Epílogo

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Piper Chapman

En esta fría y tenue tarde, me encuentro recostada en la ventana de nuestra habitación viendo las tristes hojas de otoño caer a inmortalizarse. Como he amado toda la vida esta estación de año que ha marcado mi vida de manera tan etérea.

Septiembre otra vez... quien iba a imaginar que hace 5 septiembres conocí a mi amada esposa. Septiembre fue el mes donde conocí a la mujer de mi vida, el mes cuando supe que sería madre, el mes en que vi por primera vez a mi hija, el mes donde le juré amor eterno a mi amada, el mes donde nació nuestro tercer hijo. Septiembre es nuestro.

Bueno ¡ya basta demonios de mi cabeza! déjenme tener un momento de tranquilidad para escribir una carta de aniversario de bodas a mi esposa.

4 de septiembre

No sé cómo se inicia una carta para ti mi amor, pues en estos años juntas te he dicho y escrito que te amo de todas las manera posibles, así que inicio recordándote como comenzó todo.

"Y sépalo usted, que el amor llego a mi vida,

y no tocando la puerta, o entrando por la ventana

como dicen que llega...

Ha llegado derrumbando la casa,

tumbando las paredes,

arrancando el piso,

sacudiendo el alma..."

Si tuviera la oportunidad de volver a nacer sin pensarlo te buscaría hasta el fin de mundo, para poder volver a ver tus bellos e intensos ojos verdes, que me hicieron estremecer desde la primera vez que vi. Te enamoraría de nuevo de la misma manera que lo hice, te explicaría que eres la otra mitad de mi alma, porque hasta volviendo a nacer mi alma reclamaría la tuya porque se pertenecen.

Siempre has sido muy enfática en decirme nadie más podrá encender ese fuego tan impresionante que surge de los más profundo de ti con tan solo sentir el roce de mis dedos por tu cuerpo, o mi respiración inhalando ese embriagante, seductor y sensual aroma a manzanas que tienes.

El sabor de tu boca tan exquisita que siempre tiene ese calor delicado con un toque de manzana y café. Solo cierro los ojos y puedo sentirlo sobre mi boca, sobre mi cuerpo, erizando cada poro de mi piel como solo tú lo sabes hacer.

Amo cuando sale de tu boca mi nombre. Recuerdo esa temerosa voz disfrazada de amargura con la que cuando nos conocimos mencionabas apenas mi apellido, para hacerme creer que era alguien insignificante en tu vida.

Ese tono de voz en el que dijiste por primera vez mi nombre, con aquella encantadora y seductora sonrisa que siempre me ha dejado como idiota.

Esa ronca, firme y elegante voz con la que hiciste un análisis de mi nombre sentadas por primera vez en nuestro parque.

Tu voz entrecortada con la que susurrabas desesperada mi nombre en lo más alto de tu libido, mientras enterrabas tus uñas en mi espalda y apretabas mi cabeza para que no dejara ni un segundo de amar el universo de placer que tenías entre tus piernas nuestra primera vez.

Tampoco olvidaré esa vocecita tan dulce con la que me invitaste a amarte, aunque yo ya lo hacía. Estabas tan nerviosa y fuiste tan valiente, de hecho eres la mujer más valiente que conozco ¿cómo no iba aceptar ocupar un lugar privilegiado en tu corazón? Si eres el sueño de cualquiera.

La voz tan radical y energúmena con la que me hablaste como nunca lo habías hecho en nuestra primera pelea. Lo imbécil que fui al quererte sumergir a priori a un mundo que era desconocido para ti.

MISS VAUSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora