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Lyanna estaba en sus aposentos junto a su tío Tyrion cuando se enteró de que Bran había caído de la torre abandonada del castillo

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Lyanna estaba en sus aposentos junto a su tío Tyrion cuando se enteró de que Bran había caído de la torre abandonada del castillo.
Desde luego corrió a los aposentos de Bran con su tío detrás, su padre ya se hallaba ahí junto a Lady Catelyn y Lord Eddard.

Lyanna se quedó en el pasillo, no quería causarle más disgustos a Lady Catelyn con su presencia, la mujer estaba inconsolable y su padre, por otro lado, se hallaba ahí por primera vez sobrio y preocupado.
Ella a penas podía enterarse de lo que ocurría dentro del lugar y su tío Tyrion desistió pasada la medianoche, le dijo que iría a dormir y se retiró.

Lyanna continuó ahí e incluso se sentó, sin darse cuenta cerró los ojos y se durmió recargada de un muro de piedra.

Al despertar se sentía adolorida pero sorprendentemente se encontraba en su cama o bueno en los aposentos en los que debía dormir con su esposo.

No había señales de Robb por ningún lado, llevaban desde el lecho de bodas sin hablarse y si Robb se pasaba por la habitación era cuando ella no estaba, Lyanna había aceptado que se convirtieron en sus padres, ella era su madre y su esposo su padre, y lamentaba las decisiones que los habían conducido a ello, pero se había dado cuenta que no podía confiar en él.

Escuchó a alguien tocar la puerta del lugar. —Adelante.

—La reina solicita su presencia en el comedor, mi princesa. —dijo servicial la doncella.

—Carmine, ya no soy princesa me casé con Lord Robb. —le recordó Lyanna a la joven, que apenada asintió. —Dile a mi madre que en un momento voy.

—Bien ¿Desea que la asista, mi lady? —pregunto la doncella y aunque a  Lyanna  no le gustaba que la ayudarán a arreglarse, asintió porque está vez se sentía agotada.

Carmine le ayudó a quitarse el vestido, a preparar la tina y cuando se terminó de duchar a colocarse uno nuevo, Lyanna se sintió sofocada como si la prenda se hubiera reducido.

Se miró al espejo y sus pechos estaban considerablemente más grandes y le dolían, ¿Cómo no había notado ese cambio tan radical?
La doncella termino de arreglarle el cabello y Lyanna se dispuso a ir al comedor, se cansó por descender las escaleras que había bajado durante siete años diariamente.

—My Lady, ¿Se encuentra bien? —susurró Carmine, la doncella más joven del castillo, tataranieta de la vieja Tata.

Lyanna la había conocido cuando era una niñita, pronto sería el treceavo día de su nombre.

—Si, Carmine no te preocupes, es solo que a noche no dormí muy bien por lo ocurrido, por cierto ¿Cómo se encuentra Bran? —cuestiono tan pronto pudo hacerlo.

Se sentía egoísta, preocupándose por cambios insignificantes en su cuerpo cuando Bran luchaba entre la vida y la muerte.

—El pequeño Lord Bran se encuentra dormido pero el Maestre Luwin dijo que ya pasó lo peor y ahora solo queda esperar a que despierte, mi lady. —respondió con esperanza.
—Después de desayunar con mi madre iré a verle.

Llegaron al comedor y Lyanna vio a su madre tan hermosa como siempre desde luego le sonrió al segundo de verla, se sentó a su lado y su tío Jaime se hallaba en la mesa a lado izquierdo de su madre, sus pequeños hermanos Myrcella y Tommen comían pastelillos de frambuesa animadamente.

Lyanna pidió un poco de pescado asado, pero tan solo al verlo, se le revolvió el estómago.

—Nos iremos esta tarde, Anna, después de casi un mes aquí contigo mi pequeña, nunca me será suficiente. —le acarició las mejillas. —Luces cansada, tu tío Jaime te vio anoche afuera de los aposentos del desafortunado y te llevo a tu cama, te excedes mucho, tienes que descansar.

Aquello sonaba a un regaño, después de no tenerla durante tanto tiempo se le olvidaba lo sobreprotectora que era.

—Si madre, estuve esperando noticias de Bran, el maestre Luwin dice que vivirá ¡Es una bendición de los dioses! —exclamo sonriente sus pequeños hermanos se alegraron, pero su madre borró cualquier signo de felicidad y su tío Jaime no sé quedo atrás.

—Si, es una bendición de los Siete sin duda, sobrina. —dijo Tyrion Lannister anunciando su presencia en la mesa.

—¿Vivir? Quedará lisiado de por vida. —dijo su tío Jaime y Lyanna por poco se ahoga con el agua al escucharle tan indiferente ante la vida de Bran.

—Pero vivirá. —objeto Lyanna.

—Deberían tener piedad y acabar con su sufrimiento. —escupió la reina y Lyanna se tensó al escucharle hablar así.

—Manifiesto mi más profundo desacuerdo, en nombre de todos los seres grotescos del mundo. ¡La muerte es tan... definitiva! Mientras que la vida está llena de posibilidades. —defendió su tío Tyrion y Lyanna no pudo estar más  de acuerdo. —Ya quiero escuchar lo que tiene que decir.

Miró a su madre y a su tío Jaime, ambos estaban enfadados ¿Por qué motivo les enfadaría tanto que Bran viviera?

—Hermano, hoy partiremos. —comento Cersei cambiando radicalmente de tema.

—Si, estoy al tanto pero no iré con ustedes, Benjen Stark el hermano de Lord Eddard irá al muro y le acompañaré. —Lyanna no se sorprendió, sabía de las intenciones de su tío de ir al muro.

Pensaba en Jon Snow y el exilio que le impuso Robb y se le hizo un nudo en la garganta de solo recordar lo enojado que estaba el joven lobo aquella vez, quizá era mejor que él la evitará, al menos no tendría que soportar sus desplantes, no sabía cuánto más podía soportar sin desistir.

—No me digas que vestirás el negro, hermano. —alzo la ceja la reina con cierta burla. —¿Vivir en el norte todos esos años te hizo daño?

—¿Y ser célibe? Todas las prostitutas desde aquí hasta Dorne me extrañarían.  Solo iré y mearé en el límite del mundo. —dijo provocando las risas de sus sobrinos hasta a Lyanna se le escapó una carcajada.

—Me retiró no necesito que mis hijos escuchen eso, Tommen y Myrcella, vámonos y Anna termina de comer estaré en mis aposentos empacando por si deseas ir a verme, mi pequeña. —la reina se retiró con sus hijos y doncellas.

Lyanna se quedó en la mesa con sus tíos.

—Anna no has tocado tu plato. —dijo Jaime preocupado.

—No tengo apetito, tío.

—Deberías ir a tus aposentos a descansar, antes de despedirnos. —dijo Tyrion mientras tomaba de su copa.

—Primero pasaré a los aposentos de Bran. —se levantó de la mesa.

—Si, me parece bien, podrías encontrarte a Joffrey, lo mandé a que diera sus respetos. —Lyanna sonrió forzada al escuchar el nombre de su hermano.

Se despidió de sus tíos y fue a los aposentos de Bran, deteniéndose a cada paso e intentando recobrar la respiración por los escalones que había subido, realmente estaba agotada, sabía que tenía que visitar al maestre Luwin, pero ahora lo importante era Bran.

Se despidió de sus tíos y fue a los aposentos de Bran, deteniéndose a cada paso e intentando recobrar la respiración por los escalones que había subido, realmente estaba agotada, sabía que tenía que visitar al maestre Luwin, pero ahora lo importan...

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