Capítulo 8. El beso.

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"No puedo concretar la hora, ni el lugar, ni la mirada, ni las palabras que pusieron los cimientos de mi amor. Hace bastante tiempo. Estaba ya medio enamorado de ti antes de saber que te quería." – Jane Austen.

Canción sugerida: Kiss me - Ed sheeran. 

Valentina.

En la oscuridad de mis ojos, deslice mis manos sobre su rostro delicado que estaba libre de aquella mascara negra que llevaba puesta momentos antes. La bailarina tenía rasgos delicados y sensuales, su rostro era fino y cincelado. Arrastré mi pulgar por su rostro hasta llegar a sus labios carnosos. Ella permaneció inmóvil ante mi tacto, dibujé su cara con la yema de mis dedos.

– Eres hermosa, Jul – susurro con la voz ronca.

Ella sonrío, estábamos tan cerca que podía sentir su aliento caliente golpeando contra mi rostro. Ella se acercó mucho más, ya sabía lo que pasaría.

Luego de eso, lo sentí. Choques eléctricos recorrieron mi espina dorsal ante el tacto de sus labios contra los míos. Su toque era cálido, suave. No tenía manera de explicar la sensación de que ella me dio con un simple gesto. Succioné su labio inferior pidiendo paso a profundizar nuestro beso.

Jul entreabrió su boca, dándome acceso total, serpenteaba mi lengua sobre la de ella lentamente, y con un rápido movimiento, acerqué su cuerpo al mío de forma posesiva, mientras mis labios succionaban con su lengua majestuosamente. Su beso era como probar una bebida alcohólica con cereza, embriagadora, delirante y muy dulce. Sus manos fueron a mi cuello llevándome más cerca, mientras que me arañaba lentamente con sus uñas.

Todo el lugar emanaba deseo y lujuria. La música, el beso. Pase la punta de mi lengua alrededor de sus labios, entonces la succionó logrando que empujara su cuerpo a la pared, acercándola más a mí. Estaba perdida en una placentera oscuridad con tan solo un beso. Como el beso iba terminando, Jul haló mi labio entre sus dientes haciéndome gemir, para luego tomar mi boca en un beso más intenso y salvaje.

No quería soltar a esta mujer, no quería que se acabara este momento.

Ahora he sujetado su cintura firmemente, así uniéndola más a mí, si es que eso fuese posible. Mi cuerpo estaba en llamas, el instinto animal de hacerla mía era tan grande. Abrí su traje para tocar su piel tersa y cálida. Descendí mis besos hacia su cuello, pasando mi lengua sobre su punto sensible. Puede que no pudiera ver, pero sentía cada resquicio de su piel, la imaginaba en mi mente y mi boca trazaba besos hambrientos por su cuello. Ella se estremecía ante mis caricias al igual que yo, mi cuerpo reaccionó a cada toque de su cuerpo.

– Valentina... - la oí susurrar en mi oído, su voz excitada como la mía.

No me detuve. Descendí mis dedos a través de su columna vertebral, yendo abajo a su voluminoso trasero, clavando mis uñas con facilidad, mientras hacía un camino de besos por el cuello hasta el lóbulo de su oreja, donde rápidamente mordí haciéndola gemir. Apretaba sus dedos entre las hebras de mi cabello, causando un dolor placentero.

Pero luego, ella se alejó provocando que me detuviera. Pude sentir su pecho subir y bajar en una pesada respiración, jadeante.

Acerqué mis manos a mi rostro para quitar el pañuelo, para darme cuenta que Jul ya se había colocado su máscara. Vi una sonrisa provocativa en su boca. – Me tengo que ir – habló todavía jadeando.

Nos observamos tan intensamente, sin perder el campo de visión. - ¿Qué pasa? ¿Debe ser ya? – inquiero -. Quédate conmigo – le pido.

Su expresión es pétrea, no puedo leerla en absoluto. – No puedo – responde.

The Stripper - Juliantina (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora