"La vida es tan incierta que la felicidad debe aprovecharse en el momento que se presenta" Alejandro Dumas
Estaban en el apartamento que Bill le había dado temporalmente a Piper, mientras arreglaban los problemas familiares. Era un bonito y amplio lugar con una hermosa vista a la ciudad, como a la rubia le gustaba. Llevaba un rato concentrada bailando y limpiando en un diminutivo short vaquero, camisa sin mangas pegada a su cuerpo, ella se movía muy sensual mientras aseaba el piso entusiasmada.
La profesora estaba concentrada en la barra de la cocina viendo a su rubia tan sexy, natural, tan dulce, tan enérgica, cada día estaba más enamorada de Piper. Dejó de limpiar la cocina y caminó a pasos felinos, como cuando van en busca de su presa.
La rubia estaba de espalda, puso sus manos posesivamente en su cintura y la atrajo a su cuerpo de un tirón. Cuando sintió el trasero de su novia justamente entre su entrepiernas sintió una ola de calor, apretó sus senos y le susurró al odio.
— Me encanta hacer el amor escuchando música y me están empezando a gustar tus canciones — exclamó oliéndole el cuello de la rubia, mientras que con una mano le apretaba la cintura y la otra la bajaba lentamente hasta meterla en la ropa interior de su amada.
— Entonces te voy a coger ahora mismo al ritmo de mi música, aunque la melodía perfecta para mis oídos son tus gemidos cuando me pides más — se volteó la rubia y apretaba de manera fogosa las nalgas de su novia.
La casa estaba vacía, sin muebles, por lo que la rubia acercó a su novia hasta la barra de desayunar, la volteo acorralándola con sus brazos, mientras le besaba y mordía apasionadamente el cuello a esa mujer que la volvía loca.
Le arrancó la ropa y se quitó la de ella sin voltearla, cuando pegó su caliente cuerpo al de su novia, esta gimió y con sus manos buscó sensualmente el sexo de su rubia. Cuando llegó a su clítoris, empezó a mover en círculos dos dedos. La rubia hizo lo mismo en el de ella, mientras que con la otra mano le apretaba uno de sus senos y le besaba el cuello.
Piper de pronto le dio un par de nalgadas fuertes a Alex haciendo gemir alto, mientras ponía una sonrisa lujuriosa en su rostro, empezó a sonar S and M de Rihanna
— ¿Te gustan ese tipo de canciones que dicen cosas sucias? ¿Quieres que te haga sentir lo que dice esa canción? — preguntaba Piper mordiendo la oreja de su novia.
La empezó a embestir con tres dedos de manera brusca, con su otra mano se acariciaba el clítoris hincado de arriba abajo, Piper al mismo tiempo le mordía sin piedad la espalda haciéndola gritar desesperada, pero encantada. La otra mujer arqueaba su cuerpo disfrutando aquella ola de placer que le dedicaba su alumna.
Alex sentía un nivel de éxtasis impresionante, las profundas estocadas de Piper le daban un placer exquisito combinado a la vez con poco de dolor, pero le encantaba esa sensación. Ella no se quedaba atrás, masturbaba a ritmos acelerados a su novia, que estaba pegada a ella rozándole sus senos en la espalda. La rubia excitada tuvo el impulso de morder desesperada el hombro de su novia, mientras eran arrebatadas al mismo tiempo por un placentero orgasmo.
Se fueron a dar un baño juntas para tratar de reponerse de su orgasmo, pero la lujuria las invadió nuevamente al estar tan cerca y sin ropa en el baño.
— ¿Eres un animal acaso, Piper? aún me duele el hombro te ¿tenías que correr mordiéndome? — Alex mordía el cuello de Piper mientras se quejaba.
— Tú me has enseñado a hacerlo de esa manera, mi amor — le tomó el rostro y le mordió sensualmente el labio inferir, al mismo tiempo empezaba a restregar su dedo corazón en la hendedura de su novia.
ESTÁS LEYENDO
MISS VAUSE
Hayran KurguPiper Chapman llevaba una vida aburrida hasta que se topó con la enigmática Miss Vause, una profesora que inspiraba tanto temor como fascinación. Decidida a conquistar su corazón, Piper inicia un juego de seducción lleno de poesía y gestos romántico...