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—Deberías estar en cama

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—Deberías estar en cama. —le regaño Robb al ver a su esposa sentada en la cama de Bran, el pequeño Rickon también estaba ahí, todos escuchando a la vieja Tata contar una de sus famosas historias.

—Robb estábamos escuchando una historia de los nosotros. —comentó Rickon con su voz de bebé, asustado.
Lyanna sonrió.

—Los otros, Rickon, son los otros. —le corrigió Bran impaciente.

—No me importa que estén escuchando, vuelve a la cama ahora mismo Lyanna. —dijo firme y de brazos cruzados Robb.

—Estoy perfectamente, quiero quedarme aquí junto a Bran. —la joven le hizo cosquillas a Bran y comenzó a reír y Rickon pronto exigió su dosis de cosquillas.

—Vieja Tata llévese a Rickon de aquí por favor. —pidió el joven lobo y la anciana asintió llevándose al niño aún cuando esté lloró queriéndose quedar.

—Bran, tú eres más grande, lo entiendes ¿No? Lo que pasaría si Lyanna no se recupera. —afirmo Robb con el ceño fruncido.

Bran asustado asintió, el maestre Luwin había dicho que Lyanna había quedado tan dañada del legrado que si llegaba a quedar embarazada de nuevo perdería la vida, por ello tenía que estar en cama y según las palabras del mismo maestre Luwin rogando a los viejos dioses y esperando lo mejor, por ello Robb la cuidaba noche y día, le daba de comer en cama y cuando tenía tiempo le acompañaba.

—Robb deja de hablar como si no estuviera aquí, lo detesto. Deja de tratarme como una niña, solo dímelo. Estoy harta de que me lo ocultes, no decirlo no lo hará menos real. —espeto Lyanna irritada. —No podré darte hijos de nuevo ¿No es verdad? ¡Robb! ¡Solo dilo!

—Tienes que descansar, recuperarte. —Lyanna lo interrumpió se levantó de la cama y se acercó a él.

—¡Es lo único que dices! Eso no cambiará el hecho de que estoy seca por dentro, que no sirvo para ser mujer, Robb. ¡Tú necesitas un heredero, el norte necesita un heredero! Yo no puedo dártelo, deberías pedir nulidad matrimonial, nadie te culparía ¿no es así Bran?

Bran estaba llorando y negó con la cabeza cuando Lyanna, la chica que conocía desde que era un niñito le decía que se alejaría de ellos, Lyanna era esposa de su hermano, la Lady de Winterfell y era un título que se había ganado a pulso después de siete años conviviendo con todos los norteños, ya la querían como a una más.

—No digas eso, te prohibido que lo vuelvas a decir. —gruñó Robb entre dientes.

—Es la verdad, Robb Stark huye, aún puedes desposar a alguien que si te dé herederos, estás a tiempo. —Lyanna quería salir del lugar, pero Robb la detuvo.

Y la abrazó, ambos estaban sufriendo, Lyanna se aferró a Robb e intento contener las lágrimas, le ardían los ojos.

—Yo tengo la culpa de todo, Lyanna, por mí culpa ya no puedes tener más bebés. —susurro Bran y eso tanto a Lyanna como a Robb les rompió el corazón se acercaron y lo abrazaron.

—No tienes la culpa de nada, Bran y no me arrepiento de nada, ¿oíste? De nada. —le consoló Lyanna convencida de lo que decía.

—Prometo que haré pagar al responsable de esto, se los prometo. —siseó Robb con los ojos rojos y sin dejar de abrazar a ambos.

мy sωєєτ ∂єєr || ƒαทƒicτiσท rσвв sταrк || GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora