Quiero saber más de ti

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"Sé que voy a quererte sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas." Mario Benedetti

-Me encantas, mi princesa cada vez que hacemos el amor es mejor — exclamaba con voz ronca Alex mientras besaba el cuello de su novia abrazada a ella.

-Tú has aprendido muy rápido, mi amor, eres buena alumna — contestaba divertida la rubia apretándole las nalgas a su novia, provocándole un sensual gemido.

-Me gusta ser la mejor en todo, debo admitir que tú eres muy buena enseñando, Miss Chapman, además eres deliciosa quisiera hacerte el amor todo tiempo.

-¿Qué quieres matarme acaso? ¡Eres insaciable, mi reina! Me tiembla todo el cuerpo — dijo asustada Piper — ¿pero sabes qué? Amo que seas una pervertida, es tan excitante conocerte; tan culta, profesional, elegante y también conocerte desnuda, sexual, erótica, excitada, pidiendo más todo el tiempo.

-¿Y qué parte de mi te gusta más, Chapman?

-No puedo elegir una, me encanta todo de ti, aunque... — se detuvo la rubia pensativa, y volvió a ella aquello que le dijo Daya y no había podido sacar — quiero saber más de ti, Alex, sé que llevamos poco tiempo juntas y tú ya conoces prácticamente todo de mí, mis gustos, mis pasiones, mi familia, pero yo no sé nada de ti... — Alex se recompuso el cabello incomoda — por ejemplo desde la primera vez que te vi desnuda, me he preguntado ¿qué son esas marcas que tienes en las costillas? — observaba fijamente y tocaba con la yema de sus dedos las costillas de su novia provocándole un leve espasmo.

La profesora tensó su rostro, se masajeó la sien y la observó con la mirada un poco confundida.

-Piper... yo... a mi... no me siento bien... hablando de mi pasado... — balbuceaba nerviosa.

-Pero, yo te acepto tal y como eres, no me importa lo que hayas hecho, eso ya pasó mi amor. ¿Quiero saber de dónde vienes, si tienes familia, hermanos, sobrinos, tíos? ¿Por qué odias la navidad? ¿Por qué quisiste estudiar literatura? quiero saber de ti, lo que tú sabes de mi... — soltaba la rubia sosteniendo con sus manos el rostro de la profesora.

— ¡Chapman, me pides demasiado! dijiste que iríamos a mi ritmo — tragó saliva y hablaba nerviosa — Soy de un pequeño pueblo de Nueva Jersey, lo dejé hace mucho para perseguir mis sueños... y las marcas eh... son de nacimiento — respondió un poco irritada ya la profesora, cubriéndose con un sabana.

La rubia era médica, sabía perfectamente que las marcas en las costillas de Alex no eran de nacimiento. Eran al menos seis cicatrices en formas de líneas horizontales en cada costado de su cuerpo; quería saber que le había pasado a su novia pero quiso respetar su tiempo y espacio.

— ¡Está bien! no te enojes por eso... esperaré hasta que me quieras cortar más de ti, como dice Benedetti "Sé que voy a quererte sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas." — le besó la frente comprensiva la rubia, a pesar de quedar insatisfecha con la actitud de su novia — ehhh... tengo hambre voy a la cocina ¿quieres algo? — cambio de tema la joven para cortar el ambiente tenso.

— Solo agua. Gracias por comprender — sonrió levemente.

La rubia un poco confundida salió del cuarto, bajó a la cocina solo vistiendo una camiseta larga y una tanga. Llegó al refrigerador, tomó una botella de leche y empezó a beberla.

— Piper, ¡cuántas veces te he dicho que esos no son modales de una señorita! — la asustó su madre parada con los brazos cruzados tras ella.

— ¡Mierda! Mamá ¿me quieres matar de un susto o qué? — se ahogaba aprensiva por la presencia su madre.

— ¿Y ese vocabulario? ¿con quién te juntas, jovencita?

MISS VAUSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora