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15

“Para mi muy amado tío Tyrion.

Recibí tus presentes y me encantaron, devoré la historia antinatural del Maestre Bart, pero el de la historia de Westeros el linaje de las casas es una lectura, perdone que te lo diga tío, aburrida y tediosa, intentaré no usarla de pisapapeles pero no prometo nada.
Bien, ahora que ya te agradecí por los regalos, dejaré de darle vueltas al asunto.

Sé que la familia Real vendrá a Winterfell en una semana, estoy nerviosa y no puedo decírselo a nadie.

Pero claro que te extraño y extraño a mi familia, nunca creí decir esto, pero incluso extraño la cabecita rubia de Joffrey y lo bellos ojos verdes de Myrcella aún no conozco a Tommen, pero supongo que es igual de rubicundo y ojiverde que todos nosotros.

Y mi padre, he escuchado que ha aumentado de peso y que su cabello negro ahora se torna gris pero seguramente sus ojos siguen tan azules como los recuerdo.
En fin, es una lástima que tanta felicidad se vea opacada por la muerte de Lord Jon Arryn, alguien verdaderamente cercano a mi padre e incluso a Lord Eddard Stark.

Respecto a la boda, jamás creí decirlo, pero creo que amo a Robb Stark, esperé tanto tiempo para contarte esto pude habértelo dicho en persona, pero ya no quería esperar más.

Sé que hubo un tiempo en el que Jon Snow me cortejaba y yo le correspondí, tú no me desalentabas pues en el amor no hay títulos, pero Jon es un bastardo y yo una princesa jamás podremos estar juntos.

En fin, te espero con los brazos abiertos en Winterfell.

Tu amada sobrina, la futura Lady Stark.”

Lord Tyrion miró una y otra vez la carta y desde luego descubrió el mensaje, en las palabras donde su sobrina había puesto más presión e incluso manchado con algo de tinta se hallaba el mensaje.

Su sobrina era sumamente pulcra para escribir aquellos errores fueron intencionales sumándole a eso que él jamás le había mandado el tomo del linaje de las casas y que además si alguna vez se sintió atraída por el bastardo de Eddard Stark nunca se lo comento en los cinco años que vivió con ella en Winterfell hasta que el rey le pidió su presencia en King’s Landing para descubrir que realmente era su padre y su hermana quién no lo querían en el norte a lado de Lyanna.

Lyanna no era tonta, él lo sabía había descubierto el secreto a voces que todo el consejo sabía. Su madre, la reina le había sido infiel al rey y sus hermanos eran bastardos.

Se había arriesgado mucho al mandar aquella información en una carta, pero ella misma lo decía, lo sabía desde hace tiempo y no podía esperar a informárselo.

Tyrion lo había sospechado durante años, para ser honesto creyó que Lyanna era producto del incesto también, pero al saber que era la gemela del bebé que murió entre Cersei y Roberth, Lyanna era una Baratheon la única verdadera, aunque su apariencia fuera la de una Lannister.

Después estaba el asunto del intento de secuestro y asesinato, Tyrion siempre supo que fue su hermana, mataría dos pájaros de un tiro, Cersei era tan orgullosa que prefería ver a su hija encerrada en un calabozo que convirtiéndose en una loba de Winterfell y en cuanto a él, si no era una novedad que su querida hermana lo odiaba.

El Grand Maestre Pyrcelle seguramente ya había leído el contenido de la carta, así como el Maestre Luwin de Winterfell al mandar el cuervo, temía que este último le informará a Lord Eddard o peor aún a Lady Catelyn acerca del supuesto y falso amorío de su sobrina con el bastardo de Winterfell. Si, definitivamente se había arriesgado mucho.

Contaba los días para verla de nuevo, por fin sería una Stark renunciando así a su título de princesa, en tiempos como aquel era mejor alejarse de toda conexión con la familia Real.