22

2.5K 213 3
                                    

Guardo la caja en su armario y cuando volvió a la sala encontro a Blas parado en medio del salon.
Se le acercó por detrás y le tapo los ojos con las manos. Escucho como el sonreía y por alguna razón eso la hizo sonreir tambien.
-¿Quién soy?
Imitó la voz del chico amigo de él que la había llevado a la universidad.
Blas amplio su sonrisa e imitando la voz de su amiga Neptali dijo.
-Eres Joseph.
Ella solto una carcajada y dejo caer sus manos en los hombros de él.
Camino hasta que quedaron de frente. Ambos estaban riendo y ella ya no sentía dolor.
-Ese amigo tuyo me cayo muy bien.
-A mi me cae mejor.
Le dijo sonriendo. Ambos caminaron al sofa y se sentaron
-Ni creas que te libras te del chocolate. Cuando menos te lo esperes te atacare.
Con esa promesa la tarde paso rapida, entre bromas y risas. La película nunca llegó a ser vista en su totalidad pero ellos dos hicieron de esa tarde una película personal.

-Ya le he enviado el paquete. Ahora solo queda ver cuando llama.
Angel había bajado de su oficina para buscar a Dalila y decirle en persona que ya había hecho lo correcto.  La mujer sonrio ampliamente y se acercó a el para abrazarlo.
-Hiciste lo que debías hacer. Eva desde donde este, te lo va a agradecer.
Él la miro y asintio. Pero no sonrio. Estaba a la expectativa de esa llamada que lo cambiaria todo.

-Amenaza de aborto..
Repitio Andrea por el telefono. Había llamado para preguntar por la dichosa caja pero eso no fue posible. En cuanto descolgó la atosigaron a preguntas y luego insistieron en ir a visitarla. Ella les había dicho que aún estaba en recuperación y desde ese instante habían vuelto a atacarla con millones de preguntas.
-¿Como cojones tienes una amenaza de aborto y no nos llamas?
-Porque no paso a mayores. Además Blas se puso intenso y al final tuve que dejar el trabajo.
-Al menos el muchacho se está haciendo cargo.
-Si. El lo tomo mejor de lo que imaginaba. Yo diría que incluso me agradecio.
-¿Por qué lo dices?
-Porque nos casaremos.
-¿¡¡Qué!!?,Te odio. Porque no me llamas para decirme nada. Explícame como diablos en tres semanas que llevas en Londres ya te vas a casar.
-Angel, es lo correcto. Si no lo hago será malo para el bebe.
-Pero es peor para ti estar con alguien que relativamente no te gusta.
Andrea curvo los labios en una mueca y se quedó en silencio pensando. Realmente él era muy guapo, penso en que esa tarde habían pasado un rato muy agradable juntos y si ponían ambos de su parte tal vez en algún momento podrían enamorarse. Pero eso no podría decirselo a Angel.
-Pretendo intentar que funcione.
-Quiero conocer a ese tipo.
-Creo que pronto lo haras. Tienes que venir a la boda.
-¿Cuando será?
-En una semana.
-De acuerdo.
-Angel,  te llamaba para preguntarte por una caja que me llegó.
Del otro lado de la linea se escuchó un suspiro.
-¿Ya la abriste?
Su voz le confirmo lo que ella ya sospechaba. En esa caja no había nada bueno.
-Aun no, tengo que estar lejos de las experiencias fuertes. Pero en cuanto no sea peligroso la abrire.
-Yo preferiría que no la abrieras.
Ella sabia lo que encontraria, y no sabia si quería encontrarlo.
En el fondo siempre tuvo la ilusión de saber la verdad pero ahora había algo más importante. Además con el tiempo esa persona de la que se hablaba en la caja había dejado de ser imprescindible.
-En algún momento la abrire.
-Eso lo se.
La voz de su diablo sonaba triste y eso en parte le dolio, pero sabía cómo hacerlo sentir mejor.
-Pero tranquilo, después de todo serás tu quien me entregue en el altar. Yo nunca necesite a otro padre, siempre tuve al mejor.
Sonrió sabiendo que eso había hecho que el corazón de Angel latiera a gran velocidad. Lo que no sabia era que una lagrima había escapado de los ojos del diablo.
-Te quiero pequeña.
Dijo el y ella sonrio ampliamente.
-Yo más.
Corto la llamada y se acomodo en su cama para dormir. Se sentio muy cansada y debía recuperar fuerzas para volver a la escuela.

-Lo siento Donovan, desde hoy no vendré más a trabajar.
-Es una pena, en serio eras una buena trabajadora.
-Yo lo lamento, me gustaba trabajar aquí.
-Bueno, pues que te vaya bien.
-Gracias de nuevo.
Andrea salio del cafe en el que hacia unos días trabajaba y camino ha su casa, al llegar encontro en la portería una señora mayor de pelo negro, bajita y delgada.
-Andrea esta señora esta esperando por ti.
-¿Por mi?
-Si.
Andrea miro a la mujer y aunque intento fuertemente no supo de quien se trataba.
-Soy Tania y te ayudaré durante esta semana.
Entonces Andrea recordo que había aceptado una ayuda, aunque seria por poco tiempo ya que en cuanto se casará iria a vivir con Blas, una idea que tampoco la terminaba de agradar.
-Ya se quien eres, perdona, yo soy Andrea, Bienvenida.
La señora le sonrio y aceptó la mano que ella le había extendido.
-Tranquila señorita.
-Venga conmigo le mostraré el apartamemto.
Juntas subieron al ascensor y Andrea le mostró su nuevo lugar de trabajo y durante el resto de la tarde estuvo sobre su cama revisando en su computadora los preparativos para su boda.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora