мy sωєєτ ∂єєr || ƒαทƒicτiσท rσвв sταrк || GOT

53

—¡No puedes ejecutar a Jaime Lannister y menos a Roose Bolton! El primero es la manera de sacar a tus hermanas de King’s Landing y el segundo es tu abanderado, uno de los más grandes, ¿A caso has perdido la razón, Robb Stark? —se anunció su madre aún con las ropas llenas de lodo y sudadas.

—Gracias madre, yo también me alegro de verte. —ironizo Robb sin despegar la vista de las piezas del tablero en donde realizaba todas sus estrategias.

—¡No te hagas el gracioso conmigo! ¡esto es grave! ¡Me voy un par de semanas y solo regreso para ver qué exiliaste a Theon Greyjoy y él ahora tomo Winterfell junto a tus hermanos, Robb! ¡Y luego planeas matar a dos hombres que son piezas fundamentales en el tablero solo porque tu loca esposa lo dice! —grito Lady Catelyn llamando la atención de su hijo, quién la miró furioso. —¡Solo escucha como suena! ¿Lyanna quiere la cabeza de Jaime Lannister? ¿Su amado tío? ¡La familia por la que te abandono, Robb! ¡No tiene sentido! ¡Es una completa locura!

—No lo es, tú no estuviste aquí, no sabes por cuánto pasamos, Lyanna recayó mucho, Roose Bolton casi la mata y culpa a Lyra Payne, sino fuera por el maestre Cailin, Lyanna seguiría sumergida en la locura o peor aún, alguno de sus intentos de suicido se hubieran concretado, madre. —dijo sombrio Robb.

—Si eso te hubiera librado de la locura en la que te tiene, lo deseo, pido a los dioses que maten a Lyanna Baratheon o la manden lejos de mi hijo. —coloco sus manos en la cara sin poder creer lo que había pasado lo que su hijo estaba a punto de hacer. —Si ejecutas al Matarreyes y a Roose Bolton perderás la guerra, ¿me oíste? ¡La perderás!

—Me juraste lealtad Brienne de Tarth, tú llevarás a Jaime Lannister devuelta a King’s Landing y traeras a mis hijas Sansa y Arya sanas y salvas al Norte. Mi hijo perdió la cabeza, no dejaré que mis hijas mueran por la locura de una niña estúpida embargada por el dolor de la perdida de un hijo. —declaró Lady Catelyn a la mujer que le había jurado lealtad al morir Renly Baratheon asesinado por una sombra con la forma de Stannis Baratheon.

—Si, mi lady, lo haré, se lo juro.

—Vamonos Matarreyes, Lady Catelyn me encargo escoltarte hasta King's Landing y eso es lo que haré. —dijo con firmeza la alta mujer rubia dentro de una armadura.

—No, yo no me voy sin mi sobrina. —se detuvo Jaime, llevaban casi toda la noche caminando, él encadenado a aquella enorme mujer.

—Lady Lyanna estará bien, se lo aseguro. —Brienne jalo las cadenas  haciéndolo avanzar.

—No seas condescendiente conmigo, sé que mi sobrina quería ejecutarme y que Robb Stark, el maldito lobo, fue lo suficientemente estúpido para escucharla. Ella esta mal, no es ella misma, el maestre Cailin la tiene intoxicada aún con esencia de Argucias, no voy a quedarme con los brazos cruzados a ver cómo ese viejo le susurra órdenes a mi sobrina, la vuelve su marioneta, me rehusó. No daré un paso más, ¿Me oíste?

—Poco podrás hacer ¿Matar al maestre Cailin? El Rey en el Norte te ejecutará y si es cierto lo que me dices, tu sobrina morirá de tristeza por la culpa, después de salir de los efectos de la esencia. —dijo Brienne sin darle mayor importancia. —¡Vamos! Si amas a tu sobrina irás a King’s Landing, te recuperarás y vendrás por ella, la sacarás de la locura, si eres rápido, lo lograrás.

Jaime por primera vez estuvo de acuerdo con aquella mujer rubia y continuó caminando dispuesto a llegar a King's Landing para estar con su amada melliza, salvar a su sobrina y vengarse de aquel anciano.

—¿Qué es lo que hiciste, madre? —cuestiono horrorizado el Rey en el Norte a Lady Catelyn. —¡Dejaste escapar a Jaime Lannister!

—Lo ibas a matar sin importar que tus hermanas quedarán a merced de la furia de la reina. —dijo sin ningún signo de arrepentimiento, ella como madre sabía que era lo correcto, su hijo estaba cegado por el amor hacia esa mujer.

Catelyn lo supo desde el principio, su esposo jamás debió de prometer a su heredero con la hija de Robert Baratheon y Cersei Lannister, ahora su amado Ned estaba muerto y su primogénito envuelto en la desgracia, sin manera de hacerlo razonar espero lo peor.

—Sabes que tendré que encerrarte, madre. No volveré a confiar en ti. —sentencio y Catelyn alzó la barbilla dispuesta a no dejarse intimidar por su hijo, por el que había criado, su primer hijo que ahora le daba la espalda.

—Lo sé, Robb. —susurro para ser llevada por los hombres de su hijo a su tienda para cumplir su encierro.

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