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La risa de Taehyung hacía eco en toda la sala de estar. Su grave voz sonaba hasta la cocina y sus ojos llegaban hasta mi alma.

Aún si tratara de explicar el porqué Kim Taehyung está nuevamente en mi casa, no podría hacerlo sin balbucear.
Sin mencionar, que tampoco entiendo muy bien el porque.

Taehyung estaba hablando, sonriendo y riendo, todo por causa mía. Sus ojos se hacían pequeños cuando una pequeña broma salía de mis labios, aún si fuese la peor de todas.

Taehyung estaba siendo todo lo que más adoro en la vida, él mismo.

Su cabello rubio a veces se despeinaba con los movimientos que hacía al reír, pero los cabellos rebeldes inmediatamente regresaban a su lugar, en el momento en el que decidía acomodarlos con sus largas manos.

—¿Aún hay jugo? En verdad es delicioso. —Habló después de tantas risas. El hecho de que Taehyung llegara tan repentinamente a mi casa, como a mi vida, evitó que no tuviera que ofrecerle más que un poco de jugo hecho en casa, y mi corazón.

El vaso que tocó sus labios llegó a mis manos y mis pies caminaron hacia la cocina. Mis manos temblaban y mis piernas también, aún si estoy lejos de él.

El vaso que contenía más jugo estaba tan cerca de caer en cuanto lo puse en la mesa de centro, si no hubiera sido por tan ágiles manos de Taehyung: —Si no caes tú, un vaso lo hace. —Rió recordando el número de caídas que ha evitado él mismo.

—Si, ya te lo he dicho. Soy torpe. —Sonreí mirando sus ojos.

Taehyung sonrió con los labios y negó con la cabeza, sin decir nada.

Un segundo después, una onda de frío entró en mi cuerpo, e involuntariamente comencé a temblar.

—¿Frío? —Preguntó levantando una ceja. Con mis labios temblando asentí: —Mu-mucho. —Confirmé.

—Ow, mi linda Yun. —Dijo haciendo un puchero.—¿En tu habitación hay algo que te quite el frío?—Preguntó, con un asentimiento por parte mía como respuesta.—Ahora mismo regreso.

Taehyung se alejó de mí para dar paso al camino hacia mi habitación.
Sus pasos avanzaron y el frío de mi cuerpo también.

El vaso que seguía en la orilla de la mesa, por lo que mi mano lo tomó y con la intención de adentrarlo más a la mesa, lo miré unos segundos.

Tal pensamiento no había pasado por mi cabeza desde la primaria. Besos indirectos, lo más tonto que una niña embobada por alguien llegaba a pensar en medio de su desesperación.

—Deja de pensar tonterías. —Me dije a mi misma dejando el vaso. Mi habitación no estaba a más de dos minutos de las escaleras. ¿Por qué Taehyung tardaba tanto? —¿Taehyung? —Pregunté mirando hacia las escaleras. Cuando la segunda pregunta iba a salir de mi boca, el dueño del nombre hizo aparición junto con un suéter rosa que ni siquiera recuerdo tener.

—Tranquila, Yun. Me distraje viendo una linda foto. —Sonrió mostrando la fotografía que tenía en su mano derecha. —Supongo que tan linda y tierna niña no es nadie más que tú. ¿Cierto?

El suéter comenzó a cubrir mi espalda mientras Taehyung seguía mirando la foto que tomó.

Al tener a Taehyung a solo centímetros de distancia, todo en él cambia; sus dientes dejaban de parecer blancos, y comenzaban a mirarse de un color amarillento. Su piel tenía pequeñas imperfecciones, una más visible que otra; comenzando por la pequeña cicatriz que tiene junto a su labios, la cual parece ser causada por la terrible varicela que sacude a los niños.

Taehyung era perfecto, pero en su perfección hay tanta imperfección que resulta gratificante admirarlo.

Sus sonrisa dejó de ser enviada a la fotografía y comenzó a ser mía de nuevo: —Debo irme, Yun. —Dejó la fotografía en la mesa junto a las escaleras. —No tienes idea de lo agradable que es estar contigo. —Como todas las veces en las que parece ser todo perfecto, Taehyung comenzó a caminar hacia la salida.

𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐞𝐬𝐭𝐫𝐢𝐚𝐥. | 𝐊𝐓𝐇 ⌏ 𝐀𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐚 𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora