Alma gemela

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"Todos tenemos una reserva de fuerza insospechada que emerge cuando la vida nos pone a prueba." Isabel allende

Paralizada, con una revolución de sentimientos en su interior, tragaba saliva viendo al hombre que hacía meses la había abandonado. Él le sonreía sínicamente, parado en el umbral de la puerta de su habitación.

— ¿No vas a abrazar al hombre que te ama? pareciera que no te alegras de verme — mascullaba farsante el hombre acercándose a ella.

La profesora rápidamente puso a los bebés felinos sobre una repisa, endureció su rostro y se lanzó sobre el hombre a darle una endiablada bofetada que lo hizo tambalearse.

— ¿Te has vuelto loca, Alex? — gritó recomponiéndose el hombre, mientras tocaba su rostro enrojecido.

— ¡Lárgate ahora mismo de mi casa, maldito! ¿Qué te has creído? me dejas como la peor de las basuras y ¿ahora pretendes regresar como si nada? — reprendía llena de rabia la mujer.

— Mi vida, solo te pedí un tiempo — intentaba acercarse de nuevo, mientras Alex lloraba con el rostro tenso.

Alex se preguntaba ¿por qué su vida era una porquería? solo quería ser feliz con su preciosa rubia. Parecía que el destino se empeñaba en arruinarle su felicidad, sentía que cada día un nuevo obstáculo se presentaba entre ellas.

En una acalorada discusión con su ex, Alex se sobresaltó y dijo cosas que no esperaba que fueran usadas como armas en su contra.

— Yo si pude perdonar que tu madre matara a nuestro hijo y tú ¿no me puedes perdonar que me sentía confundido, Alex? — le gritó el hombre lacerándole el alma.

— Cállate... — pregonó dolida.

— Sé que aún te duele, intentémoslo de nuevo, tengamos la familia que siempre has querido.

— No, no caeré de nuevo en tu juego ¿Qué viniste a hacer? ¿A robarme más dinero?

— Alex, puedo explicártelo, sé que me amas y...

— No, Ben ya no siento nada por ti, ahora amo a otra persona, alguien que también me ama y me hace feliz — decía con sus ojos llenos de brillo.

— ¿Se trata de esta mierda, Alex? — preguntó furioso el hombre sacando del cuarto de la profesora el cofre donde tenía guardado todos los poemas que le enviaba Piper, una colección de fotos y artículos que tenían valor sentimental en su relación.

Alex abrió los ojos asustada y corrió a forcejar con el hombre para intentar quitarle el cofre.

— ¡Por Dios, Alex! ¿Con quién crees que estas tratando? ya abrí esta mierda y se lo que estás haciendo ¿Con esa hija de puta me engañas? ¿Ahora eres sucia lesbiana? — Alex tenía sus manos en sus rostro, tensa nada más escuchando los gritos llenos de odio del hombre — ¿Qué te pasa eh? ¿Te hace falta que te coja un hombre? ¿Eso es? ven aquí — intentó tocarla el hombre, pero ella fue más rápida, tomó un cenicero y amenazó con lanzárselo dejándolo paralizado.

— Vuelves hablar mal de mi novia o me intentas tocar y te mató Ben — habló recta con un tono de voz aún más ronco del que tenía habitualmente.

— ¿Tú novia? — la miró con asco — ¿Tú me vas a matar? — se burló el hombre — ¿Qué pasa si yo soy más listo y le digo a uno de mis amigos que acaben con la maldita existencia de Piper Chapman? — expresó el nombre haciendo énfasis en el nombre de la joven.

— ¡Con ella no te metas, maldito! — lo amenazó.

— Si quieres que tu princesa siga viva, me darás tu pago completo cada vez que te lo depositen, mi amor — dijo fingiendo voz dulce.

MISS VAUSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora