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En la puerta de la iglesia Rissa sujetaba a su amiga para entrar a la iglesia. Angel aun no llegaba y la ceremonia tenía que comenzar. El día no estaba comenzando bien, penso ella. Las dos amigas empezaron a caminar pero justo antes de entrar ella vio en la puerta la figura de un hombre grande y fuerte. En su rostro normalmente molesto había una sonrisa y sus ojos oscuros estaban brillando. Ella solto a su amiga y corrió a los brazos de su padre.
-¡¡Llegaste!!
Los ojos se le llenaron de lagrimas que supo retener por el bien de su maquillaje. El la apretó entre sus brazos y le beso la cabeza.
- No podía perdermelo por nada del mundo.
Se separaron y ella lo miro de arriba a abajo. El llevaba un traje a medida y ella nunca lo había visto tan bien vestido.
-Te ves guapisimo.
El sonrio y la hizo girar sobre sus pies.
-Tu estas hermosa.
-Gracias.
El le brindó su brazo dudoso y ella lo tomo emocionada.
-¿Que creias?, solo mi padre me puede llevar al altar.
El sonrio y juntos entraron a la iglesia. La música comenzo a sonar al ritmo de violines como ella habia elegido y todo el lugar estaba decorado con flores blancas  y moradas. Todas las miradas estaba sobre la bella y joven novia, algunos la miraban con odio y algunos con admiracion. Pero el hecho es que todo Londres estaba en aquella boda.
Andrea iba sonriente y se veía más bella que nunca, su vestido le quedaba precioso y todas las mujeres envidiaban lo magnífica que se veía en aquel momento.
En el atar estaba Blas, con un traje a medida negro, sus labios estaban entreabiertos y ella noto en sus ojos un brillo que no había visto antes. Involuntariamente sonrio también, y sus ojos que eran claros para todo el que la miro se volvieron transparentes.
Camino sin dejar de sonreir todo el camino orgullosa de tener a su lado al hombre que ella concideraba más guapo y en el altar al que Londres concideraba el más guapo. Se sentía afortunada y feliz. Su vestido la hacia parecer una princesa y a los ojos de todos incluidos los de Blas ella se veía como un ángel. Sin duda alguna él se llevaba a la chica más hermosa del mundo entero.
En el altar Blas la recibió con una sonrisa.
-Eres un chico afortunado.
-Ya lo se.
-Debes prometer que ella sera para ti el mayoe tesoro.
Blqs que por primera vez veia a Angel se sintio un poco intimidado y entendio poruqe lo llamaban diablo.
-Eso no hay ni que decirlo.
-Eso espero muchacho.
Angel le entrego a su niña y la ceremonia comenzo, se juraron amor y fidelidad, hicieron votos de confianza y prometieron cuidarse el uno al otro. Se intercambiaron los anillos y finalmente el cura les dio su bendicion.
-Yo los declaro, Marido y mujer. Puede besar a la novia.
Blas la miro a los ojos y la tomo por la cintura, se acercó a ella y le dio un delicado y cálido beso. El corazón de Andrea latió a gran velocidad y él lo noto. Supo que estaba haciendo algo bien y continuo, intensificó el beso y ella lo recibio. El beso se torno húmedo, aunque seguía siendo delicado. El le acaricio la cintura y ella se estremecio.
Se separaron y se miraron a los ojos. Una oleada de aplausos invadio el lugar y ellos sonrieron para si mismos y luego para los demás.
En la recepción de la fiesta bailaron, brindaron, aunque Andrea no bebio, cortaron la tarta y ella lanzó el ramo. Este lo atrapo su amiga morena que milagrosamente había estado conversando con Joseph.
Bailo con Angel después de presentarselo a su nueva familia política. Angel la miro con adoración y bailaron al compás de la musica. El vestido que era grande tenía bajo su gran falda una más pequeña. Ella se la retiro para estar más comoda.
-Puedo bailar con la novia.
Joseph era además de Dilan y Luna, y Salvador claro,  al único que ella conocia.
-Claro.
Le respondió Angel y se alejo de la pista dejandola en manos del rubio de ojos bonitos.
-Te vez muy bonita.
Le dijo el y ella le sonrio.
-Gracias.
Aparto los ojos de su rostro y busco con la mirada a su marido. Lo encontró bailando con una chica de cabello rojo. Los dos sonreían y el le hablaba al oido.
Algo en su interior comenzó a burbujear, le molesto mucho ver esa escena.
-Ella es Anika Divanti. Es la hija de Katia y la mejor amiga de Blas, es como una hermana para él.
Ella lo miro a los ojos y el estaba sonriendo, se había dado cuenta de su incomodidad.
-No me interesa.
Le dijo cortante y el solto una carcajada.
-Quiero agradarte.
Le dijo luego y ella le presto más atención.
-Eso antes era difícil, pero ahora que Blas me cae más o menos bien, tu ya no me desagradas, eres una persona tolerable.
El solto una sonora carcajada.
-Sabes que me estoy arrepintiendo de ser amigo de Blas, ahora mismo quisiera raptarte.
-Creo que me agrada mas Blas. Tu solo eres tolerable.
-Eres muy fría mujer.
-Ten pasiencia, pronto me vas a agradar. Eres guapo y divertido, sería tonto de mi parte rechazarte como amigo.
El volvió a soltar una carcajada.
- Siempre me haces reir. Eres agradable.
-Ya lo se.
El baile termino y esta vez fue Salvador quien la tomo de la mano para bailar. Ella lo conocia, habían hablado mucho en un inicio.
-Te ves bien.
Le dijo el, se veía distinto, sus ojos se veían cansados y tenía ojeras.
-Lastima que no puedo decir lo mismo.
Le respondió ella y el intento sonreir.
-No sabes lo mucho que te agradezco.
-Tranquilo. Pero si me permites te aconsejo que le cuentes de tus sentimientos a Blas. A él no le importa Olivia.
-Ya lo se. Pero no me creo capaz de decirle nada aún.
-Pues te advierto que dentro de nada se enterara, no le diré tu secreto, pero se está acercando y creo que será para presentarnos. Diré que ya te conozco. Odio mentir.
El abrió sus ojos y miro en la misma dirección que ella. Blas se acercaba a paso rápido y el penso en como explicaría lo que sucedio.
-Andrea, veo que ya conociste a Salvador.
Ella los miro a ambos y se encogió de hombros. Después de todo guerra avisada no mata soldado.
-Ya lo conocia de antes.
Blas frunzio el ceño y Salvador perdió el color en el rostro.
-¿Ah si?
-Si, lo conocí antes de tu boda.
Blas abrió grande sus ojos.
-¿En serio?
Dirigió la mirada a su amigo, que recientemente estaba desaparecido. Casi desde la boda no lo veia.
-Si, la conocí en el bar.
-¿Me perdí de algo?
Salvador no sabia que contestar y Andrea se compadeció de el, ella le explicaría pero en otro momento.
-Cariño te explico luego, puedes acompañarme, quiero que conozcas al diablo.
El los miro a ambos con desconfianza pero aún así asintio y la tomo de la mano. Juntos se alejaron de la pista de baile y cuando estuvieron a una distancia considerable ella lo solto.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora