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-Angel el bebé esta perfecto.
-Sigo sin creermelo, de todas formas pronto ir a visitarte.
-Ya sabes que yo feliz te recibiré.
-¿Tu marido piensa igual? Si es molestia puedo irme a un hotel.
-Nunca serás molestia, además traerás muchos regalos.
-Muchisimos y muchas cosas que Dalila compró y algunos peluches que te envía Rissa.
-Mandales saludos.
- Te dejo, nos vemos pronto.
Andrea puso el teléfono sobre la mesita junto a sí cama y siguio leyendo el libro que leía antes de recibir la llamada. Veinte minutos después tocaron a su puerta.
-¿Quien es?
-Señora tiene visitas.
Andrea se extraño, era viernes y normalmente los viernes Blas llegaba después de las siete y ella nunca recibía visitas. Se levantó de su cama y abrio la puerta para encontrar a Rut esperandola.
-¿Que visita?
-Es un señor llamado Angel, dijo que uted sabia que vendria.
Ella abrió grande sus ojos, acababa de cortar una llamada con el como era que estaba ahí. Bajo las escaleras tan rapido como su gran barriga se lo permitió y en la sala encontro a su padre.
-¡¡¡Diablo!!!,
Se lanzó a sus brazo sy el la abrazo, luego tomo su rostro y beso su frente.
-¿Como estas?, ¿Como esta mi nieto?
-Los dos estamos bien, pero...¿como es que estas aquí?
-Te dije que vendría pronto a visitarte.
-Pero...
-Espera...- interrumpió sus palabras para concentrarse en la gran panza de Andrea, paso sus manos por el bulto y sintió como desde su interior Adam lo saludaba. - Hola Adam, yo soy el abuelo Ángel.
Adam volvió a moverse desde el interior y Angel lo sintio.
-Diablo, dime poruqe en me avisaste que vendrías para ir por ti al aeropurto.
Angel subió hasta estrellas más alto que ella y la abrazo. Le beso la cabeza y luego cuando la volvió a mirar a los ojos le dijo.
-Vine porque te extraña demasiado.
-Diablo te conozco mejor que nadie, dime la verdad.
Angel se estaba debatiendo entre decirle o no pero finalmente a eso había venido, había vendido el bar y había decidido mudarse a Londres, más cerca de su niña.
- Tienes que prometer que te mantendrás tranquila.
-Lo juró.
La tomo de la mano y la sentó en un sofa que había en el salón y se sentó junto a ella..
-He desidido venirme a vivir aquí.
Andrea proceso sus palabras y luego de mirarlo buscando burla sonrio.
-Juralo.
El sonrio y ella supo que el no bromeaba.
-Lo juro.
-Siii, o dios, estarás aquí.
-Muy cerca.
-¿Y que haras. Que pasa con el bar y las chicas?
-Lo vendi.
Andrea lo miro molesta.
-¿Como que lo vendiste?
-Si, se lo vendi a alguien que lo mantendrá intacto.
-No me lo creo.¿ Como pudiste?
-Dalila insistio.
-Claro poruqe ella...
-Ella moría por ser la nueva jefa y no me pude negar.
Andrea lo miro y sonrio.
-¿Se lo vendiste a Dalila?
- Si
-Dios que mundo salve en la otra vida para que me des semejante regalo.
Ella miraba al techo y Angel sonreia.
- Te extrañaba demasiado.
-Yo a ti igual diablo
- Pues ahora me tendrás cerca para cuidarte.

Las oficinas de B&M estaban a rebosar, en las últimas semanas habían tenido un exeso de trabajo que tenía a todos de un lado para otro. Blas que siempre regresaba a las siete a su casa, estaba dudando en si podría llegar a tiempo. Así que aún sabiendo que recibiría una gran regañina llamo a Andrea para decirselo.
-Hola.
Dijo ella después de un par de tonos.
-Cariño creo que llegaré un poco tarde.
Inmediatamente sintió como el humor de su esposa cambiaba y aún no le había dicho nada.
-¿Ahora que paso?
-Ya sabes, hay mucho que hacer, la llegada de los inversionistas americanos tiene a todos revolucionados.
Ella suspiro y él supo que esa noche no le darían besitos de bienvenida.
-De acuerdo cariño, pero a cambio quiero que llegues antes de la cena. Necesito hablarte de algo.
-De acuerdo, te prometo que antes de la cena estare ahi
-Más te vale.
-Te amo.
Ella sonrio aunque él no lo pudo ver.
-Yo más.
Eso fue una declaración de paz. Andrea no estaba molesta.
Ambos cortaron la llamada y Blas se dedicó a terminar los documentos que le quedaban para poder regresar a casa.

Cerca de las ocho padre e hijo desidieron dejar de hablar y cada uno comenzó a alistarse para la cena.
Angel desapareció por el pasillo y se metió en su habitacion y Andrea se dirigió a la suya y al entrar se encontro con un gigantesco oso de flores sobre la cama. Se aserco y olio el aroma de las flores, ella sabia de quien eran y se sintió alagada como siempre. Tomo la tarjeta y la leyó con la misma emoción de siempre.
Cariño te amo, perdón por no poder llegar al tiempo, el fin de semana te lo reconpensare. Lo prometo.
                 Blas Mandsward

Ella olio la postal y esa como las anteriores olía a él. La apretó en su pecho y la llevo hasta un cajón lleno con tarjetas de ese tipo.
Sin duda alguna Blas la amaba y siempre se lo demostraba.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora