Alma libre

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Fue la primera noche después de una larga semana; de desvelos y de sueños locos no realizados que Alex pudo dormir tranquila, relajada, o al menos lo intentó. Aparentemente sus amigos y compañeros de casa tenían una dura discusión que penetraba las paredes de su cuarto.

Piper por su parte era la chica más feliz del mundo se levantó muy temprano, salió a correr al parque donde se había encontrado varias veces con su preciosa profesora, disfrutó de los primeros rayos del sol viendo caer las hojas del otoño que pronto se irían. Ahora esa época del año tenía otro significado para su vida, ya no iba a ser recordado con nostalgia sino con alegría, porque en otoño se enamoró por primera vez.

La rubia llegó al hospital, tenía guardia el fin de semana, estaba esparciendo felicidad a todo el mundo con una contagiosa y dulce sonrisa.

— ¡Piolín, cuanta felicidad! ¿no me digas tu madre por fin acepto que ya no tienes siete años?

— ¡No idiota! no es por mi madre que estoy feliz, es porque estoy enamorada, Red.

— ¡Ay no por Dios, regresaste con esa idiota! — reviraba los ojos Red caminando por los pasillos junto a Piper.

— No, no es Maritza, ¡ashh! ¿porque todo el mundo me habla de Maritza? Es Alex... — susurró sonriendo, mientras decía el nombre de su profesora.

— ¿Estas enamorada de verdad, Chapman? ¡Wow me alegro por ti! y por Alex, bueno y ¿ella lo sabe?

— Sí, pero no se lo he dicho formalmente, hay mucho que no te contado, esta última semana, Red no sabes... — saltaba de felicidad la rubia.

— ¿Qué ha pasado esta última semana, señorita? ¿Qué pasa contigo? No le llamas, no le contestas las llamadas a tu madre, siempre huyes de mí y prefieres a Red — las interrumpió alterada Carol.

— ¡Uy que resentida, querida! — reviró los ojos Red.

— Mamá, ahora no, la gente está viendo.

— Ok, vamos a mi oficina tenemos que hablar, Maritza está muy mal por tu culpa.

— ¡Vez, es siempre lo mismo! Maritza — miró resentida a su madre — ¡me largo! Red, te espero en ginecología — gruñó Piper y luego se fue.

— Carol, Piper es tu hija, no Maritza ¿quieres que tu hija confié en ti? confía en ella, Piper ya es una mujer que toma sus propias decisiones.

— Solo le iba a decir que la próxima semana viene su padre...

Era lunes después de la clase de Alex en el aula B15. Había sido el día más difícil desde que se dedicaba a la docencia, se sentía nerviosa, ansiosa, feliz. La joven rubia no le apartó la mirada durante toda la clase. Alex se puso a pensar en cuantas veces no había hecho y ella no se daba cuenta.

— ¿Piper, quieres quitar tu vista del trasero de Miss Vause? — susurraba revirando los ojos Nicky.

— Euhhh... no le estoy viendo el trasero, Mechas solo estoy atenta a lo que escribe en la pizarra.

— Últimamente estas como más relajada, con un brillo especial ¿qué pasa contigo Chapman? — cuestionó curiosa la pelirroja.

— ¡Estoy enamorada, idiota! y solo diré que encontré a la mujer por la que esperé toda mi vida.

— ¿Ya tienes una novia? ¿Y Maritza? ¿Quién es? ¿Cuéntame Chapman?

— "La belleza que atrae rara vez coincide la belleza que enamora" Ortega y Gasset — Movió los hombros, mientras rodaba los ojos — Maritza solo es bonita, ahora llegó a mi vida alguien que si me llena el alma.

MISS VAUSE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora