba en la ciudad para firmar un acuerdo con ese señor, que no solamente era millonario, sino que manejaba gran parte de la economía española. Pero se le estaba complicando mucho. Invertir en su empresa haría que finalmente se expandiera a todos los rincones del mundo. Pero el señor tenía gustos raros y quiso venir a un club. Guió al joven hasta la segunda planta y ambos se sentaron en una mesa que tenía una perfecta vista del escenario. Bastante grande de hecho y vacio, aunque sólo por el momento. Una chica se sentó en las piernas del anciano y él la acaricio. Era una escultural pelirroja de ojos verdes, con una sonrisa de infarto.
-Estas muy bonita hoy Rissa.
-Gracias, ¿te traigo lo de siempre?
-Pues si. Y tráeme a Vanessa, mi amigo necesita relajarse.
La mujer le hecho un vistazo al joven y sonrio con picardia, le guiño un ojo y se marchó dejándolos solos.
-Es..muy...-Dijo Blas en cuanto tuvo la oportunidad, buscando la palabra más adecuada para no ofender a nadie-...agradable el lugar.
El señor de canas pronunciadas solto una carcajada y luego le puso la mano en el hombro.
-Eres muy joven muchacho, pero te hablaré claro. Lo que me ofreces es ventajoso pero no confío en que un chico de solo 23 años sea capaz de dirigir semejante imperio.
-Dame un voto de confiansa. Te aseguro que conmigo no tendrás perdidas, pero si deside que no, no hay problema, yo se perder.
El solto otra gran carcajada y asintio.
-Bien, me gusta tú actitud muchacho, estas rodeado de bellezas y solo hablas de trabajo. Eres centrado y por eso mañana al medio día firmare ese contrato.
Ahora el turno de sonreir fue de Blas, aunque muy ligeramente.
-Me parece genial.
-Ahora disfruta, en unos minutos empieza el show.
-¿Que show?
-Este lugar los viernes se llena de gente que vienen solo ha ver a Andy, la rubia más exótica y hermosa de toda España. Pero además la más joven también.
-¿Que tan joven?
-Pues empezó aquí con 15 años, ya debe tener unos 17 o 18..
- Es muy joven para estar en un lugar como este.
La peliroja volvió con una morena a su lado. Esta se sentó en las piernas de Blas, quien no se lo impidio, pero reacciono frío a su toque.
-Hola guapo.
Dijo la morena intentando relajar al hombre que le había tocado esta noche, el era guapisimo y no quería por ningún motivo que se fuera con otra. Afortunada Rissa que tenía a su cliente fijo y fiel.
-Hola.
Le respondió él sin animos, confirmandole así a ella que ese no era su objetivo en aquel lugar. Hizo el ademán de levantarse pero las luces se apagaron y de repente había más gente de la que en un principio él había visto. Todos gritaban eufóricos el nombre de la tal Andy. El escenario se encendió y una suave música sonó de fondo.
El aun pretendía irse pero quedo petrificado cuando al escenario entro el ser más bello que sus ojos habían visto jamás. Un chica con el cabello blanco y la piel palida, desde lejos sus ojos se veían claros e intensos, tenía una mirada de inocencia encantadora. Su rostro era pequeño y los ragos de su cara la hacían parecer un angel. Tenía los labios pintados de un rojo intenso y los entreabrio mostrando una blanca dentadura. Su cuerpo estaba cubierto por un pequeño sostén blanco con flecos y una faldita de flecos blancos también, tenia unas largas piernas y llevaba tacones, caminaba muy sensualmente al centro del escenario dende había una silla y junto a ella un tubo. Se sentó en la silla y movió su cuerpo de una forma tan sensual que él y él resto de los hombre allí comenzaron a reaccionar, y solo la estaba mirando. Bailo en la silla unos minutos y luego de pasearse por el escenario y quitarse la falda para quedarse solo con una tanguita blanca se sujeto del tubo y subió apoyada de sus piernas hasta arriba. Esto era más de lo que el podía soportar, movió sus manos y sus piernas desde su lugar en la cima de aquel tubo, solo con sus manos hizo acrobacias tal como si fuese una bailarina de poldance profecional. Pero más sexi y más sensual. Ella siguio bailando sin volver a poner los pies en el piso y Blas como todos estaba embelesados mirandola. El show acabo y luego de recibir flores y dinero ella desapareció por donde mismo había entrado. Blas sintio que su corazón dejo de latir y la chica que estaba encima de el, de la cual se había olvidado le beso el cuello.
-¿Quieres ir a alguna habitación?
Joder, estaba más duro que una roca, penso sintiéndose avergonzado de si mismo. Buscó al señor Montoya pero había desaparecido.
-Eh, eres hermosa, pero...
Le dijo a la morena intentando huir de ella.
-Ya, entiendo, quieres a Andy.
El abrió sus ojos asombrado y ella sonrio como si eso fuese muy típico en el lugar.
-Yo...
Intento justificarse pero ella lo interrumpio
-Lamentablemente eso no será posible, el diablo...
En ese momento el sonido de su celular en su bolsillo lo obligó a interrumpirla.
-Perdona.
Saco el apartado para ver en la pantalla la foto de una bella modelo, de cabello negro y sonrisa luminosa. Esa era Olivia, su peor error y lamentablemente su prometida. Busco un lugar donde la música no se escuchara y contesto, antes de que el aparato se reventara de tanto sonar.
-Dime
-¿Cuando piensas volver?
Le dijo ella en tono de reclamación, uno que el conocía a la perfección.
-Mi vuelo sale mañana en la tarde.
Le contesto de todos modos para quitársela se ensima.
-Esto aquí es un caos sin ti. Mi papá me pidió que te llamara, necesita...
-Mañana le daré la cantidad que necesite. Cumpliré con mi palabra no te preocupes.
-Ah, visite a tú mamá y no quiso recibirme.
Eso lo molesto soberanamente, estaba harto de tener que decirle que dejara en paz a su madre.
-Para que coño vas si sabes que no te soporta.
-Tendrá que hacerlo, sino la hecharle de la casa en cuanto nos casemos.
Y de nuevo tendría que explicarle que ella no era nadie para él, nunca podria llegar a tener más poder que su propia madre.
-Olivia deja de creer que en cuanto nos casemos serás la dueña y señora de todo, no olvides que te estoy haciendo un favor. Qué no te soporto y que si sigues colmando mi paciencia esto acabara antes de enpezar.
-Deja de chantajearme Blas, no romperas el compromiso, tú lo sabes.
Eso era cierto, recordó él, su padre le había hecho prometer que se casaría con ella, todos adoraban a la pequeña Olivia, su madre, y su abuela, e incluso el mismo, pero la pequeña Olivia había crecido, había estudiado en Francia, se había vuelto arrogante y sumamente insoportable, así se ganó que nadie la pudiese tener cerca ni por diez minutos, el pensó que no tenía porque sacrificarse así por una promesa pero su conciencia hablo mas alto, así fue como termino enredado con semejante víbora de cascabel
-Olivia nos vemos mañana.
-No me extrañas?
-Como te voy a extrañar si no te soporto.
-No me hables así.
-Es la verdad, eres insufrible y yo estoy trabajando así que hasta mañana.
Le colgó aun molesto por la conversacion, pero eso era típico, hablar con ella era imposible y ahora con la cabeza caliente y muy enfadado regreso a la mesa. Pidio un trago y comenzo a beber.
Varias mujeres se acercaron a la mesa y le sirvieron varios tragos.
-Oye guapo no quieres ir a una habitación.
Sexta vez en la noche que le haciann la misma propuesta y por sexta vez respondio.
-No.
La muchacha lo miró decepcionada y se fue dejándole el trago que había traído para el. Blas ya había perdido la noción del tiempo y era hora de marcharse.
Salio del lugar y camino varias cuadras hasta la calle donde había dejado su auto parquiado pero algo lo sorprendió de soberana forma.
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Sueños
Romance''Una mujer puede vivir toda la vida como una niña y una niña puede convertirse en una mujer para poder vivir toda la vida'' Los golpes de la vida han convertido a Andrea en una chica fuerte y segura de si misma, con sus intensiones más que claras y...