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No es necesario contar que durante la semana que duro la luna de miel la pareja de recién casados hizo el amor en cuanto lugar se les ocurrió. Visitaron cada rincon de Bali y Andrea quedo tan encantada, que a cada cosa que veía le sacaba una fotografia.
-¿Que haremos hoy?
-Podríamos volar si quieres.
Ella abrió grande sus ojos dispuesta a seguirle el juego.
-Adorare volar, pero mi bebé no estría de acuerdo, por ahora te acepto ir a nadar.
El lado la cabeza.
-Creo que no puedes meterte al mar tampoco.
-Ya investigue, aun puedo si es mar adentro. Estuve viendo en Internet y vi que hay un museo muy bonito bajo el agua aquí. Me encantaría ir.
Él la vio tan emocionada que no fue capaz de negarselo, ella estaba feliz y eso para el era suficiente. Tal vez estaba más enamorado de lo que pensaba.
-De acuerdo.

Esa  tarde luego de haber nadado entre budas y estatuas se encontraban en un balcón colgante que había en su habitación conversando.

-Eres preciosa.
Le dijo él y ella no pudo evitar sonrojarse.
-Es una pena que yo no pueda decir lo mismo, tu no eres precioso,-El hizo morros intentado que ella le dijera algo más y eso la hizo soltar una sonora carcajada-Pero eres guapo, creo que eso es un punto a tu favor.
El sonrio picaro y se acercó a ella con lentitud. Sus ojos de repente estaban mas oscuros y aunque le diera verguenza admitirlo ella sabia lo que él queria.
-También soy atractivo.
Ella lado la cabeza y asintio.
-Un poco.
-Y sexi.
-Eso no te lo puedo negar.
-Y dulce.
-No mucho.
-Y....
-Y el hombre con el que me case y eso es mas que suficiente.
Con esas palabras acortó la distancia que quedaba y lo beso, ella se estaba volviendo ina esperta en eso de los besos. Esa tarde hicieron el amor ahi, con la naturaleza de testigo, con el sol, que ya casi desaparecía de complice y unieron a esa locura a una luna llena que los recibio con mil estrellas.

De regreso a Londres Blas la llevo a la que sería su futura casa. Si bien no era una gran mansión tampoco era una casa pequeña. Tenía un amplio jardín y un gran patio trasero con piscina. Había un vestibulo, dos salas, una cocina que ella adoro y un comedor gigantesco. Una enorme escalera que llevaba a un segundo piso lleno de habitaciones que ella no supo para que las utilizaría pero lo que si sabia era que le haría a mucha ilusión decorar su casa, a su gusto, los colores ya estában pero aún quedaba mucho por hacer.
-Mientras la casa se termina viviremos en mi apartamento.
-¿Tu apartamento de soltero?
-Pues si ella hizo un gesto de asco que el no pudo dejar de percibir.
-No quiero dormir en la cama donde te acostaste con otras mujeres.
Él sonrio y la tomo por la cintura. Beso sus labios lentamente y luego le toco la nariz con la lengua.
-Ninguna mujer a entrado a ese apartamento, solo las chicas del servicio y eso cuando yo no estoy.
Ella lo miro y sus ojos brillaron ante esa confesión.
-Quiere decir que sere la primera mujer en entrar a tu hogar.
-En teoría no, poruqe mi hogar es la casa donde vive mi madre.
-Vale.
Andrea miraba cada rincon intentando idealizar como quería que fuese. Que quería que tuviese y al final llego a la conclusión de que necesitaría un poquito de ayuda.
-Si no te gusta podemos buscar otra.
-No, tranquilo, me encanta,- Ella se voltio hacia su espodo y sonrió.- ¿Cuando puedo comenzar?
-Cuando quieras. Ahora vayamos al lugar en el que si viviras.
-Vamos.
En media hora ya estában en el lujoso edificio departamental en el que Blas vivia.
Entraron al elevador que solo con una tarjeta subió directo al piso de Blas. Él lugar era simplemente magnifico. Se trataba de un penthause desde el cual se veía todo Londres. Estaba decorado muy masculina mente y tenía tonos grises, blancos y negros. Era moderno y sofisticado, el lugar perfecto para un soltero empedernido.
-Siente en el derecho de cambiar de lugar lo que quieras.
-No tranquilo, es perfecto.
- De acuerdo.
Ella entro al lugar y camino tocando los muebles y mirando los cuadros en la pared.
-Mañana mismo ire de compras.
-Si necesitas ayuda puedes llamar a Luna. Ella es diseñadora de interiores, tal vez te sirva de algo.
-Crees que quiera ayudarme.
-Claro que si.
-De acuerdo, la llamare y también le pediré ayuda a Neptali. Creo que una habitación será mi estudio de ensayo y la más cercana a la nuestra será la del bebé. Tendré que decorar una solo para que sea tu despacho, así puedes trabajar en casa y pasar tiempo con nosotros.
Blas la veía caminar por todo el lugar hablando sobre lo que pretendía hacer y sonrio, deseaba que siempre fuese así.

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