Capítulo 7. El baile.

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"Hay veces que el silencio es la respuesta más inteligente". – Arthur Golden.

Canción sugerida: Black mambo – Glass Animals.

Juliana.

Después del almuerzo, regresamos a la oficina, nos pasamos toda la tarde alrededor de los numerosos documentos y hojas de cálculo. Al estar con ella ni siquiera podía concentrarme en los informes, su perfume inundaba mis pulmones y su mirada constantemente pasaba de las hojas hacia mi dirección, haciéndome sentir algo intimidada.

Su hermoso perfil hacía que pensara cosas que no debía, esa mujer era intoxicante y hermosa. Podría ser una locura de mi parte, pero a veces cuando ella me miraba pareciera que fuese de la misma manera en la que miraba a Jul, con esa intensidad y ese deseo. O tal vez fue solo mi subconsciente que estaba jugándome una mala pasada.

– Podemos entregarles los planos del año pasado también – sugiero y coloco unos papeles en su escritorio.

Ya pasaban las ocho de la noche. – Sería una gran idea, ¿No crees? – dijo ella recogiendo los papeles.

Escuché unos débiles golpes en la puerta, y entonces pude ver a Isaac. Él poseía una mirada seria y fría. – Juliana, ¿Puedo hablar contigo? – inquirió.

No sé si golpearlo en la cara o echarlo a patadas.

Valentina lo miró durante unos segundos y luego a mí. – Isaac – intento decir.

Escucho la voz de mi jefe a mi lado. – Vaya y hable con él, señorita Valdés – me pide fríamente.

Cierro mis ojos y suspiro, asiento saliendo de la habitación. - ¿Qué pasó con nuestra cena? – cuestionó algo molesto, sin siquiera disimular un poco.

Mi mirada se endureció. – Lo siento, pero creo que no podré ir contigo – le respondo.

Movió la cabeza, poniendo las manos en su cintura con una expresión irritada. – Me estás tratando como un estúpido – refunfuña -. Me plantaste por segunda vez en el mismo día, Juliana.

Lo miro fijamente. - ¿Qué quieres que haga? – le pregunto -. No tengo más remedio. ¿Crees acaso que me gusta trabajar hasta tarde? – espeto enfadada.

Él luce aún más exasperado. – Sabes que tienes la opción de irte, ¿Verdad? – inquiere -. Esa mujer está muy mal, ¿Te está explotando acaso? – masculla.

Lo miro de forma despectiva. - ¡Baja la voz! – le pido con enfado -. ¿Quieres que te escuche? Debo hacer mi trabajo y no tienes por qué interferir en él – le contesto con furia.

Siento una presencia a mis espaldas y me tenso completamente. - ¿Hay algún problema? – la voz de Valentina está cargada de una profunda frialdad.

Respiro hondo. – No señora – intento decirle.

– Señora Carvajal, el horario de trabajo es algo inconveniente, ¿No le parece? – dice Isaac, desafiándola.

En cuanto volteo a mirar a Valentina, puedo ver sus ojos oscurecerse varios tonos, las venas de su frente marcarse y su mandíbula endurecerse. Ella inhala profundamente y luego habla. – Señor, Montgomery – su voz es un siseo venenoso -. No debo recordarle quién es la presidente de esta compañía, ¿o sí? – inquiere ella con un tono burlesco -. Debido a lo obvio, no tengo que explicarle los horarios de mi personal, tampoco que si requiero a uno de mis empleados simplemente le ordeno quedarse y se hace lo que pido, sin cuestionar. Si para usted es muy tarde, ¿Por qué sigue aquí? – masculla ella.

The Stripper - Juliantina (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora