Siempre Has Sido Tú

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Eran las 13 horas del domingo, Piper aparcó su auto y caminaba feliz hacia el interior de su mansión. Abrió la puerta suspirando, mientras tocaba con la yema de sus dedos el colgante de infinito que representaba el amor que su profesora sentía hacia ella.

— ¡Piper, Dios mío! estas aquí, mi bebé — se lanzó Carol sobre su hija llorando desconsoladamente.

Piper con el ceño fruncido y estupefacta por la actitud de su madre. Observó hacia el salón, divisó a Maritza, Red, Flaca, Nicky, Norma y a su padre, que se acercaba hacia donde estaba ella inmóvil con su madre llorando entre sus brazos.

La rubia rápidamente se soltó de su madre y corrió a encontrarse con su padre con la mirada brillante — Papi — gritó, mientras su padre la cargaba, ella mantenía sus piernas entrelazadas en la cintura del hombre que más amaba. Así estuvo pegada a su padre por varios minutos hasta que su madre interrumpió el dulce momento padre e hija.

— ¡Basta de consentirla, Bill! Piper nos debe una explicación — Bill bajó a su hija, le dio un dulce beso en la frente y la observó serio con los brazos cruzados.

— ¿Qué hacen todos aquí? Papi ¿por qué no me avisaste que venias...? yo hubiera ido por ti al aeropuerto — preguntaba emocionada la rubia al ver su padre que tanto extrañaba.

— Piper, no evadas la pregunta de tu madre — refutó el padre — si están tus amigas aquí, es porque estamos preocupados por ti desde ayer, tu madre organizó una fiesta sorpresa de bienvenida para mí y estuvo todo el mundo, menos la única persona que me importaba, mi hija — dijo decepcionado.

Piper se mantenía con la mirada baja, escuchando el sermón de su padre.

— Papi, nadie me dijo nada, mamá nunca me dice nada... yo...

— ¿Nunca te digo nada, Piper? ¡Nunca quieres hablar conmigo, has cambiado, conmigo y con Maritza! ¿con quién te estas juntando, Piper? — reprendió Carol.

— ¡Ay, tu siempre con lo mismo, Carol basta! ¡ya no tengo 5 años! — exclamó furiosa.

— ¡Piper, no le hables así a tu madre! — regañó Bill.

La rubia respiró hondo, solo su padre la podía hacer amedrentarse cuando no estaba de acuerdo en algo.

— Chicas, gracias por estar aquí y preocuparse por mí. Papi hablamos luego quiero ir a tomar un baño — sostuvo la rubia iniciando a caminar con rumbo a su habitación.

— Hueles muy bien... a manzanas — la miró cómplice el padre obteniendo una mirada fusilante de la madre.

— ¡Piper, esto no se ha terminado! ¿dónde estabas? La policía te estaba buscando. Te fuiste ayer desde las 10 de la mañana y regresas más de 24 horas después. No llamas, no le avisas nada ni a tu novia, ni a tus amigas — gruñía entre llantos Carol.

— Ya dije que no tengo 5 años para darte explicaciones mamá. Y ¿Maritza? ¿Por qué no les has dicho? — expresó con el ceño fruncido la joven, mientras que al fondo de la sala Red y Nicky tenían un sonrisa maliciosa al ver el espectáculo de la familia Chapman.

— ¿Decirnos que, Piper? — preguntó su padre.

— Nosotras terminamos.

Todos los presentes en la sala se mostraron sorprendidos ante la rectitud en las palabras de la rubia.

— Mamá, si vas a preguntar por qué, porque somos adultas y tomamos una decisión como adultas. Ahora si me disculpan tengo que darme un baño.

Era la primera vez que la joven había desafiado abiertamente a sus padres y peor frente a sus amistades más cercanas. Sentía que el amor de Alex la hacía fuerte, recordó las palabras de su preciosa profesora siempre le decía "Piper, no seas condescendiente" fue ella misma, dijo lo que en realidad sentía, a partir de ese día se propuso brillar con luz propia.

MISS VAUSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora