мy sωєєτ ∂єєr || ƒαทƒicτiσท rσвв sταrк || GOT

18

Robb llevaba días comportándose de manera extraña con Lyanna y ella sospechaba que era por la carta que contenía la mentira que había escrito para su tío con el único objetivo de desviar la atención a lo que verdaderamente importaba, había intentado de mil maneras distintas tener un momento a solas con Robb, pero él la evitaba y aunque le dolía creía que era lo mejor.

No podía confiarle aquel secreto, era de su familia, ella seguía siendo una Lannister a pesar de que su madre había procreado bastardos, seguía siendo su madre y Joffrey, Myrcella y el pequeño Tommen sus hermanos, no podía traicionarles divulgando la información fuera de la familia, su tío Tyrion le enseño a nunca apostar en contra de su familia.

Claro que sentía pena por su padre, pero hasta cierto punto entendía a su madre, esperaba que el hombre con el que había engañado al rey como mínimo fuera un buen hombre para maltratos tenía suficiente ya.
Su relación con Robb se había esfumado y mañana llegaría la familia Real a Winterfell.

No entendía porque Robb no la enfrentaba, no le reclamaba sería más fácil asumir la culpa, lo lamentaba tanto por Jon a quien le tocaría la peor parte, él nunca se lo perdonaría y Robb tampoco, los había perdido a ambos así como la confianza de Lord Eddard y Lady Catelyn, a quienes había llegado apreciar demasiado, ahora ambos la veían con desdén sobre todo Catelyn que no soportaba tenerla en la misma estancia y a Jon lo quería matar con la mirada.

Tenía que informarle a Jon la razón por la que su padre y Lady Catelyn lo trataban más duro que de costumbre, así que ahí estaba afuera de sus aposentos tomando el valor necesario para explicar una mentira que sin la razón verdadera nunca tendría sentido, no podía esperar más que su odio y desprecio.

La puerta se abrió dejando enfrente a Jon… sin camisa, Lyanna intento no sonrojarse y mirar hacia sus ojos, el chico por otro lado se apresuraba a colocársela.

El cachorro blanco de lobo huargo se hallaba acostado en la cama, al verla alzó la cabecita peluda y mostró sus enormes ojos rojos curioso, Lyanna recordaba el nombre de todos lo nuevos integrantes de la familia Stark uno por cada hijo de Lord Eddard y Lady Catelyn.

Arya había decidido llamar a la suya Nymeria en honor a la guerrera que había traído al pueblo de Rhoynar a Westeros huyendo de los conquistadores señores dragón de Valyria.

Sansa había nombrado a su cachorra Lady, Bran le había puesto al suyo Summer y el pequeño Rickon había nombrado a su cachorro negro Peludo.

En cuanto a Robb, él le había puesto Grey Wind al suyo, el más grande y rápido que había dado la camada de esa loba Huargo que habían hallado muerta en el bosque y que a petición de Bran se habían llevado a casa a cada cachorro y criado como si se tratara de una mascota cualquiera pero realmente eran lobos huargos, como el emblema de los Stark, Lyanna pensaba que eran como hechos a la medida.

—¿En que le puedo ser de utilidad, mi princesa? —pregunto tan servicial como siempre.

—Debo hablar contigo, Jon. —dijo directa y nerviosa. —Es algo muy delicado que te compete más que a nadie y de una vez y antes que todo te pido mil y un disculpas que no servirán de nada viniendo de una princesa mentirosa.

Jon la miró totalmente desconcertado y así fue como Lyanna empezó a narrar la historia cambiando algunas partes y omitiendo otras.

—¿Pero por qué lo hizo, mi princesa? ¡No lo entiendo! —el chico había optado por sentarse al borde de su cama y Lyanna le había seguido, estaba tan confundido.

—Deja de decirme princesa Jon, no merezco el título, soy una mentirosa y te he arruinado la vida, no importa cuánto pida tu perdón eso no lo remediará. —Lyanna intentaba ser fuerte pero las lágrimas comenzaban a salir, se sentía una estúpida.

—Lyanna, mi vida siempre ha sido así, mi padre dice ser mi padre, pero siempre me ha visto como un error y Lady Catelyn, ella nunca me ha querido aquí no es una novedad, lo lamento por Robb, él siempre me ha querido cómo a un hermano sin importar mi origen materno. —soltó con la mirada perdida. —Solo quiero que me digas porque lo hiciste, sé que di pie a algo y lo lamento tanto, pero ambos sabemos que eso no ocurrió. Solo dímelo y te perdonaré Lyanna, solo hazlo.

Jon le limpiaba las mejillas a Lyanna y ella tomó su mano entre las suyas.

—No puedo, lo siento Jon Snow.
La puerta estaba entreabierta y es como Robb que por fin venía a enfrentar a su medio hermano, los vio a ambos.

¡Lo engañaban de nuevo! ¡Eran tan cínicos! ¡Él era el futuro Lord de Winterfell no permitiría que se burlaran más de él!

—¿De verdad? ¡No tienen ni siquiera algo de vergüenza que lo hacen con la puerta abierta! Yo que creía que tú Lyanna eras tan inocente pero ya le has entregado tu virtud a un bastardo y tú Jon ¿Después de que te trate como a un hermano más? ¡Sin importar todas las veces que mi madre dijo lo contrario! ¡yo los quería a ambos! ¡Debería correrlos! ¡dejarlos a su suerte en el bosque! Pero no, soy el futuro Lord de Winterfell y guardián del norte y aunque tú Lyanna seas una zorra a mis ojos para todo el norte eres un dulce ciervo y te adoran, nos casaremos porque es lo mejor pero haré que estés consciente  de que  siempre tendrás mi desprecio y odio, y Jon, el tío Benjen vendrá a Winterfell para  la visita de la familia Real será mejor que te vayas con él al muro y te unas a la guardia de la noche. —se fue azotando la puerta tras de sí.

Jon no se había dado cuenta que había apretado la mano de Lyanna muy fuerte. Ambos se miraron por un largo tiempo y Lyanna abrazo a Jon, aunque este dijera lo contrario ella sabía que le había arruinado la vida.