"Nada hay en el mundo, ni hombre ni diablo ni cosa alguna, que sea para mí tan sospechoso como el amor, pues éste penetra en el alma más que cualquier otra cosa. Nada hay que ocupe y ate más al corazón que el amor. Por eso, cuando no dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más honda de las ruinas". Umberto Eco
— Es aquí mi amor, esta es la casa que compré para nosotras, espero que te guste — exclamaba Alex dejando besos por el rostro de su novia.
Estaban en la entrada de una bonita casa ubicada en un lugar tranquilo de la ciudad. No era ostentosa, pero tenía el característico diseño europeo propio de las construcciones de Boston.
— Es preciosa mi amor, tiene tu toque — la abrazaba por detrás Piper, mientras abría la puerta.
— Amor, otra cosa eh... mi madre está viviendo conmigo — sonrió preocupada Alex — y bueno tienes que tenerle paciencia. Ya sabes una cosa es que haya aceptado mi sexualidad, pero ahora vas a vivir conmigo. No sé tal vez le cueste un poco aceptar ¿te molesta que viva con nosotras? — preguntó insegura.
Piper abrió los ojos asustada y tragó saliva.
— Euh... tu madre es un poco difícil, pero trataré de llevarme con ella por ti mi reina, y por nuestro bebé — la acarició la barriga — ahora entremos o voy a devorarte aquí mismo, me muero de ganas de hacerte el amor, no sabes cómo te extrañé — se mordió el labio inferior ansiosa a rubia.
Subieron apuradas hasta la habitación de Alex. Al cerrar la puertas ambas deseosas empezaron a sacarse la ropa entres besos y caricias. Cuando estuvieron desnudas y Piper vio por primera vez descubierta la pancita de Alex se pegó a ella. La acarició ante la mirada brillante de la profesora.
— Alex, ¿sabías que eres lo más maravilloso que mis ojos han visto? como no amarte mi amor. Si me has dado el mejor regalo del mundo.
Alex no dijo nada, con sus dos manos se apuró a tomarle el rostro y le dio un apasionado beso que la rubia correspondió con desespero. En ese beso que fue largo e intenso ambas jadeaban, se soltaron un instante para poder respirar y rápidamente, como si de eso dependiera vivir se volvieron a unir, ahora en un beso más profundo. Sus lenguas se saboreaban extrañándose. Piper le apretó las caderas y suavemente se dejó caer sobre ella en la cama.
Inició a besar sus orejas, le lamió los lóbulos y bajó sensualmente a su cuello. La profesora sentía que su pecho le iba estallar. Piper aprovechó para deslizar suavemente sus manos por las curvas de su novia. Podía sentir como se le erizaba la piel con sus caricias.
Se detuvo, la miró a los ojos, la tomó del cuello y le dio un hambriento beso dándose vueltas en la cama mientras pasaban sus manos por sus cuerpos que tanto se añoraban, sentir sus aromas, calores, respiraciones agitadas, el amor que se siempre se daban de manera prodigiosa.
Estaban sentadas en la cama besándose vorazmente, mientras se masajean la una el sexo de la otra. Lo hacían sin desespero, era una sensación deliciosa para las dos, mover sus dedos en sus clítoris hinchados, en aquellos sexos húmedos y vibrantes necesitados de las caricias que solo ellas se sabían dar. Ahogaban sus gemidos entre sus labios. La rubia apretó las nalgas de Alex acercándola más a ella.
La profesora rápidamente encajó su sexo para que se friccionara con el de su ahora ex alumna. Cuando sintió su caliente vagina pegada a la de ella, después de tanto tiempo, dejó escapar un largo gemido mordiéndose el labio inferior, cerrando los ojos y arqueando su cuello hacia atrás.
— Ahhh... si... mi amor como te extrañaba, tan caliente y húmeda como siempre — jadeaba la profesora empezándose a moverse lentamente en su novia.
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MISS VAUSE
FanfictionPiper Chapman llevaba una vida monótona hasta que conoció a Miss Vause, el terror de la universidad conocida como "Miss Amargura" su nueva profesora a quién intentará seducir de una manera muy especial ¿lo logrará Piper?