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Le rajó la garganta, la sangre le escurrió directo en la cara, le empapó el vestido amarillo que llevaba puesto

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Le rajó la garganta, la sangre le escurrió directo en la cara, le empapó el vestido amarillo que llevaba puesto.

Se quitó de encima el cuerpo y escuchó a la doncella que su abuelo le había asignado para el viaje.

Un hombre de armadura gris la estaba violando.

Lyanna empuñó la daga y le abrió la garganta al abusador, toda la sangre fue vertida en la cara de la doncella que no paraba de gritar, horrorizada comenzó a ahogarse, Lyanna le ayudó a quitarse el cuerpo inerte de encima y la auxilio para que pudiera respirar.

—¡Lyra, escúchame! ¡Tenemos que salir de aquí! —susurró Lyanna tomando a la chica de los hombros, quién no paraba de gritar y llorar entre tosidos. —¡Vendrán más! ¡Lyra, por favor!

Los crujidos de unas ramas afuera del carruaje les anunciaron a las jóvenes que habían más, a Lyanna le temblaban las manos, se había enfrentado a tres hombres ella sola y degollado dos cuando intentaron abusar de ella y de su dama de compañía, Lyra no había tenido tanta suerte tenía las enaguas manchadas de sangre y el hombre había muerto con el miembro al aire.

Lyanna le ayudó a levantarse, pero la chica seguía llorando desconsolada.

—¡Vamos a morir aquí! ¡Vamos a morir…! —Lyanna le dio una bofetada a la chica para que reaccionará y le tapó la boca para que se mantuviera en silencio.

Su única esperanza era hacerles creer que estaban muertas, de esa manera ingresarían al carruaje y Lyanna podría apuñalarlos.

Una sombra comenzó a acercarse.

—Quédate aquí. —le murmuró Lyanna.

—No me deje…—la chica la tomó del brazo reteniéndola, Lyanna logró zafarse y pegar su cuerpo al hueco servía como entrada del carruaje. —Por favor.

El hombre enfundado en una armadura gris entró al lugar.

—Mi Lady, ¿Se encuentra bien? —cuestiono el soldado preocupado dirigiéndose a Lyra.

Lyanna aprovecho la distracción y colocó la daga en la garganta del soldado.

—¡Llévame con el Rey en el Norte! ¡Ahora o te mató! —exigió Lyanna presionando el filo del metal contra la sensible piel.

—Esta ante el Rey en el Norte, mi Lady. —respondió Robb Stark.

Lyanna lo soltó sin poder creerlo, poco a poco Robb dio media vuelta para ver a su dulce ciervo bañada en sangre y Lyanna apenas podía reconocer a su joven lobo enfundado en esa armadura con el peto grabado con el huargo de los Stark y la piel repleta de sudor, mugre y rastros de sangre seca, su cabello rizado estaba más largo al igual que su abundante barba.

—Lyanna, soy yo. —Robb aparto la daga y la rodeó con sus brazos.
Él no podía creerlo, era su amado ciervo, estaba ahí temblando bajo su tacto.

—Vamos, las llevaré al campamento podrán asearse, el maestre curará sus heridas. —se dirigió a la chica que los miraba sin dejar de llorar.

—Lyra, vamos a estar bien. —Lyanna abrazo a su dama de compañía, pero ella lo sabía la chica jamás sería la misma y Lyanna no podía evitar sentirse culpable, no había podido salvarla.

Robb vio los ojos de su todavía esposa, rojos y conteniendo las lágrimas, la doncella de Lyanna había sido abusada por uno de los hombres que le había proporcionado Walder Frey.

Todos los implicados estaban muertos, pero Robb estaba furioso, debía demostrarles que no podían hacer lo que les placiera. No bajo el mando del joven lobo.

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мy sωєєτ ∂єєr || ƒαทƒicτiσท rσвв sταrк || GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora