Capítulo 48. La reina.

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"Mereces un amor que te escuche cuando cantas, que te apoye en tus ridículos, que respete que eres libre, que te acompañe en tu vuelo, que no le asuste caer. Mereces un amor que se lleve las mentiras, que te traiga la ilusión, el café y la poesía". — Estefanía Mitre.

Canción sugerida: Powerful – Major Lazer, Ellie Goulding, Tarrus Riley.

Parte II.

Valentina.

Kara salió de mi auto dándome una última mirada. Su cara estaba roja, debido a las marcas que Juliana le dejó con las uñas, también su labio estaba ligeramente cortado. Juro que me asusté mucho cuando la latina saltó sobre la mujer con semejante furia. Sabía que la sangre latina era caliente, pero no me había imaginado que también podría llegar a serlo fuera de la cama. Agité mi mano una última vez, hasta que la vi caminar a su edificio. Fue cuando encendí el auto y conduje hasta la empresa.

Después de tanto estrés, necesitaba un whiskey entre otras cosas.

Conduje a través de las silenciosas calles de Miami a esa hora, pensando en todo lo que había pasado en el club. Parecía como una escena de película, nada en este mundo hubiera podido sorprenderme más que aquello.

Cuando entré a la empresa y luego seguí hasta mi edificio, sentí un peso sobre los hombros. Me descargué sobre el sofá y miré al techo un buen rato, luego bebí una copa y seguí dando vueltas como una leona enjaulada.

Todavía sentía la ira expandirse por mi cuerpo, pero intenté mantenerme calmada.

Tomé una respiración profunda y escuché la puerta cerrarse, entonces volteé. – ¿Me tardé mucho?

Bajé mi cabeza y dejé escapar una pequeña sonrisa de mis labios. Entonces la vi, estaba ahí con su presencia altiva, luciendo más hermosa que nunca. – Llegaste en el momento adecuado.

Esas fueron mis palabras antes de empujarlas contra la pared. Jadeó profundamente cuando mis labios chocaron contra los suyos de manera agresiva, mientras una de mis manos se movía por su muslo. Iba a liberar toda mi ira esa noche e iba demostrar que nadie podía tener lo que es mío. Nuestros labios se movían con prisa y furia desde hacía unos minutos.

Abrí su abrigo de un tirón y de manera impaciente, la cargué para que envolviera las piernas alrededor de mi cintura. Su sonrisa me hizo perder el sentido y volví a estrellar mis labios contra los suyos.

Juliana dejó salir un gemido entre mi boca, su lengua jugueteo con la mía y mis manos se enroscaron en su cintura, desacelerando un poco. – Quiero follarte hasta que al caminar te duela y lo único que recuerdes sea mi nombre – aseguró.

Tomó mi rostro con una de sus manos, fuertemente. – Me llamaste perra y dijiste que nunca te inclinarías ante mí, ahora voy a enseñarte a respetarme, Carvajal – sonrío –. A respetar a tu reina.

Arquee la ceja, sintiendo como ella enroscaba sus dedos en mi cabello. Nos movimos por la oficina y sentí mi cuerpo estremecerse bajo su tacto, cuando me arrancó la ropa en un santiamén. Ambas estábamos desnudas en un par de segundos y la ropa estaba esparcida como una esfera a nuestro alrededor. – Estoy excitada y furiosa.

– Entonces hazme tuya, reina – solté, retándola.

Mi centro se contrajo y ella me volteo con fuerza, forzándome a darle la espalda. Moví mi cuello a un lado, dándole acceso. Deslizó sus manos por mi cintura, hasta que tuvo sus manos en mis pechos, jugueteando con mis pezones, masajeándome con fuerza. – Oh, amor.

The Stripper - Juliantina (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora