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—¿Crees que los sueños tengan algo que decir? —Preguntó Dayoung con miedo en las palabras, aún si no sabía explicar porqué.

—¿Algo que decir? —Preguntó Dahyun. —No lo sé, ¿Por que lo dices?

Dayoung no sabía ni como comenzar: —Soñé con alguien que no conozco. —Dijo haciéndo que la rubia frente a ella frunciera el ceño.

—No puedes soñar con un rostro que no conoces, nuestro cerebro no es capaz de hacer eso. —Ahora Dayoung estaba menos convencida de continuar hablando. —Pero, dime, ¿Que has soñado?

—No lo recuerdo. —Respondió haciendo una mueca. —Solo recuerdo su rostro, sus ojos sobretodo. —Dahyun miró hacia el cielo y suspiró: —Cuentame como era.

Definitivamente, inusual. Pensó.

—Sus ojos eran grandes.

—Los ojos grandes son lindos.

—Sus labios parecían un corazón.

—Hmm, eso debe ser muy interesante de ver.

—Su cabello era rubio.

—¡Fantástico! Amo el cabello rubio.

—Su piel era canela.

—Bueno, el rubio y la piel canela son una combinación complicada.

—¡Dahyun! —Exclamó Dayoung, captando la atención de quien divaga en su imaginación.—Entiende que ésto es serio; no sé quién es, pero te juro que lo ví en mis sueños. —La rubia suspiró y asintió mirando a su amiga:—Lo entiendo, Dayoung. Pero, ¿Que puedo decirte? ¿Que es una señal? ¿Que lo conocerás? ¿Que lo conociste? No lo sé. Desafortunadamente, tu mente es más enigmática que la de cualquier otro, y no ha sido decisión tuya; sino de ella misma.
No sé con quien has soñado, pero no puedes encapsularte en eso.

La castaña comprendió, y dió razón a las palabras de su amiga; de verdad no podía buscar respuestas en algo que tal vez ni siquiera las tiene, por lo que, dejó de pensar en la apariencia del extraño de sus sueños y se levantó para caminar junto a Dahyun.

El día no era soleado como para salir a un picnic, pero tampoco era nublado como para quedarse en casa; simplemente era un día más. Un día más para comer en algún lugar barato y después, caminar un poco, hasta que alguna de las dos decida regresar a casa.

Pero hasta ahora, ninguna de las dos quería ir a casa, al menos no aún.

Dahyun miraba el cielo y algunas veces los perros que paseaban por el parque; Dayoung miraba el piso la mayor parte del tiempo y otras veces, miraba los pies de las personas que caminaban junto a ella.

Hasta que su nariz percibió algo.

Sus pies se detuvieron, su mirada se levantó y con atención miró a su alrededor.

—¿Sucede algo? —Preguntó Dahyun mirando extrañada a la castaña que miraba a todos lados.

—¿Hueles eso? —Dahyun negó. —Siento que conozco ese aroma.
Que conozco a quien le pertenece ese aroma. —Dahyun rodó los ojos, pues de nuevo, Dayoung comenzó a insistir en que recuerda algo que ha olvidado.

—Sigue caminando. —Sugirió la rubia, pero Dayoung seguía mirando como si fuera a encontrar al dueño de dicho aroma. —Dayoung... —Pero lo que encontró es algo que jamás imaginó volver a ver.

Tan recto.
Tan serio.
Tan seguro de sí mismo.
Sus ojos, sus labios, su cabello, todo de él, era idéntico; tal y como lo ha visto en las fotos que su madre le ha mostrado a sus padres.

Así es, Dayoung no podía dejar de mirar a Jimin.

—¿Quien es él? —Preguntó Dahyun con los ojos sobre el que estaba casi en medio del parque, mirando el escenario con una expresión seria, pero indudablemente bella.
Dayoung sin quitar la mirada del adonis que está a pocos metros de ella, respondió: —E-es Jimin.

—¿¡Jimin!? —Los ojos de Dahyun están sobre la castaña, tan grandes que su capacidad está al límite. —¿El niño con el que creciste? ¿Ese Jimin?

—Si, ese Jimin. —Dayoung no sabía ni siquiera que hacer en ese momento. Pero Dahyun si: —¡Ve y habla con él!

—¿Que? ¡No!

—¿No? Es tu amigo, los amigos se hablan cada que se encuentran. —La rubia empujaba levemente a la castaña, y ésta con los talones, se detenía; pero Dahyun continuó empujando a su amiga hasta que se encontró casi frente a frente con Park Jimin.

Su cuerpo chocó bruscamente con el cuerpo de Jimin y ésta acción, provocó que el chico girara a mirarla y con ojos sorprendidos, le sonrió: —¿Dayoung? —Preguntó sabiendo cual era la respuesta. —No puedo creerlo. ¡Eres tú! —Exclamó abriendo los ojos y cubriendo el cuerpo de ésta entre sus brazos. —Hace tanto tiempo.
Ven, hay que sentarnos a conversar. ¿Como has estado? —Dayoung, se sentó junto al chico de cabellos oscuros, buscando en pequeños movimientos a su amiga.

—Creo que he estado bien. —Respondió aún buscando con la mirada a la rubia que la puso en ésta situación.

—¿Crees?

Dayoung, encontró a Dahyun, escondida detrás de un árbol, sonriéndole y despidiéndose de ella con sus manos: —Olvidé todo. —Dijo regresando su mirada a Jimin, con una mueca en sus labios.

—¿Olvidaste todo? —Preguntó rascando su nuca. —¿Te refieres a que olvidaste tu vida?

—Solo una parte de ella. —La mueca seguía en sus labios, y la mano de Jimin seguía en su nuca.

—Lo siento. —Susurró con la mirada en el piso.

—¿Qué? —Preguntó Dayoung girando la mirada al que acaba de susurrar. Éste de inmediato negó: —No, no, no. —Levantó la mirada pero, jamás miró a Dayoung a los ojos. —Solo es, que siento que eso te haya sucedido.

No solo él.
También ella, y su familia, y las personas que le rodean.
Pero, nadie le da respuesta; nadie le explica con palabras que ella crea, que es lo que sucede y porque sucede. Porque los ojos sonrientes que la miran no son tan consumidores como los que siente en su espalda, porque sabe que los ojos que la miraban en sus sueños, están mirándola.

En algún lugar.
Quizá, detrás de ella.
Quizá, dentro de ella, como si fueran uno mismo.

Quizá, dentro de ella, como si fueran uno mismo

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𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐞𝐬𝐭𝐫𝐢𝐚𝐥. | 𝐊𝐓𝐇 ⌏ 𝐀𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐚 𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora