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Andrea estaba parada frente al espejo de su habitacion en ropa interior. Junto ella estaba el tubo que tenía en su habitación para entrenar. Paso una mano por su abdomen, ya tenía una pequeña abultamiento pero aún no se le notaba la panza. Con la otra mano toco el tubo. Deslizó su pequeña manita y cerró los ojos. Ambas sensaciones le erizaron la piel, sintió como un escalofrío le recorría el cuerpo. Joder como podía amar tanto a su bebe y añorar con tanta fuerza su pasión, sabiendo que uno quita al otro. Tal vez si de niña se hubiese interesado en pintar ahora estaría cumpliendo su sueño sin tener que renunciar a su bebe. Pero no fue asi. Abrio los ojos y fijo su vista en lo que su mano estaba tocanto. Solto su barriga y puso ambas manos alrededor de él y en un peuqeño movimiento quedo suspendida a unos metros del piso. Hecho su cabeza atrás con los ojos cerrados y comenzó a girar disfrutando de la sensación de estar en el aire.

Blas estaba también frente a un espejo pero ajustándose la pajarita de su traje. Tras el estaban Anika, la hermana de su amigo Kian, y Luna. Ambas vestían del mismo color y tenían un ramo de flores en las manos.
-Te ves guapisimo.
Le dijo la peliroja (Anika) y él se volteó para abrazarla. Ella era mayor que él pero desde niños siempre se llevaron bien, ella lo protegía en la escuela y el junto a Kian le espantaba a los patanes. En un inicio eran ellos tres, luego llegaron Joseph y Salvador.
-Tu estas preciosa.
-Me alegra que no te hallas casado con Olivia, además Andrea me cayo muy bien. Deja que la conozcas An.
Esta vez hablo Luna, ella era mucho más mayor que él y que Anika incluso.
-Deja de presumir que ya la conociste.- Le advirtió a su amiga que desde esa mañana había estado molestandola con que ella ya conocia a la novia.- Blas yo me alegro más, no te imaginas la de oraciones que hice para que algo interrumpiera ese maldito matrimonio.
-Anika imaginate que la nueva chica, aunque es joven no es nada arrogante.
-Es maravillosa Anika, ya verás cuando la conozcas, es amable, es divertida, es justa, es valiente, luchadora, tiene un carácter un poco complicado, pero incluso eso me gusta de ella. Sin contar que es hermosa, me encanta se pelo y sus ojos y....
-Ok, Blas ya entendí tu punto, es preciosa lo vi en las fotos.
-Es más que hermosa.
Las dos chicas se miraron y rieron.
-Lu, yo pienso que alguien aquí está enamorado.
-An, yo pienso igual.
Él las miró a las dos y asintio.
-Hay chicas yo comienzo a pensar lo mismo.
Los tres soltaron una carcajada y las chicas lo abrazaron.
-Me alegra mucho más este matrimonio ahora que se que es por amor.
-Estoy de acuerdo contigo Lu, me hace mucho más feliz saber que te casas porque la amas y no sólo porque esta embarazada.
Blas cambio su sonrisa por un gesto un poco extraño, bajo la cabeza y luego volvió a mirar a sus amigas.
-Ella no siente lo mismo.
Dijo bajito y las dos mujeres se miraron entre sí.
-Cariño cuando sea tu esposa ya tendrás tiempo para conquistarla. Si ella se va a casar contigo es porque minimamente le atraes y si juntas eso a que será tú esposa ya tienes medio camino hecho.
El asintió y miro a su amiga a los ojos. Anika le transmitía la confianza que en ese momento el necesitaba.
-Ademas, eres guapo, eres agradable y si la amas ella lo va a notar, eso será sufuciente.
Luna también le daba a animos y el asintio desidido a conquistar a su futura esposa.

-Es linda.
La voz cansada de Mercedes sonaba alta y vigorosa, la ansiana estaba feliz y todas las personas en esa sala lo sabian.
-Es muy linda y muy buena.
Blanca también estaba feliz, llavaba en su rostro una sonrisa de satisfacción que nadie le podría quitar en muchas horas.
-A mi también me agrado la chica.
Katia, que solo la había visto una vez coincidía en que la chica era perfecta para Blas.
Las tres mujeres estaban charlando en la sala de la mansión Mandsward, esperaban pasientemente que la hora de salir para la iglesia llegara.

Por su parte Andrea ya estaba vestida y maquillada. El pelo lo llevaba recogido y solo unos mechones le acariciaban el cuello, en este llevaba una fina cadena de oro y unos colgantes a juego.
El vestido era precioso, con un corte de princesa muy original y se ceñía hasta su cadera para luego caer en varias capas de tool.
Se miro en el espejo y sonrio. Definitivamente se veía hermosa.
La puerta sonó y tras ella aparecieron Dalila y Rissa. Ambas habían llegado el día anterior para hacerle compañía pero Ángel aun no aparecia y ella se empezaba a poner nerviosa.
-¿Estas feliz?
Le pregunto Dalila y ella aunque no negó, tampoco asintio.
-Dal, estoy abandonando a mis sueños y aunque se que vale la pena no se si podré dejar de reprocharmelo algún día.
Dalila se acercó a ella y la abrazo. Andrea era pequeña, era joven y le quedaba un mundo por delante. Había mucho que vivir y la chica había empezada de atrás hacia adelante. Primero le toco ser mujer y aún no sabia  lo que era ser niña.
-Vamos cariño, deja de sentirte así. Podrás ser feliz con o sin tus sueños.
-Yo no estoy tan segura de eso.-Se alejo de su amiga y camino al espejo- ¡Mirame!, jamas me imagine casada y con hijos. Yo me imaginaba en un escenario, bailando sin parar. Yo me imaginaba volando por los aires no caminando sobre la tierra.
-Pero ese bebe que llevas dentro te hará volar por los aires. Ya lo veras.

Andrea asintio no muy convencida, sabia lo que tenía que hacer, pero aún así sabia que nunca podría dejar atrás sus tan añorados sueños.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora