▶Lyanna Baratheon, hija de Robert y Cersei Lannister, hermana mayor del príncipe Joffrey, es separada de su familia por órdenes de su padre, el Rey.
Robert desea que su hija sea casada con el primogénito de su mejor amigo y compañero de guerra Eddar...
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—Lyanna, tranquila, no te puedo prometer que no será frío y desconocido pero los norteños no son monstruos como mi querida hermana te inculcó. —dijo el pequeño Lannister a su sobrina, habían comenzado el camino real ese mismo día en la mañana y la niña seguía llorando en silencio sentada al otro extremo del carruaje.
Al no ver resultados con sus palabras, Tyrion probó con otra cosa —¿Sabías que tu nombre es de la casa Stark? Supongo que sí, pues ahí está, tu padre aprecia mucho a los Stark ¿Por qué te mandaría con alguien que te haría daño?
Las cuestiones no tranquilizaban a Lyanna, ella sabía que portaba el nombre de una mujer de la casa Stark y había aprendido gracias a la Septa Hela que los Stark eran descendientes de los primeros hombres y que seguían a los dioses antiguos y no a los Siete, no conocía a nadie que no siguiera a los Siete, aquello le daba miedo sumado a todas las cosas horribles que le había dicho su madre de la mujer por la que llevaba el nombre y de los norteños.
La Septa Hela era una ancianita no había tardado en acurrucarse y dormirse en la esquina del carruaje, dejándola sola con su tío Tyrion, a quien no le tenía miedo y le apreciaba gracias a su tío Jaime.
—Si, lo sé. —dijo finalmente.
—No te pasará nada, crees que no podré protegerte y no te culpo, pero jamás te dejaría sola, daría mi vida si fuese necesario para salvar la tuya sobrina, pero como soy más inteligente que eso no habrá necesidad. —aquello último hizo reír a la niña.
Lyanna se levantó y fue a abrazar a su tío, al que ya rebasaba en estatura.
Puso su cabeza en el pequeño hombro del Lannister y se dejó consolar, había un largo camino que recorrer y muchos peligros que enfrentar.
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