Quiere venir conmigo a la playa

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"Todas las cosas me llevan a ti, como si todo lo que existe; aromas, luces, metales, fueran pequeños botes que zarpan de esas islas de ti y esperan por mí." Pablo Neruda

— Cada día son más maravillosos, Al ¿cómo es que han pasado casi cuatro meses de clases y aun no sabes quién te los envía? — cuestionaba emocionada Linda.

— He preguntado al portero, a mi asistente, a otros colegas, pero nadie sabe nada. Tal vez sea mejor así. No tengo mente para nadie más que no sea el amor de mi vida, mi Ben, por cierto debo irme, hoy regresa de África y me espera para comer espero que sea para proponerme algo — confesaba sonriente Alex.

— ¡Suerte con el amor de tu vida, Vause! luego me cuentas que tal.

Fue al aeropuerto por el hombre que amaba a quien le había perdonado muchas veces, malos tratos, que tomara su dinero sin su consentimiento, que no la apoyara para realizar sus sueños, y que reprochara errores cometidos en el pasado. La profesora siempre lo perdonaba, pensaba que ese hombre era lo mejor que le había pasado en la vida, sin embargo él había regresado nada más por una causa.

— Amor ¿dónde iremos a cenar para celebrar tu regreso? — consultaba cariñosa la profesora mientras conducía.

— Traigo mi dinero en la maleta, es mejor que vayamos a casa — respondió de mala gana.

— No importa, yo pago.

— En ese caso, está bien.

La profesora escogió uno de los restaurantes más exclusivos de Boston, pues se había reconciliado con su novio, pero no habían tenido tiempo de pasar tiempo como pareja.

— Cariño, solo falta menos de un mes para navidad, ¿supongo que ya no regresas a África hasta el próximo año?

— ¡No, me voy mañana!

— ¿Qué dices, Ben? yo creí que...

— ¡Creíste mal, Alex! No quiero hacer esto más largo, solo vine a decirte que es mejor que dejemos un tiempo nuestra relación.

— ¿Qué estás diciendo? No, Ben, dime que es una broma, ¡yo te amo y te necesito!

— ¡Estoy harto de ti! que llames todo el tiempo, que jodas con esas ideas de ser madre ¡yo no quiero y no voy a tener hijos contigo! Tu arruinaste la oportunidad que tuvimos de ser padres y lo sabes...

La profesora se quedó atónica, su bello rostro se empezó a llenar de lágrimas incesantes sin poder emitir palabras. Tenía una vida entera planeada con el hombre que amaba, era todo lo que tenía, la persona a la que desde muy joven le entregó su corazón.

— Debo irme, Alex solo te aviso que mañana mismo iré al banco a retirar mi parte de dinero de nuestra cuenta compartida.

Alex tomó la mano del hombre que pretendía levantarse de la mesa, lo miró con mirada suplicante, con sus manos temblorosas.

— ¿Dime que hice mal, Ben? yo te amo eres el único hombre al que he amado...

— ¿Quieres que te diga la verdad, Alex?

La mujer con el corazón hecho pedazos, solo asintió con la cabeza devastada.

— ¡Eres muy posesiva! Aburrida, pasas solo hablando fantasías estúpidas de tus libros, me hartan tus entupidos movimientos feministas de mierda, tienes muy mal humor y Alex, realmente eres muy mala en la cama, ¡no me satisfaces! — finalizó de manera cruda el hombre apartándole unos mechones de cabello del rostro a la profesora que estaba inmóvil sin expresión.

Ella ya no podía llorar, sus lágrimas se habían secado, tensó su rostro y respiró hondo se sentía que ella no estaba ahí. Su cuerpo había sido lanzado a un profundo pozo donde poco a poco un dolor lacerante le carcomía todo su ser, hasta provocar que el dolor fuera todo lo que ella pudiera sentir.

MISS VAUSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora