Mi octava maravilla

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- ¡Chapman, apártate de mí vista en este instante! ¿tienes tres años acaso? - regañaba la profesora concentrada cocinando para su novia en su casa, aprovechando la ausencia de sus padres y de Grannys.

A la rubia se le hacía sexy ver a su novia vestida tan elegante usando delantal y cocinando para ella. Cada cierto tiempo se acercaba a ella por detrás, le apretaba las nalgas y le besaba el cuello. La profesora caía una y otra vez en los encantos de su joven novia, esta aprovechaba para robarle algunos trozos de zanahoria que estaba picando.

- Si te vuelves a acercar a mí, esta zanahoria será lo único que comerás hoy, Piper Chapman - le advirtió endiablada la profesora apuntándola con el cuchillo.

- ¡Oh, tranquila, amor! está todo bien ya me muero por probar el postre - se sentó en la barra de la cocina la rubia a observar el trasero de su novia con deseos.

- ¿Postre? - se volteó Alex, percibió la mirada de la rubia y le siguió la corriente - ¿Y que desea de postre Miss Chapman, Chocolate, manzanas?

- Creo que ambas, lo importante es que estén en tu cuerpo - contestó Piper mordiéndose el labio inferior.

Disfrutaron en una cena romántica alumbradas solamente bajo la tenue luz de las velas; escuchando música romántica, tomando vino tinto, comiendo la mejor lasaña que Piper había probado en su vida.

Entre muestras de amor que se expresaban de manera natural iba su relación cada vez más, a pesar de tener muy poco tiempo de noviazgo, a ambas se les había hecho fácil adaptarse a la otra. Podían pasar el día entero hablando de libros, de arte, o de cualquier tontería, se sentían tan a gusto compartiendo sencillos momentos que solidificaban su amor.

Me tiembla el corazón entre las piernas

pensándote

y en tus palabras se hacen

de agua

bajándome...

¿Sabes lo que daría por dormir con vos?

solo llega, entra,

rompe todas las puertas cerradas,

abre los mares,

y muere dentro de mí,

para que así nazcas

conmigo.

Irela Perea

- Me encanta escucharte leer mi amor, es la melodía más hermosa que mis oídos han podido escuchar - susurraba Piper acostada sobre las piernas desnudas de Alex que estaba sentada en la cama de la joven leyéndole poesía.

Estaban aprovechando las vacaciones de la semana de las fiestas de Navidad y Año Nuevo para pasar tiempo juntas, la profesora había llegado casi a diario, a pasar tiempo con su novia que estaba sola en casa, ya que sus padres habían salido de la ciudad.

Ese día, luego de hacer el amor se quedaron desnudas abrazadas en la cama, mientras Alex leía poemas del libro que le había dado de regalo de navidad a su novia.

- ¿Amor, que quieres que hagamos hoy? - preguntó Piper besando tiernamente el abdomen de su profesora.

- El lunes cociné para ti, el martes nos bañamos en la piscina, ayer nos tomamos fotos y fuimos al teatro, ¿qué te parece si hoy nos quedamos abrazadas besándonos, haciendo el amor, leyendo? - sugirió Alex masajeando los cabellos dorados de su novia.

MISS VAUSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora