Capítulo 43. El Vuelo.

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"Se puede estar convencido de querer algo -durante años-, si se sabe que el deseo es irrealizable. Pero si de pronto se encuentra uno ante la posibilidad de que ese deseo se convierta en realidad, solo se desea una cosa: no haberlo deseado". - La historia interminable, Michael Ende.

Disfruten de este increíble capítulo. 

Canción sugerida: Shawn Mendes – Dream.

Juliana.

Sentí una brisa fresca recorrer mi cuerpo, apreté mis ojos mientras deslizaba mi mano sobre la cama en busca de una sábana, o mejor, del cuerpo de Valentina para calentarme. Pero el intento fue lamentablemente un fracaso. Con cierta dificultad abrí los ojos, mirando la cama vacía. ¿Dónde estaba Valentina? Me tapé con la sabana para protegerme del frío, después de todo yo aún estaba desnuda debido a los acontecimientos anteriores. Cuando vi a Valentina en el balcón, inclinada sobre el barandal.

Entrecerré los ojos en su dirección y me di cuenta que Valentina estaba sumergida en sus pensamientos. Volteo su cara y dejó escapar una bocanada de aire, dejando el humor salir. Estaba fumando, odiaba el hecho de que ella fumara. Solo lo hace cuando esta tensa o enojada. Me senté en la cama sintiendo mi cuerpo un poco adolorido, en concreto donde Valentina se centró más aquella noche. Pero no me molestaba, todo había sido increíblemente maravilloso, nuestra vuelta de la huelga fue en grande y agradable.

Coloqué mis piernas fuera de la cama, dejando que solo las puntas de mis pies toquen el frío suelo. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero me levanté. Me envolví en la sábana blanca y caminé en dirección de mi mujer. Tenía que confesar que Valentina estaba jodidamente sexy aquella noche. Su cabello estaba levemente despeinado, cayendo como una cascada hermosa por su espada. Ella solo llevaba un baby doll azul oscuro, tan corto que podía ver su trasero, tan corto que podía ver su trasero. No sabía qué hora era, pero el cielo aún estaba oscuro y la noche estaba muy fría. Caminé con pasos muy lentos y Valentina ni siquiera percibió mi presencia, hasta que abracé su cuerpo. Valentina estaba de pie en el mismo lugar, respirando profundo. Le di un pequeño beso en el hombro, donde después apoyé mi barbilla.

– ¿Insomnio?

– Sí, y demasiados problemas en mi cabeza – dijo de forma seria.

Suspiré y apreté más mi brazo, dejando que mi mano deslizara por su abdomen plano, en una suave caricia. Podría escuchar nuestras respiraciones débiles con el silencio que hacia allí. – Relájate bebé, todo va a estar bien.

Valentina no respondió, se quedó en su lugar. Parecía muy molesta y distante. Solté su cuerpo y se volteó hacia mí. Sintiendo un escalofrío por todo mi cuerpo al mirar sus ojos que se mostraban fríos y enojados.

– ¿Qué está pasando, mi amor?

Pregunte cogiendo su rostro con mis dos manos. Valentina desvió su mirada y negó con la cabeza. – Nada.

– ¿Cómo que nada, Valentina? – inquirió –. Estás extraña.

Ella no respondió, solo me miró con sus ojos azules penetrantes. – Ven a la cama conmigo, te hago mimos, mientras tratas de dormir – dije tratando de darle unas suaves caricias a su rostro, pero ella desvió su rostro de mí.

– Val, ¿Me puedes decir cuál es el problema? – pregunté, mientras la tenía pegada a mi cuerpo.

Ella me miró de frente, con una mirada tan fría que tenía miedo. – ¿Desde cuándo me estás engañando?

– ¿Qué? – dije rápidamente, sin entender la pregunta.

Mi cerebro tardó unos segundos en creer lo que ella estaba preguntándome. ¿Engaño? ¡Por Dios!

The Stripper - Juliantina (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora