Hasta pronto

2.2K 149 44
                                    

"Una chica excelente. Bastante loca a ratos. A veces tan triste. A veces muerta de risa. A veces mal." Julio Cortázar

— Ya me voy a venir, mi princesa por favor no pares, oh... si... más rápido... ummm... Piper... Piper... — jadeaba a la profesora con el cuerpo arqueado hacia atrás sentada en el sillón de su oficina con las piernas abiertas a más no poder.

Tenía una pulcra camisa blanca desabotonada, la falda levantada hasta la cintura. Su novia estaba de rodillas lamiéndole ávidamente su sexo, mientras recibía el goce de su profesora en su boca, que le apretaba la cabeza con sus dos manos para aumentar la intensidad de su placer.

— Uff... cada día sabes mejor, mi amor — respiró sonriendo plácidamente la rubia observando a su novia recomponerse de su orgasmo — sabes, es raro te gustan las cosas amargas, pero tu fruta prohibida, mi reina es el néctar más dulce que alguna vez haya probado — ayudaba a abotonar la camisa a la profesora, mientras le daba besos en el rostro provocando la preciosa sonrisa que tenía la profesora.

— ¿De verdad? ¿Quieres saber que es lo más delicioso que yo he probado? — preguntó llena de lujuria.

— Supongo que el caf... — la rubia no pudo continuar al sentir la mano traviesa de su novia apretando su entrepierna, por encima del pantalón provocándole un gemido.

Empezó a besar de manera hambrienta a la rubia, mientras le masajeaba su zona de placer encima del pantalón, poco a poco sin soltar el beso se lo desabrochó. La joven se levantó para terminar de quitárselo. Alex la jaló de nuevo al sofá quedando Piper sentada a piernas abiertas en su regazo, le empezó acariciar su sexo, que estaba a explotar con una mano, mientras que con la otra intentaba quitarle la camisa, ella ayudó se despojó de su última pieza de ropa.

Cuando Piper estaba completamente desnuda, su novia disfrutaba de ella besándole y mordiendo dulcemente el cuello, los senos, su rostro, mientras que con sus manos recorría su cuerpo y le frotaba el clítoris. La rubia estremecía su cuerpo delirando por las caricias de su profesora, que tenía la facultad de ser ruda y dulce a la vez, mientras le hacia el amor.

Alex dejó un momento de frotar la lubricada entrepierna de su princesa, llenó sus dedos de su néctar y se los llevó sensualmente a su boca y los lamió, mientras la rubia la observaba con una sonrisa lujuriosa.

— Esto mi amor, es más sabroso que cualquier otra sustancia que tocado mi boca, soy adicta a su sabor Piper, quisiera devorarte todo el tiempo — expresó para después penetrarla fuertemente con tres dedos, haciéndola arquear su cuerpo con un suspiro de satisfacción.

La rubia disfrutaba ser poseída por su novia, ella misma empezó a hacer movimientos de pelvis para intensificar su placer, se movía frenética sobre los dedos de su profesora, que le mordía y lamia el cuello excitándola aún más, sin embargo sintió la necesidad de sentirse más unida a ella.

Se levantó de su regazo y rápidamente la tomó por las piernas y se encajó en medio de ellas dejando pegados sus sexos que ardían de lujuria. Ambas suspiraron al sentirse tan calientes, tan húmedas, tan excitadas, era un placer exquisito para ambas, sentían que sus cuerpo eran un rompecabezas que al juntarse quedaban completados perfectamente.

La rubia se empezó a moverse bruscamente sobre su novia, haciendo gemir desesperada. La profesora la apretó de la cintura para aumentar los movimientos. Jadeaban frenéticas sintiéndose cada vez más húmedas por el delicioso contacto de sus vaginas. Alex enterraba las uñas extasiada, al escuchar el agudo sonido de sus cuerpo y fluidos espesos chocando.

— Hazlo más fuerte rápido, princesa corrámonos juntas, mi amor.

— Sí, que sabroso sentir tus jugos calientes en mi vagina mi reina, eres tan deliciosa, Alex — exclamó la rubia.

MISS VAUSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora