El amor plagado de defectos

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"Ella no es bonita... es una palabra muy pequeña. Ella es fuerte, y sus ojos demandan atención." Mario Benedetti

Los rayos del sol empezaban a entrar por las ventanas de la habitación del apartamento que compartían desde hace varios meses, pero la llegada de la mañana era irrelevante para ellas que fundían sus cuerpos en una sincronía divina. La profesora agitaba su anatomía sentada en la pelvis de su novia. Ella apretaba las caderas de Alex para intensificar sus movimientos, friccionando de manera majestuosa su vagina en la de suya.

Ambas jadeaban disfrutando de esa delicia matutina que se estaban dando. Alex se mordía el labio inferior y no apartaba en ningún instante la vista de su rubia. Piper mientras tanto tenía la boca entreabierta seca de deseos, era tan enloquecedor ver ese cuerpo moreno tan sexy sobre ella, su profesora era suya, estaba gritando de placer por sentir sus sexos fundidos, aquellos senos tan perfectos se movían al ritmo de esos placenteros roces que se profesaban.

Piper no aguantó más aquello, la jaló de las caderas, hasta quedar en su rostro, a su disposición, el encharcado sexo de su profesora; su delirio, su paraíso, el más apetitoso y exquisito manjar divino que jamás había probado.

La empezó a lamer con suavidad y precisión. Alex no reprimía sus jadeos ante el placer que le causaba su rubia haciendo movimientos circulares en su botón de carne hinchado. Piper también gemía a cómo podía, pues los gritos de goce de su amada y sentir su sabor la volvían loca.

- Pi... pes... princesa... sí... ahhh... que delicia, más rápido, sí, sí así ummmm... ahhhh...

Alex cayó al lado de la rubia con su cuerpo aún tembloroso y la respiración agitada, luego de recibir de esa manera tan increíble el día. No dejó a su rubia sin su debido orgasmo, cuando se recuperó un poco inmediatamente se subió encima de su alumna. La besaba con amor y deseo mientras hundía dos dedos en su interior y con el pulgar masajeaba su clítoris. Los rayos del sol empezaban a calentar la mañana, mientras la joven era invadida por un estremecimiento del placer.

- No hay nada más delicioso que empezar el día haciéndote el amor - susurraba Alex abrazándola por detrás, mientras besaba su hombro.

- Lo sé, mi reina, sigamos que sentir sus tetas en la espalda me tiene excitada de nuevo - ronroneó la rubia.

- Tendrás que esperar a la noche, Piper la golosa Chapman, porque debemos ir a la universidad - movió de manera sensual sus senos en la espalda de Piper y luego se levantó en dirección al baño.

Recibió como todos los días el poema de su novia, no sabía cómo podía ser tan constante y seguirla enamorando a diario. Su rubia era tan especial, sabía que en mundo no existía otro ser tan lindo como su precioso desastre.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.

En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.

Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:

frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.

Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

El resto del día transcurrió normal, Alex había hablado con su jefe quien la felicitó por "alejarse" de la joven que sería su perdición. Piper mientras tanto fue al hospital a hacer su turno y posteriormente asistió obligada a un evento con sus padres, aún estaba enojada con su madre, pero no pudo negarse a la petición de su padre.

Sabía que no tendría nada más interesante que hacer, ya que su novia siempre llegaba muy tarde de su trabajo. Estaba consciente que la profesora se sacrificaba trabajando para no despertar sospechas de su relación y estar bien con Caputo.

MISS VAUSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora