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-Es insoportable. Es prepotente, es engreido, egocentrico. Cree que lo sabe todo y que puede mandar sobre mi. No quiero verlo nunca más.
-Yo lo vi ansioso por encontrarte.
-Y yo lo vi ansioso por goberbarme.
Andrea se intentó desquitar en Neptali y le estaba contando con pelos y señales la conversación que había tenido con el padre de su hijo.
Se encontraba molesta, roja de la rabia y con los ojos colericos. Si se lo ponían delante era capaz de saltarle arriba y pegarle hasta no poder más.
-Es guapo.
Eso la descoloco. Ella hablando pestes y su amiga creyendo que era guapo. Iba a replicar y de repente unos ojos ambar se le vinieron a la mente. Recordarlo le hizo notar que si, efectivamente el era muy guapo.
-Mucho,-Le respondio a su amiga y cuando vio la sonrisa en sus labios, continuo -Pero es un insufrible. Un pedante.
-Un pedante muy fuerte.
-Demasiado-respondio y la risa de su amiga le dijo que estaba cayendo en la trampa.-Demasiado fuerte y demasiado idiota.
-Y demasiado sexi.
-Neptali ya dejalo, el es guapisimo, tiene un cuerpo de infarto, unos ojos que hipnotizan y es tremendamente sexi, pero no lo quiero en mi vida. Eso no significa que yo sienta algo por el.
-Ya. Amiga es el padre de tu hijo, el tiene razon, en la alta sociedad si no eres nacido en cuna de oro eres malnacido y ladron. Te tratan mejor, pero no bien, si no te casas con él a los ojos del mundo tu hijo, siempre será un bastardo, lo tratarán como si fuese menos y lo van a linchar. Además el tiene derecho a estar cerca del bebé desde ahora.
Andrea no quería admitir que lo sabia. Ella sabia que eso sucederia y sabia que Blas tenía derecho a estar presente durante el embarazo.
-Ya pero no me quiero casar.
-Ya pero es tu hijo. Las madres primero piensan en los hijos, luego en lo que quieren.
-Ya lo se, pero es que...
-Pero es que nada. Serás madre y tendrás que aprender a separar tus prioridades. Si la felicidad de tu hijo depende de ese matrimonio, creo que deberías hacerlo.

La morena se levantó y dejo a su amiga sentada en el sofá del salon pensando en esas palabras.
Andrea sabia que su amiga tenía razón, sabia que su hijo era lo primero, pero no podia siquiera imaginarse tomada de la mano de Blas. Su cabeza estaba hecha un lio, casi no había podido concentrarse en el trabajo y había confundido un pedido con otro.
Necesitaba pensar, ta vez consultarlo con la almuhada le serviría para tomar una desicion.

Blas se termino el trago que le quedaba en el vaso y se arrecosto en el sofa. No dejaba de pensar en su conversación con Andrea. Su cabeza estaba hecha un embrollo. No tenía ni idea de como la convenceria.
Ella tenía un carácter fuerte, la discusión en su casa había sido acalorada. Hubo un momento en el que la vio reducirse pero en seguida saco las uñas.
Era una mujer de armas tomar y eso le gusto.
A los pocos minutos sintió la puerta abrirse y luego de unos segundos llego hasta él su amigo Joseph.
Llevaba un bonito corte en su cabello rubio y los ojos azules más brillantes que de costumbre.
-¿Tienes novia?
Fue lo primero que le dijo y su amigo solto una gran carcajada.
-Algo asi.
-Increible. Quisiera saber quien es la afortunada.
-Una mujer magnífica que no conocerás aun.
-¿Por que no?
-Porque no quiero que la intimides.
-Que buen amigo tengo.
-Me parece que tu eres el menos indicado para hablar.
-Por que?
-Como tienes el sinismo de preguntar.
-¿Estas molesto?
-No. Me estoy preguntando porque mi amigo no me ha contado los por menores sobre mi sobrino y porque aun no conozco a mi cuñada.
-Tú cuñada no quiere ser tu cuñada.
-¿En serio?
-Muy en serio.
Blas se volvió a arrecostar al sillón y su amigo lo observó por unos minutos y sonrio.
-Imagino que eso no te agrada.
-No me agrada nada. La quiero viviendo aquí conmigo cuanto antes.
-¿La quieres traer aqui?
-Si.
Joseph no podía creerlo. Aquel apartamento era como un santuario para su amigo. Jamás había traído a ninguna mujer, ni siquiera a su madre.
Lo volvió a mirar buscando una sonrisa de burla y hallo un rostro preocupado.
-En estos momentos me estoy preguntando si debería llamar a una ambulancia.
-No, no deberias. Yo....en serio...ella...ella...si que...es decir... Ella....Me gusta.
Lo último lo dijo bajito y casi inaudible. Estaban solos y no se escuchaba nada a su alrededor. El penthause se encontraba a 15 plantas. Ni siquiera los autos se escuchaban realmente.
-Me estas diciendo que la chica te gusta en serio?
-Si.
-Gua. Es que ahora si lo he visto todo, una ambulancia no, debería llamar a un cirujano para que me diga como hizo para ponerte un corazón. Jamás imagine presenciar esto.
-Ella es chillona, majadera, malcriada, algo inmadura, mandona, arrogante, engreida e incluso caprichosa. Es como una niña pequeña que quiere un dulce y por nada piensa soltarlo pero a la vez es..
-Hermosa. Porque te digo, es muy hermosa.
-No sólo eso, también es algo ingenua e inocente. En sus ojos veo que es pura, es sincera. Tiene un talento con eso del tubo, es sencible, y algo suceptible.
-Vale, y ¿a que hora viste todo eso?
-Hoy cuando fui a verla ella...yo... discutimos, ella primero se mostró sorprendida y luego nerviosa, intimidada e incluso llegue a pensar que tenía miedo pero entonces salio una tigresa a reducirme, me rebatio cada palabra, se enojo, me grito e incluso me aseguro que yo no podía ser un estorbo estorbo en su vida.
-Vaya, encontramos a la chica que necesitabas.
-Tú sabes que ella me gusta, me gustaba cuando pensé que era...bueno ya sabes...pero ahora que se que era virgen, que se que solo yo la he tocado... no quiero que otro la toque, solo de pensarlo me vuelco loco.
Ambos amigos se miraron y se quedaron en silencio. Blas estaba confundido y algo descentrado, no sabia que iba a hacer y por otro lado Joseph, sabia lo que sentía su amigo, el personalmente ya había pasado por ahí.
-Te endiendo.
-Pues dime como para yo aprender.
Soltaron una carcajada y volvieron a quedar en silencio, cada uno sumido en sus propias memorias.

SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora