Miss Vause

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Para mayor placer escuchen la  canción antes de leer.


Ahora si, espero que les guste la historia, porque en ella deposité muchos sentimientos.


"Y sépalo usted, que el amor llegó a mi vida,

y no tocando la puerta, o entrando por la ventana

como dicen que llega...

Ha llegado derrumbando la casa,

Tumbando las paredes,

Arrancando el piso,

sacudiendo el alma..."

Jaime Sabines

(4 MESES DESPUÉS DEL INICIO DEL SEMESTRE)

La rubia estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas y las manos en las sabanas, tenía la mirada fija en las caderas de esa mujer frente a ella, que solo vestía una sexy lencería de encajes negros, su delicada piel brillaba con el resplandor dorado de los últimos rayos de sol que entraban por las ventanas de aquella habitación con los ligeros movimientos del viento.

La mujer se acercó más a la ventana con caminar felino, encendió la radio y empezó a sonar una vieja canción de rock Higway to hell de AC-DC. Estaba dándole la espalda a la rubia que tenía unos bellos ojos azules que no dejaban de ver a esa exótica mujer que empezó a bailar de manera sensual, provocándola solo con la silueta que el sol le hacía a su cuerpo, era la primera vez que la notaba tan libre, tan desinhibida. Los ojos de aquella espectadora estaban guardando en su memoria cada detalle, era la mujer más perfecta que había visto, le parecía un ser venido de afuera de este mundo, un ángel. Ella volteó y percibió la mirada penetrante de la rubia y le lanzó una preciosa sonrisa cargada de deseos.

La seductora mujer de ojos color esmeralda, se acercó a la cama donde estaba la rubia venerándola, se sentó sobre sus piernas y la miró fijamente encontrándose entonces el par de miradas hambrientas de amor y deseo.

Los primeros rastros de las luces de la luna empezaban a entran por las ventanas mientras, las dos mujeres estaban amándose en una sincronía pura y sensual, la rubia estaba encima con sus piernas entrelazadas realizando movimientos de vaivén sobre el sexo de la otra al ritmo de cualquier música que sonaba en la radio. Ellas solo escuchaban los gemidos placenteros que ambas lanzaban extasiadas. La ardiente mujer jadeaba de placer mientras enterraba sus uñas en la espalda de la rubia que estaba perdida en el sensual cuello de su amante bañándola de besos.

Intercambian posiciones, gritaban excitadas, se mordían, se amaban, se lamían todas, como animales depredadores cuando se comen con tantas ansias la carne. Mientras daban vueltas en la cama besándose apasionadamente, oliéndose sus cuerpos sudados de placer, las horas pasaban, afuera una fuerte lluvia de otoño bañaba la ciudad, pero en ese cuarto se respiraba calor sexual, sudor erótico, los cristales de las ventanas ya estaban empañados, la oscuridad había llegado pero ninguna de las dos notaba lo que pasaba alrededor solo les importaba darse placer la una a la otra, así pasaron las horas en la faena insaciable de satisfacción que nunca nadie les había dado a ninguna de las dos, hasta que los primeros rayos de sol anunciaban la mañana.

Se observaron y se dedicaron una sonrisa llena de amor, mientras ambas recordaban la excéntrica manera en la que empezó su particular historia de amor...

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