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Advertencia: capítulo que puede contener escenas explícitas.

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El banquete que le siguió a la boda fue regular en lo que cabe, el rey bebió de más y manoseo a alguna que otra mujerzuela mientras Lyanna se hallaba sentada a lado de Robb, quién ni siquiera la quería voltear a ver, lucio serio e indiferente a ex...

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El banquete que le siguió a la boda fue regular en lo que cabe, el rey bebió de más y manoseo a alguna que otra mujerzuela mientras Lyanna se hallaba sentada a lado de Robb, quién ni siquiera la quería voltear a ver, lucio serio e indiferente a excepción de algunas sonrisas que le saco una mujer de bonito cabello negro y piel almendrada.

¿A sí que esas eran del estilo de su esposo? Lyanna fingió que no le importaba como su madre siempre hacía con su padre y miró al frente.

Al final de toda la ceremonia se despidieron de los invitados y fueron a sus aposentos, les habían preparado una cama nueva en uno de los mejores aposentos del castillo.

Al llegar ahí y cuando finalmente estuvieron solos, Robb empezó a desvestirse y Lyanna sin saber que hacer le siguió, ella era totalmente inexperta solo sabía acerca de ello por las anécdotas que escuchaba de las doncellas que le habían atendido en Winterfell, sabía que dolería y se preparó mentalmente para ello.

-Recuéstate en la cama. -le dijo Robb sin una pizca de ternura o comprensión en la voz, Lyanna le hizo caso.

Estaba en ropa interior, se acostó en la cama y miró hacia el techo sin saber que más a hacer.

Vio como Robb que ya se hallaba completamente desnudo se acercó a ella y se posó encima, sintió su enorme mano entre sus piernas, explorando con dureza.

Lyanna chilló al sentir el contacto de sus dedos con su parte íntima, tomo las sábanas entre sus dedos con fuerza, apretó los dientes y cerró los ojos, unas lágrimas se le escaparon.

-Duele. -chilló y Robb paró sorprendido.

-No fornicaste con Jon. -susurro sin poder creerlo, Lyanna se atrevió a abrir los ojos y verlo.

Él podía ver lo hinchados que estaban, su esposa había estado llorando sumado al hecho de que la había lastimado con su brusquedad y asumiendo que ella ya no era virgen.

-¿Dolerá? -finalmente cuestionó la chica.

-No, solo necesitamos consumar el matrimonio y de paso engendrar un heredero, una vez que eso pase te prometo que jamás te volveré a tocar. -le susurró cansado de sostener su cuerpo encima de ella con los brazos.

A Lyanna le dolió la primera vez y la segunda, ni siquiera la tercera dejo de punzar, para entonces había arañado y enterrado sus largas uñas en los hombros y espalda de Robb, pero él se limitaba a gruñir y jadear mientras ella se contenía.

Su madre le había informado de lo doloroso que resultaría, la primera vez siempre era así.

Jamás pensó que algo tan significativo en la vida de una dama fuera un acto arrebatado de parte de su esposo.

Robb se detuvo al ver las lágrimas de Lyanna rodar por sus mejillas, ¿Qué diría su padre? ¡Había hecho llorar a una dama! ¡A su esposa!

Se llenaba de placer a costa de su lady. Robb no lo pensó más y quiso retirarse pero Lyanna no se lo permitió, enredo las piernas en las caderas del joven lobo.

Este la miró desconcertado, la chica pasó las manos limpiando el sudor y apartando los mechones rizados de la cara de su marido, se miraron a los ojos, los azules de él y los verdes de ella.

Robb no pudo evitarlo más y la besó, aquel era el primer beso real que compartían. Cálido, húmedo y tierno. Lyanna hubiera querido que ambos se quedarán así, unidos en la eternidad dejando de lado las mentiras y los secretos.

Todo concluyó, Lyanna escuchó a Robb gruñir de placer, después de que la semilla fue vertida, él se alejó de ella, apenado, se vistió.

Lyanna lo miró por un largo tiempo intentando descifrar lo que pensaba.

Robb se sirvió un par de copas de vino ignorando que había abandonado a su esposa en el lecho de bodas, en el momento más significativo para ambos.

La ira y la decepción, lo embargaban ¡Se había comportado como un completo idiota!

No podía permanecer más tiempo ahí, azotó la puerta tras de sí, no encontraba la manera de detenerse.

Salió a buscar la compañía de la mujer de cabello negro y piel almendrada que había visto durante el banquete de la boda.

Lyanna lloró en silencio hasta quedarse dormida.

Lyanna lloró en silencio hasta quedarse dormida

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