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Andrea ingreso al hospital dando gritos y buscando con la mirada a su marido. Cuando lo vio le lanzó una mirada de odio.
-¿Como estas mi vida?
-¿Que como estoy? ¿Acaso no me ves?. Quiero que desaparezcas de la faz de la tierra. Maldito energúmeno maldigo la hora en la que tuve sexo contigo. Cabrón de mierda. ¡¡ Me duele !!
La cara de Andrea estaba contraída en una mueca de dolor.
-Tranquila cariño. Pronto pasara.
-!Tranquila tu culo me duele mucho¡
-Adam esta por llegar, debes ser fuerte.
-¿A quien le dices que sea fuerte? ¡Se nota que no s a ti al que le duele!
La enfermera entro con Andrea a un cuarto y esperaron a que dilatara, ella no quería ningún estimulante.

Poco después llegaron Angel, Blanca, Mercedes y Joseph, que casualmente llego junto a Neptali.
Toda la sala se encontraba cargada de ansias y buenos deseos. Los médicos habían entrado al salón a las dos y cuarenta de la tarde y ya eran las cinco y aún no habían noticias. Las cosas se habían complicado, Andrea se había desmayado y había tardado en despertar.
Blas tenía los nudillos enrojecidos debido a los golpes que había dado en la pared. En cuanto recibio la llamada de Lina había salido corriendo del cementerio y había dejado atrás la conversación con su padre.
Joder que manera más original de romper con la angustia y la tristeza que lo consumía año tras año ese dia. Era la prueba perfecta de que su padre aceptaba a Andrea y a su hijo. Desde entonces ya no tendría recuerdos amargos y llenos de culpa. Y eso se lo debía a Andrea.

A las 7:17pm de aquel 22 de abril en toda la sala de maternidad se escuchó fuerte y claro el primer llanto de Adam que nació sano y fuerte el mismo día que su abuelo. Mercedes lloro y Blanca sintió como se quedaba sin voz nuevamemte y se asusto. Le pasaba de vez en cuando, siempre que sufría una fuerte impresión y definitivamente era algo demasiado maravilloso que su nieto naciera el mismo día en el que nació el amor de su vida, su ya fallecido esposo.

Andrea fue trasladada a una habiatacion regular y aunque estaba dormida Blas la miraba con ternura y amor, se sentía orgulloso de ser su esposo y feliz por ser el padre de su hijo. Ella sin duda alguna era su complemento.
-Hola.
Dijo la voces uta somnolienta de Andrea cuando abrió los ojos y vio a su marido.
-Hola.-Le dijo él- ¿Como estas?
Andrea miro a su alrededor, y comenzó a ponerse nerviosa
-¿Donde está Adam?
-Calmate, Adam esta bien.-La rubia solto un suspiro y el sonrio- Andy no sabes lo mucho que te agradezco.
Ella lo miro aun cansada
-¿Por qué?
-Oh dios, mi princesa, no sabes lo bello que es.
Ella pudo ver como los ojos de su esposo se llenaron de lágrimas y se conmovio, acercó su mano y le acuna el rostro.
-Pero que esperabas tonto, acaso no ves lo bella que es su madre.
Él le beso las manos y luego la frente.
-Muy bella amor mio, eres perfecta.
-Pero no dejes por fuera al padre que es el hombre mas guapo del planeta.
Blas sonrio y le beso los labios por un segundo fugaz que para ella fue perfecto.
-Te amo Andrea.
Ella sonrio y acaricio su rostro.
-Y yo a ti.
Se acercaron para besarse y en ese momento entro al cuarto una enfermera con Adam entre los brazos llorando.
-Perdon que los interrumpa pero necesitamos que lo alimentes.
Andrea miro a su hijo como si fuese la joya más preciada el tesoro más valioso, el atasco más impresionante. El pequeño vestía de lunares y su piel era rojisa, ella lo observó mientras sus ojos se llenaban de lagrimas y Blas admiro ese momento seguro de que era el más bello de su vida.
La enfermera puso a Adam entre los brazos de su madre y ella muy cuidadosamente beso la frente de su bebé. Cuando le dio de comer, mientras lo veia dormir en sus brazos liberó la lagrima que tenía retenida. Porque fue ahí que confirmo algo que ya sabía, podía ser feliz con o sin sus sueños

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora