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Andrea bajo del escenario y enseguida subió al tercer piso, la cabeza le dolía muchisimo, casi no podía ni mantener los ojos abiertos. Se despojo de su ligero vestuario y se dio una ducha caliente.
-Estuviste divina, como siempre.
Escucho la voz de Angel desde su habitacion donde ya se estaba vistiendo.
Pero no tenía ganas de levantar la voz, así que se apresuró y salió a verlo.
-Gracias.
Le dijo en cuanto llego lo vio con un vaso de agua en la mano.
-Saldras?
-Si.
Angel frunzio el ceño, el debia viajar a Madrid y ella sabia que él no soportaba que ella estuviera sola en la noche.
-Sabes que ya casi me voy. Quiero dejarte segura aquí antes de irme.
-Angel vete tranquilo, Mike y Dalila se encargarán de todo, y yo estaré aquí dentro de nada.
-Confío en ti.
Le dijo él y ella le dio un beso en la mejilla antes de salir. Debía ir a la farmacia, su cabeza dolía demasiado y en casa no tenía nada para el dolor, solo que si le decía a Angel querría llevarla a un hospital. Camino un par de cuadras y entro en un callejón.
-Joder tía, tu si que sabes como llamar la atencion.
Asqueroso, penso, estaba de frente a Romeo Duque, el imbecil más grande de toda Barcelona.
-Sal de mi camino gilipollas.
-Esa boca tuya, aun no entiendo como el diablo no te ha enseñado a respetar.
-Tu opinión me tiene sin cuidado así que sal de mi camino, ahora.
-Oh que?¿Que me haras si no salgo del camino?
-Romeo no estoy de humor para lidiar contigo, sal de mi camino.
-Sabes...-Se relamio y camino hacia ella haciéndola retroceder y choco con una pared-..Me encanta que seas tan....ardiente.
-A mi me encanta patearte las pelota y si no te alejas de mi eso hare.
-Te sientes muy segura porque el diablo te protege verdad?
Ya estában cara a cara y su respiracion se comenzó a agitar, se sentía mareada. Noto que sus ojos estaban enrojecidos, entonces entendio su actitud, estaba drogado.
-¿Que mierda te metiste?
El solto una crcajada y puso sus manos en la pequeña cintura de la rubia, inmovilizo sus piernas con su cuerpo y le sujeto las manos.
-¿Quieres probar?
Joder, esto si era grave, el miedo empezó a aflorar en su interior y grito muy fuerte con la esperanza de ser escuchada.
Sus manos estaban subiendo por los palidos muslos y su boca se situó en su cuello, allí empezó a chupar y a morder. Intento soltarse pero era imposible el pesaba mucho y estaba imposibilitando los movimientos de la joven con su cuerpo.
-Auxilioooo. Detente, Romeo, para por favor.
El parecía no escucharla y su mano ya estaba en otro sitio.
-Eres tan sexi.
-Romeo no hagas esto, déjame en paz, ¡¡¡Auxilioooo!!!
Siguió gritando y de repente no lo sintió, tenía sus ojos cerrados y cuando los abrio ya Romeo no estaba encima de ella sino en el piso y sobre el estaba el hombre mas guapo que sus ojos habían visto. Alto, de pelo negro lacio, con los brazos anchos y de espalda grande, lo estaba viendo de espalda y ya sabía que su rostro seria un poema. Estaba sobre Romeo propinadole un golpe tras otro. En seguida reacciono y volvió a gritar, luego vio sangre y aparecieron Federik y Julio, los amigos del soberano imbecil. Todo fue rápido y no entendio como pero de un minuto a otro estaba en el piso con un gran dolor en su cachete gracias a que julio le había pegado y luego le había quitado al salvador de arriba a su amigo, entre los cuatro se habían pegado muchísimo y ella entre la conmoción del golpe y el dolor de cabeza que era más fuerte ya no veía bien, comenzó a marearse. En un segundo todo eran gritos y golpes y al otro el olor a un perfume demasiado fuerte y demasiado delicioso se colo en sus fosas nasales, se sentía en las nubes, estaba siendo cargada por el héroe mientras él caminaba, sus brazos eran firmes y la sostenían como si se tratase de una delgada pluma.
-¿Estas bien?
Le pregunto y ella asintio casi por inercia aun con sus ojos entrecerrados
-¿Y tú?
-Tranquila, estoy perfecto.
Eso fue como un susurro que escucho bajito antes de desmayarse.
Cuando despertó se halló a si misma sobre una suave cama con sabanas de seda. Abrió sus ojos poco a poco y miro en derredor encontrando sentado cerca de la cama a su salvador.
-¿A donde me trajiste?
-A un hotel.
Le respondió él sin más y se sintió insegura allí tan cerca de un hombre que ella no conocia.
-eso no era necesario, regresame.
Le exigió poniéndose de pie pero perdió el equilibrio casi en cuanto puso los pies en el suelo.
-¿Estas segura?
-Por supuesto que si, vamos, regresame.
-De acuerdo.
El se acercó para ayudarla a ponerse de pie.
Teniéndolo tan cerca pudo detallarlo, sus ojos era color ambar, de un tono intenso y profundo, tenía una nariz delgada y unas cejas negras muy pobladas. Siguió bajando y...
-¡Oh, por dios mira como te dejaron!
-Tranquila, yo...
-Cambie de idea. Trae un botiquín, tengo que curarte esas heridas.
Él la miro serio por tiempo de unos minutos, antes cuando estuvo dormida la observó detenidamente, ella era hermosa, tenía un rostro angelical y dormida parecía exactamente eso, un angel. Solo que era un angel con un mal historial. Solo dios sabia que la había orillado a entrar en ese mundo.
-Estoy bien, son solo unos golpes.
Le respondió serio.
-Déjame curarte, esa...-Se sintió nuevamente mareada, y llevo una mano a su cabeza...-Esa,...herida...se ve fea...creo que...se puede infectar.
Él se volvía a quedar mirandola, se había acercado para ayudarla pero ahora ella insistía en quedarse. Era extraña, extraña y atractiva.
-De acuerdo.
Asintio él y desaparecio por una puerta de la cual salía una luz clara que era la que iluminaba el cuarto. La cabeza le seguía retunbando y se llevo las manos a la cara, al lugar donde le habían dado el golpe, seguro mañana estaría rojo.
El regreso con un botiquín en la mano, ella de acomodo en la cama y él se sentó frente a ella. Con un algodón desinfecto la herida en su labio y su mirada se quedo clavada allí, en ese lugar de su cara. Aun no lo tocaba pero presentía que si lo hacía querría tocar mas, ya sus dedos cosquilleaban por sentirlo.
Cuando terminó de curarlo él se levantó de la cama y desaparecio ahora por otra puerta y la dejo sola. Ella miró a su alrededor, estaba en una habitacion, la cama era grande y además de la puerta que supuso llevaba al cuarto de baño solo había una lámpara de pie y al otro lado una ventana que estaba cubierta por una cortina azul marino. De hecho las sabanas eran azul cielo y las paredes, que aunque etaba oscuro, pudo notar que eran de un azul oscuro. La habitación estaba decorada con diferentes tonos de azul y la verdad le gusto.
Se levantó de la cama y esta vez no se mareo tanto, camino a la puerta y salió, lo encontró abriendo la puerta, entro un hombre bajito y algo mayor.
-Buenas noches señor, la señora llamo.
Este, era bajito y gordito, llevaba el uniforme del lugar y en su placa decía Qyens.
Él tomo un frasco que el deñor le traía y luego lo miro a los ojos y le respondio.
-Tienes prohibido llamarla señora, porque no lo es, y ni se te ocurra a ti o a cualquiera del lugar darle cualquier información sobre mi a esa bruja.
El señor asintio y despues de despedirse desaparecio.

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