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El clima de Londres era totalmente distinto al de Madrid. Las nubes eran grises y anunciaban que pronto habría lluvia.
El avión de Andrea aterrizó y en menos de unos minutos ya estaba en un taxi camino a su nuevo hogar.
Al llegar al edificio quedo maravillada, se trataba de un seis plantas con una fachada muy bonita. En su interior era magnifico, el piso era de mármol y las paredes estaba pintadas de blanco. En cuanto el portero la vio le pidió su identificación y al comprobar quien era le entrego sus llaves y la ayudo a llegar al ascensor.
-Es usted muy bonita señorita Andrea.
Le dijo él y se sonrojo.
-Gracias.
-Yo, me llamo, Sean, cualquier cosa que necesites me avisas.
Ella asintio y en ese momento el ascensor se detuvo en el cuarto piso.
-Gracias otra vez Sean.
Agradeció haber tomado clases de inglés.
-Bienvenida a Londres.
Se bajo del ascensor  y metió la llave en la puerta.
Se trataba de un espacioso apartamento con paredes blancas y cortinas violetas. Los muebles eran blancos también y había un gran balcon bastante acogedor. Avanzo y en el interior encontro una cocina comedor pequeña pero sufisiente para ella. Hayo cuatro puertas, una era un baño grande con una ducha y un vater. La siguiente era una habitación vacía y amplia que de inmediato desidio que seria para su hijo. La siguiente si estaba amueblada, tenía una cama enorme y otro baño personal. Sin contar que era tan grande que en una esquina tenía dos espejos con un tuvo en el centro. Ademas de un armario gigantesco del tamaño de su antigua habitación. Ya por último hayo otra habitación amueblada pero más pequeña. De inmediato se le vino a la mente que podría alquilar esa habitacion.
Regreso a la cocina para comprobar si había reservas y si, descubrio que la alacena estaba llena para un mes.
-Ahora si, Andrea, manos a la obra.
Tomo su maleta y comenzo a desempacar, decoro la sala con algunas fotos que había traído y en el mueble bajo el televisor puso un paquete lleno con sus películas favoritas. Ya en la noche se sintió cansada y hambrienta, así que  preparo algo de comer y se dio un baño, para poder entregarse a los brazos de morfeo. Ya tendria tiempo de  ir a buscar un empleo de medio tiempo y de paso poner en el periódico el anuncio de la habitacion que quería remtar.

El ambiente para Blas iba de mal en peor. Ya quedaba poco para la boda y Olivia estaba más insoportable que nunca, eso sin contar que tenía mucho trabajo que hacer y su mamá estaba furiosa con él. Eran casi las nueve de la noche cuando entraron en su oficina sus amigos.
-Yo digo que lo hace para no tener que contestarle el teléfono a Olivia.
-Yo creo que esta estresado y que tiene mucho trabajo.
-Ya, y eso es motivo para que este en el edificio a las diez de la noche.
-Bueno, ese es el problema, sigo sin entender porque se casa si no la soporta.
Blas miraba a sus amigos que habían entrado, se habían servido un trago, se habían sentado y seguían hablando de él como si no etuviese presente.
-Los puedo escuchar.
Dijo y volvió a clavar sus ojos en la pantalla de su computadora.
-Responde solo a una pregunta.
¿Por qué diablos estas trabajando a las diez de la noche?
Joseph, esperaba la respuesta con sus sejas enarcadas y Salvador miraba a su amigo como en suplica.
-Porque no quiero llegar al apartamento y que Olivia me este atosigando a preguntas, de, que tal el color del mantel, que si el olor de las flores, que si el sabor del postre, que si la forma de doblar la servilleta. Y luego de dejarme al punto de un ataque, intente seducirme y al no conseguirlo se enoje, me grite, y terminemos discutiendo.
Mientras hablaba se levantó de su asiento y camino hacia donde estaban sus amigos.
-ves..
Le dijo Joseph a Salvador.
-Si no la quieres para que te casas?
-No te cansas de preguntarme siempre lo mismo?
Contraatacó a su amigo.
-Ella te ama
-Sabes que no la soporto.
-Es estúpido casarte con alguien que no soportas.
-Cuando el gran señor Bladimir Mandsward hizo ese trato con Manuel Gotek, no pensó en que tal vez la damisela me resultaría inaguantable.
-Deja de culpar a tu papá, te casas porque quieres.
-Ustedes saben que no es así.
Aunque sus amigos no lo entendieran para Blas estaba siendo difícil cumplir con su palabra, pero no podia fallarle a su papá, no por un capricho, no tenía un motivo que le permitiera abandonar el matrimonio. Habia intentado serle infiel y que se enterara pero a ella parecía no impirtarle. Ya no sabia que hacer.

Amaneció y con el sol habia salido Andrea de su cuarto para desayunar. Tenia puesto un pantalon corto y una blusa ancha. Desayuno y cerca de las nueve de la mañana salio del apartamento a cumplir sus metas del día. Aunque siendo domingo dudaba mucho que encontrará un empleo. Camino algunas cuadras y dio con un cafe que no sólo estaba rebosando de personas desayunando sino que pedía de carácter urgente dos meseras para los turnos de la tarde. La suerte estaba de su lado. Entro y se entrevisto con el dueño, el señor, Donovan Roque,  quien se mostró muy amigable.
-Pues eres muy joven.¿Tienes experiencia?
-Pues, la verdad trabaje en España en un club durante siete años.
-Vaya. Veo que no perdiste el tiempo.
-Era necesario, ah,-El parecía convencido y antes de obtener el empleo debía avisarle de su condicion- y...estoy... embarazada
El sonrio y pareciera que eso lo había terminado de  convencer.
-Entonces si que necesitas el trabajo-Le dijo sonriendo-Estas contratada. El turno empieza a las 3:30 y terminas a las 9:00.
Ella se emocionó y lo abrazo
-Es perfecto, genial, un millón de gracias.
-No es nada. Solo que te pido que no llegues tarde y que trabajes bien. No quiero quejas.
-Te lo prometo.
-De acuerdo.
Ella sonrio ampliamente y despues de enseñarle el lugar y hablar sobre el sueldo ella ya se disponía a irse cuando se le ocurrió que tal vez el podía ayudarla con lo de la habitacion.
- Oye quería preguntrte, ¿donde tengo que ir para anunciar que estoy alquilando una habitación en mi apartamento?
El sonrio como si acabase de descubrir la cura del cancer.
-Sabes, una de las chicas que trabaja en las mañanas, esta viviendo en una pensión muy cutre al otro lado de la ciudad. Tal vez le venga bien una habitación.
-Le podrias preguntar?
-Claro, espera. Neptali.
Hablo tan alto que una chica de más o menos 20 años se acercó.
-Si, dígame señor.
-Esta señorita, esta rentando una habitación. Ya sabes que en esta zona es un poco costoso pero...
-No pido mucho, aunque los gastos de la casa serian divididos.
Interrumpió ella para evitar que la chica se negara antes de oír el precio.
-De cuanto hablamos?
-Serian unos 250 semanalmente.
-Me hablas en serio?
  Le preguno la morena ya con una sonrisa en sus labios.
-Si.
-¿OMG, esto es un regalo del cielo. Cuando crees que pueda mudarme?
-Hoy mismo si deseas.
Ella volvió a chillar de alegría y la abrazo. Le dio su número y dijo que en la tarde la llamaria.
Eso había sido semcillo, aun eran las diez de la mañana y la mitad de sus problemas ya estában resueltos. Pero antes de salir desidio intentar resolver ahí el último problema que le quedaba.
-Oye Neptali, ¿te puedo preguntar algo?
-Claro, dime.
-Pues, yo...quería saber si sabes quien es Blas Mandsward.
Ella abrió su boca y de inmediato se la tapo para no soltar un chillido.
-Oh, dios, niña, pero vienes a matarme de un infarto, claro que se quien es, hablas del heredero de la familia Mandsward, son dueños de joyerias, tiendas de ropa, un bufete de abogados, un periodico, un canal de noticias, una escuela, una constructura, numerosos hoteles...entre otras cosas. Prácticamente los dueños de medio Londres.
Andrea se sorprendió por la magnitud de lo que estaba escuchando. Si eso era citero ella cargaba en su vientre al hijo de un multimillonario. Eso la asusto por un instante, tal vez, su familia intentará quitarle al bebé. Pero no dejaria que eso pasara.
-Sabia que tenia dinero pero no imagine que tanto.
-Pues la cede de todo es la empresa, B&M. Si le pides a un taxi que te lleve hasta ahí llegarás en nada. Pero debes ir mañana. Hoy no trabajan. Aunque también podrías ir al Bar Luminus, mi compañera va todos los fines de semana para ver si...
-Comprendo. Muchas gracias Neptali.
-No fue nada rubita.
Así se despedieron, y cuando se miraron por última vez sonrieron. Ahí nacería una amistad, pensaron las dos a la vez.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora