Capítulo 17. Familia Carvajal.

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"Algún día podré regalarte el mundo... Solo espera un poco, es difícil de envolver". – Daniel S. Park.

Canción sugerida: Taylor Swift – Blank Space.

Valentina.

Miraba por la pequeña ventana del avión, podía observar como nos filtrábamos entre las nubes y el paisaje me hechizaba completamente. Hacía un largo tiempo no me sentía tan inquieta de la idea de compartir con mi familia como en este momento. Pensé que podría salvarme, pero la idea de fallarle a Bianca, no me gustaba para nada. Amo a mi familia, lo hago profundamente, con sus pro y sus contra, sin embargo, me perturba compartir con ellos más tiempo del necesario. Desde mi infancia muchas cosas han cambiado, mis bases y mi puerto seguro, ya no era tan fuerte. Ya no podía soportar ciertas cosas que antes parecía pasar por alto.

Odiaba sentirme débil y frágil, pero inevitablemente cuando estaba con mi familia, me sentía así todo el tiempo. En cualquier momento podía colapsar y eso estaba en contra de mi naturaleza controlada. Siempre quería ir un paso más adelante, premeditar las variables, sin embargo, en mi hogar eso no era posible, porque todas las personas que habitaban la mansión Carvajal, son mi debilidad.

Haría mi mejor intento por huir, así me costara muchísimo. Esta vez tendría a alguien que me ayudaría a salir de ahí.

Miro a Juliana de soslayo, apacible y entretenida revisando mi agenda. – Usted tiene reuniones importantes el lunes.

Me giro a mirarla, su rostro denota cansancio y aún así estaba absurdamente bonita, más de lo usual. Por increíble que parezca, estaba comenzando a acostumbrarme a su presencia, a su dulzura incondicional. Yo siempre me acostumbré a ser reservada y por increíble que parezca, no me importaba mucho lo que dijeran de mí al llevar a Juliana a casa. Estoy segura que mi familia pegará el grito en el cielo, pero confiaba en ella.

Ella era la salida perfecta de aquel lugar, Juliana ahora era mi mejor compañía; su presencia irradiaba luz, una energía positiva que me hacía bien. Todo lo que yo necesitaba en mi día a día. Tal vez con ella yo era diferente, me sentía más relajada, como si supiera que ella no me haría daño.

Arquee la ceja. - ¿Tengo? – inquiero -. ¿Con quién? – cuestiono.

Ella continúo deslizando los dedos sobre la pantalla del IPad pasando los compromisos de mi agenda. – Con algunos interesados de Brasil. Quiero conocer sus servicios – dice.

Arqueo la ceja. - ¿Brasil? – digo sorprendida -. Eso es genial.

Tiene unas facciones tan bonitas. – Sí – sonríe, tiene también una bonita sonrisa -. ¿Ya pensó en construir una sucursal brasileña? – inquiere.

Niego con la cabeza. – Nunca había pensado en ello – admito -, pero es una buena idea – concuerdo -. Vamos a trabajar duro para ellos, ¿Está bien? – ella asiente.

– Puede contar conmigo, señorita.

¿Ella nunca iba a perder esa costumbre de llamarme señorita?

La miré con una expresión severa. - ¿Qué pasó? – pregunta.

Aprieto la mandíbula. – Deja de llamarme señorita, Juliana.

Parece avergonzada por su propia equivocación. – Lo siento, Valentina.

Le sonreí y ella me sonrío de vuelta. Volvió a mirar el dispositivo en sus manos. No entendía lo que Juliana tenía que me hacía sentir tan cómoda con ella, tanto así que sentía la tentación de dejar de lado toda nuestra relación profesional y simplemente ser su amiga.

The Stripper - Juliantina (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora