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El final de la semana estaba cerca y los nervios estaban creciendo pero eso no impedía que Andrea estuviera concentrada en sus estudios. Ese día acababa de terminar una tarea cuando sonó el timbre de la puerta. Ella estaba en el peuqeño balcon sentada cuando sintió los pasos acercarse a ella y aunque era arriesgado asegurarlo casi podía jurar que sabia de quien se trataba.
-¿Como estan?
-Bien.
Blas le dio un beso en la frente y se sentó junto a ella.
-Hola, mi bebé hermoso, ya estoy aquí y hoy vine para llevarte a un super lugar.
Andrea lo miraba atentamente mientras el conversaba con si aun casi plano abdomen, era pronto y aún no había barriga.
-¿De que hablas?
-Nos vamos.
-¿A donde nos vamos?
-Al acuario. Tengo una amiga que trabaja ahí y nos dejará entrar luego de la fusión. Ya verás que te divertirás.
Andrea lo miro reteniendo una sonrisa. En serio el estaba intentando hacerla bajar la guardia pero ella era más terca que él.
-Estoy harta sabes.
Miró a lo lejos y perdió su mirada en el cielo donde el sol ya se comenzaba a ocultar.
-¿De que?
El parecía interesado en saber y ella estaba lista para responder.
-De que temes desisiones sin preguntarme, deberías haberme llamado antes de hablar con tu amiga. Eso es lo que más odio de ti. No cuentas conmigo, mi opinión no cuenta.
El se llevó las manos a la cabeza y se revocó su cabello.
Cuando la volvió a mirar parecía bastante irritable.
-¡SIEMPRE ES IGUAL!
Andrea se asusto por el tono en el que él acababa de hablarle..se puso en pie y lo miro desafiabte.
-No me grites, que yo grito y más que tú.
-Es que lo lógico es que...
-Mejor callate, si no te gusta que te digan las cosas ese es tu problema.
-¡Es que acaso algún día dejaremos de discutir!
-Mientras sigas con esa actitud de mierda nunca dejaremos de discutir.
Blas la miraba atonito. Se levantó de su silla y camino en dirección a la puerta.
-¡¡¡Detente!!!- El paro en sexo y ella camino hacia donde se encontraba- Solo te pido que me digas antes. Es tan complicado.
Ella miro a los ojos y por mas que intento estar molesto no lo consiguió.
-No es complicado
Ella sonrio y se puso de puntillas para darle un beso en la mejilla.
-Entonces me cambiaré para ir al acuario.
El la miro y asintio, pero rn rl fondo de comenzaba a preguntar con que clase de loca se iba a casar. Bueno después de todo es una loca adorable, penso mientras esperaba a que ella volviera.

La visita al acuario fue divertida y hasta cierto punto bonita.

-Después de todo la pásate bien.
-Ok, tengo que admitir que me diverti, pero no era por eso que yo estaba protestando.
-Eres muy extraña, a las chicas normales les gustan mucho las sorpresas.
-Pero yo no soy una chica normal. Mirame a los diesiocho años estoy embarazada y con planes de boda, en lugar de str estudiando y saliendo con mis amigas.
-¿Me volverás a hecha en cara que es mi culpa?
Ella lo miro y nego con la cabeza.
-Ya no, ahora se que tengo tiempo para volar y tiempo para vivir con los pies en la tierra. Soy joven y me queda mucho camino por recorrer.
El hizo un gesto de asombro y ella comenzó a reir.
-Eres la chica más madura de tu edad que conozco. Cuando crezca quiero ser como tú.
Ella solto una carcajada y el la siguio.
-Ves que no es tan malo estar conmigo. Cuando nos casemos podremos hacer esto más seguido.
-Me gustaría que nos lleva semos bien pero es que tu eresss.
El se encogió de hombros y no respondió. Siguieron caminando hasta que Blas vio algo que le dio una buena idea.
-Espérame aquí.
-Adonde vas.
El salio corriendo y regreso a los pocos minutos con una mano en la espalda.
-Cierra los ojos.
Ella sonrio y dejo caer sus manos a los lados.
-¿Que estas inventado?
-Cierralos.
Ella obedeció y cuando los abrio nuevamente tenía un pequeño peluche de conejos y una rosa. Abrio la boca y los ojos y lo miro casi a punto de llorar. La verdad nunca había tenido novio, nadie le había regalado flores ni cartas de amor sinceras. En su escala los chicos la veían como un trozo de carne y ella guiándose primero por su madre y luego por Ángel, nunca había confiado en ningún chico.
-Blas...
-¿Te gusta?
-Esta muy bonito, pero...
-Pero nada, ves como su eres una chica normal, tú también adoras las sorpresas.
Ella sonrio y lo abrazo, y Blas se dejó abrazar, o más bien disfruto el tiempo que duro, olio su pelo y rodeo su cintura con fuerza. Definitivamente ahí,  abrazándola a ella sentía que estaba en casa.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora